Una parte de ellos

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Natasha suspiró viéndose en el espejo. El hombro en el que tenía la herida de bala estaba cubierto por vendas. En su reflejo, vio a Yelena detrás de ella, quien, preocupada, le preguntó usando señas "¿Estás bien?"

«¿Física o emocionalmente?»

—He estado peor.—Quiso encogerse de hombros, pero el hombro izquierdo todavía le dolía. Se asomó por la ventana y jadeó al llegar a ver a Vulture y a Doc Ock afuera, vigilando el vecindario.—Demonios...

Después de que aquellos agentes fueran encontrados muertos el día anterior, Melina además de ordenar que se duplicara la seguridad por toda la ciudad también le había ordenado a los demás Siniestros que hicieran patrullaje afuera.

Pero ellos no tenían razón para desconfiar de ella, ¿cierto? Después de todo, hasta donde ellos sabían, ella era una de ellos.

Nat tomó su abrigo y se lo puso, dirigiéndose hacia la puerta.

—Lena, quédate aquí y cuida de los gatitos. Debo ir a hacer algo. Cuando vuelva podemos ver una película si quieres.—Yelena corrió hacia ella y la tomó del bicep, Natasha la vio mientras que la jalaba un poco para alejarla de la puerta.—¿Qué sucede?

Yelena se mostró un tanto nerviosa, y sacó de su bolsillo un collar de cadena dorada con un medallón en forma de óvalo. Lo puso encima de las manos de Nat, quien, confundida, lo abrió, y luego jadeó, sintiendo que su estómago se hundía.

En la primera parte adentro del medallón, había una foto de Peter, tomada el año pasado. Era su foto escolar, en donde mostraba una encantadora sonrisa de lado, guiñaba un ojo y hacía cuernos con una mano, tenía su cabello lo suficientemente largo como para peinarlo hacia atrás y con las puntas pintadas de rojo, y aquel día se había puesto delineador en los ojos y sus mejores piercings postizos en las orejas. Tan Peter... su Peter... sus ojos se llenaron de lágrimas viendo la foto, y jadeó notando que en la otra parte del medallón había un pequeño rizo castaño perteneciente a Peter el cual ella había cortado y pegado a uno de sus álbumes de fotos (¿por qué? Creía que era algo que las mamás hacían.).

Natasha miró a Yelena soltando un sollozo. Yelena le sonrió. "Lo hice para ti... encontré la foto y el mechón en el álbum de fotos. Por favor no te molestes conmigo por haberlos tomado, pero, creo que, de una forma, ahora siempre llevarás parte de él contigo..." dijo haciendo señas, y Nat la interrumpió abrazándola fuertemente. Sollozó encima del hombro de Yelena, le besó la mejilla a su hermana, y luego se puso el collar, tomando el medallón y plantando un beso encima del metal.

—Gracias... muchas gracias, mi querida Lena...—Suspiró, y guardó el medallón debajo de su camisa. Ahora, era como si tuviera parte de Peter cerca de su corazón.

Le dio a Yelena un último abrazo y beso en la mejilla antes de irse. Se limpió las lágrimas mientras que estaba en el elevador y tras salir del edificio y empezar a caminar por la acera, bufó cuando Doc Ock se inclinó hasta llegar a su altura al mismo tiempo que seguía caminando con sus tentáculos.

—¿Va a un lado, Madame Romanoff?

—¿Es eso asunto suyo, señorita Osborn?

Liv rió entre dientes.

—¿Sabe? Agradecería que se nos uniera al patrullaje.

—¿Qué no escuchó? Tuve un accidente, y Madame Emperatriz me dio el resto de la semana libre.—Vio a Liv con una sonrisa de fingida amabilidad, deseando poder borrar aquella sonrisa de científica loca del rostro de la contraria.

—Pues para cuando se termine su descanso, debería saber: mi querido padre fue tan amable de dejar que la torre Osborn sea nuestra nueva base de operaciones. Ahora todas las reuniones se realizarán ahí.

—Es bueno saberlo...

