Yelena se veía en frente del espejo con una sonrisa emocionada, aplaudiendo y dando saltitos. A Natasha le enternecía verla tan feliz, y se veía preciosa en el vestido blanco con detalles dorados y de manga larga que le había comprado para el baile de máscaras que Melina había organizado para celebrar que habían tomado control de Jersey y Filadelfia. El vestido de Yelena no le cubría las placas de metal en el cuello y hombro y a ella no parecía importarle. Yelena parecía una princesa, y eso era ante los ojos de Natasha.
—Oh, demonios...—Nat gruñó mientras que se agachaba y veía debajo de la cama.—¿Mentita? ¿Goose? ¿Alpine? Vengan, gatitos, gatitos, gatitos...—Miró a sus alrededores y gruñó frustrada.—No puede ser, ¿a dónde se fueron esos tres? Normalmente no se escapan.—Yelena le dio un toque en el hombro para que la viera, y le mostró su pizarra. "De seguro ya volverán, y si no lo hacen yo misma mandaré a un equipo a que los busque. Tú relájate, y ve a prepararte."
Natasha no tenía humor alguno para ir a un baile, y en realidad no tenía que hacerlo, después de todo, el ir era solamente obligatorio para los ciudadanos del Imperio, no para los Siniestros, y, después de todo, ella era una Siniestra, pero Yelena quería ir al baile y estaba muy emocionada de hacerlo (era su primer baile no desde que había recuperado sus memorias, si no en toda su vida.), y Natasha sentía que debía estar ahí con su hermana. A pesar de que había pasado más de una semana, Yelena todavía no se adaptaba a su nuevo cuerpo de mujer de treinta años, o a su nueva realidad, y tenía la mentalidad de una niña de trece. Antes de que todo acabara para las tres hermanas, Natasha era la que cuidaba de Yelena todo el tiempo, la había cuidado desde que la rubia era una bebé, a pesar de haber tenido diez años en ese entonces, mientras que Melina se encargaba de cosas relacionadas con ser la siguiente en la línea para ser líder de Hydra, así que siempre había sido así, Natasha siempre había cuidado de Yelena, quien había sido, y todavía era, dependiente, inocente, y, en ocaciones, ingenua. Y Nat temía que alguien terminara aprovechándose de aquellos rasgos si dejaba que Yelena fuera sola al baile.
Su vestido era completamente negro al igual que su máscara y el collar de perlas que decoraba su cuello. Estaba segura que jamás volvería a usar algo que no fuera negro, como una muestra de su luto eterno ante la muerte de su hijo. Cuando Natasha y Yelena salieron del departamento fueron recibidas por un chofer en una limusina que las llevaría a la mansión de Melina, en donde sería el baile. Aquella bella y lujosa mansión solía ser la de el alcalde de Nueva York, pero ahora era el hogar de la Emperatriz de Hydra.
Aunque Natasha creía haber escuchado a Melina mencionar planes de derribar el ayuntamiento y construir un palacio. De verdad se estaba tomando en serio esto de ser Emperatriz.
Llegaron a la mansión de paredes pintadas de crema, y al mismo tiempo que ambas salían de la limusina se pusieron sus máscaras, Yelena sin ocultar su alegría y Natasha ocultando su profunda tristeza.
La fiesta ya había empezado, habían personas usando bellos vestidos y elegantes trajes que combinaban con sus máscaras, de las cuales había de todo tipo: desde máscaras como las de un bufón hasta máscaras con apariencias de animales. Un mesero extendió hacia Nat y Lena una bandeja con aperitivos y ambas negaron con la cabeza sonriéndole. Melina fue hacia ellas, usando un vestido rojo apegado al cuerpo con guantes hasta el codo negros y una máscara negra con detalles rojos. Rojo y negro, los colores de Hydra.
—¡Mis queridas hermanas! Están preciosas.—Melina las vio con una enorme sonrisa. Yelena sonrió con emoción y abrazó a Melina, quien pareció ocultar su enojo ante aquel acto.
Apenas habían llegado y Natasha ya se sentía asfixiada, quería salir corriendo de ahí y encerrarse en el departamento, pero se mantuvo al lado de Yelena durante el resto de aquel horroroso baile, mientras que tuvo que fingir sonrisas ante los comentarios de Melina y los ciudadanos quienes, asustados, venían hacia ella a expresarles palabras de admiración y respeto, obviamente para no hacer enojar a Melina. La única vez en toda la noche en la que llegó a sentirse un poco alegre fue cuando tuvo un pequeño baile con Yelena, quien radiaba de alegría y parecía gustar de la atención que estaba recibiendo.
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Equipo Catástrofe [#3]
Fanfiction[SAGA "ROMANOFF", LIBRO #3] Puede que Peter y MJ hayan vencido a Black Cat y a Kraven el cazador... ¿pero estarán listos para ser los líderes del más nuevo equipo de superhéroes en la ciudad? Los Young Avengers han llegado, y éste equipo de jóvenes...