Natasha sintió que podía respirar otra vez cuando Liv por fin la dejó en paz, volviendo a vigilar el Imperio junto con el resto de los siniestros. Llegó a la casa de Jessica y Luke y tras tocar la puerta ésta fue abierta por Jessica. Estaba igual que la última vez que la había visto hace unos tres días, pero ahora ella llevaba algo alrededor del cuello: un pequeño frasco con una tapa de corcho atado a un listón negro, y dentro del frasco había algo de color oscuro que parecía un tipo de polvo, o...

Natasha sintió un escalofrío al darse cuenta de qué era aquello dentro del frasco. Se aclaró la garganta, y del bolsillo de su chaqueta sacó un sobre con dinero el cual se lo dio a Jessica.

—¿Cómo está Morgan?

—Se encuentra durmiendo ahora, y durante los últimos días se ha portado muy bien. No llora, no se queja, casi no habla... pero me he encargado de que coma bien y se vaya a la cama a la hora correcta.

—Es una buena niña...—Nat suspiró, y apretó los labios. Una vez más, vio el frasco que Jessica llevaba como un collar, y no lo consideró raro, si no que entendió. De la misma forma que ahora ella llevaba una parte de Peter con ella, Jessica llevaba una parte de MJ consigo.—Volveré en unos días para darles más dinero, ¿de acuerdo?

Jessica no respondió, y Natasha se dio la vuelta y empezó a irse, cuando de repente sintió la fría mano de Jones alrededor de su muñeca. Volteó, y vio los ojos de Jessica, rojos por tanto llorar, y llenos de desesperación.

—¿Ella sufrió?—Jessica jadeó, y Nat sintió un apretón en el pecho.—Por favor, debo saberlo... ¿MJ sufrió antes de morir? ¿Sintió dolor?

Nat apartó la mirada y debatió qué decirle  aquella rota mujer. El estómago de MJ había sido empalado por una lanza—la lanza de una de sus compañeras de equipo, ni más ni menos.—, y tras caer de aquel techo al haber recibido el golpe lentamente se había desangrado... había sido una muerte lenta y dolorosa la cual ella no había merecido.

Ninguno de ellos lo había merecido.

—No...—Nat mintió. Era su especialidad últimamente. Suspiró y miró a Jessica con tristeza.—Su muerte fue rápida. No sufrió.

Jessica soltó un jadeo combinado con un sollozo, soltó la muñeca de Nat y se tapó la boca con la mano y un reflejo de alivio, y algo de paz, pasó por sus ojos. Natasha exhaló y se fue antes de que Jessica la viera llorar.

Pasó por una florería y compró un ramo de dalias negras, para luego dirigirse a un cementerio en Queens. Caminó entre las tumbas hasta llegar a dos que estaban alejadas, pero al lado de la otra.

Odiaba a Melina, la odiaba con pasión, como nunca antes había odiado a alguien, pero... estaba agradecida de que le hubiera permitido organizar un pequeño funeral para Peter y MJ. Ahora, ambos tenían dos tumbas juntas. Nat supuso que así lo hubieran querido ellos, teniendo en cuenta lo mucho que se habían amado. También quiso darles funerales a Harley, Kamala, Gwen y Shuri, pero Melina no se lo permitió, describió el hacer eso como "una traición hacia el Imperio".

Para ella todo era una traición hacia el Imperio.

Nat suspiró mientras que se arrodillaba en el césped, en frente de ambas timbas. Dividió el ramo de dalias en dos partes iguales y las puso en las tumbas.

—Ha pasado más de una semana, pero... todavía duele... jamás dejará de doler...—Ocultó su rostro entre sus manos y sollozó fuertemente, sintiendo un apretón en el pecho.—Los quise mucho a los dos... jamás... jamás quise que terminara así...—Sacó el medallón de debajo de su camisa y lo apretó alrededor de su palma. Pasó un largo tiempo llorando arrodillada en el césped en frente de las tumbas de su hijo y la chica que había visto como su hija.—S-Solo espero...—Inhaló y exhaló.—que ahora ustedes dos estén en paz... por lo menos... ya nada ni nadie puede lastimarlos... especialmente yo...

Se limpió las lágrimas, y besó dos de sus dedos, para luego pasarlos por la piedra de las lápidas. Suspirando, se levantó, y empezó a caminar lejos del cementerio, de las tumbas, sin saber que estaba siendo observada.

Equipo Catástrofe [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora