Reflejo

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Mary Jane y Liz de verdad no podían creer que se encontraban en La Balsa ahora que Hydra había tomado control y los Avengers eran prisioneros.

—Por aquí, señoritas.—La mujer que se había presentado ante ellas como Iron Maiden les dijo mientras que las guiaba por un pasillo.

El pasillo las llevó a un entrepiso que mostraba el comedor de la prisión, y Mary Jane y Liz jadearon fuertemente parando de caminar para poder ver: las personas que trabajaban para Melina estaban matando a los prisioneros y guardias de La Balsa, uno por uno, y lanzando sus cuerpos por una ventana para que fueran llevados por el agua que rodeaba la prisión.

Liz creyó ver a su padre entre la fila de los presos que esperaban para ser el siguiente. Tomó aire, lo ignoró y ella y Mary Jane siguieron a Iron Maiden.

—Estos son los dormitorios.—Anunció la mujer cuando llegaron.—Escojan el que quieran, después de todo, tenemos muchas vacantes.

—Sí, señora...—Mary Jane respondió intentando no sonar un poco nerviosa.

Iron Maiden les sonrió y se fue por el pasillo al mismo tiempo que de una de las habitaciones salía un hombre blanco y de corto cabello castaño, el cual parecía enfermo de alguna forma y murmuraba algo mientras que caminaba al lado de Liz y Mary Jane. Ambas se vieron entre sí extrañadas, intentaron ignorarlo y entraron a uno de los dormitorios que estaban a la mitad del pasillo. Supusieron que aquellos eran los dormitorios de los guardias de La Balsa, ya que se encontraron encima de la silla de un escritorio una chaqueta que formaba parte del uniforme de los guardias.

Liz cerró la puerta mientras que Mary Jane se quitaba los guantes de cuero que formaban parte de su traje (o, mejor dicho, el traje de Felicia.) y que le daban sus garras, y los puso encima de una cómoda, mientras que Liz se quitaba el arnés de alas y lo dejaba contra una pared, para luego quitarse su máscara de boca en forma de pico y dejarla al lado de los guantes de Mary Jane en la cómoda.

—Mary...—Liz dijo mientras la tomaba de la mano, y con la otra mano le acariciaba la mejilla. Mary Jane le sonrió y Liz puso sus manos detrás del cuello de Mary y se puso de puntillas para poder besarla. La pelirroja besó a la morena mientras que se besaban, y caminaron hasta casi tropezar contra un mueble. Ambas rieron y Mary Jane se sentó en el borde de la cama, y tomó a Liz de la cintura para poder sentarla encima de sus piernas. Le acarició la mejilla a Liz cuando volvieron a besarse.

Y la verdad era que adoraban besarse. Se habían convertido en adictas a los labios de la otra. Habían tenido su primer beso un día mientras que planeaban su próximo robo, en la cocina del departamento de Mary Jane, mientras que las madres de ésta estaban en un viaje de trabajo. Mientras que Liz revisaba los planos de una joyería para poder ver cuál sería la ruta de entrada más segura, no notaba que Liz la estaba viendo embelesada, como si intentara memorizar cada rasgo de su rostro. Mary Jane sintió que ya no podía aguantarlo, así que rodeó la isla de la cocina, se puso detrás de Liz sin que ésta lo notara, y acomodó el largo cabello de Liz encima de uno de sus hombros para plantarle un beso en la parte de atrás del cuello.

Liz soltó un sonido que pareció ser una combinación entre un jadeo y un chillido, Mary Jane la sintió tensarse y Liz volteó y la vio con el rostro completamente rojo mientras que tragaba saliva. Mary Jane puso sus manos encima de la cintura de Liz y ésta no se negó, también puso sus manos en la cintura de la pelirroja, y Mary Jane sonrió maliciosa para luego romper la distancia entre la dos y, por fin, besar a Liz Allan.

—Mary...—Liz susurró ahora, cuando se separaron para poder tomar aire.—Mary, déjame verla, por favor...

Mary Jane sintió un escalofrío.

—¿A-A quién te refieres?—Preguntó sintiéndose nerviosa.

—Sabes a quien me refiero...—Liz hizo ojos de cachorrito.—Por favor, Mary, quiero verla...

Mary Jane se estremeció como Liz lo había hecho cuando tuvieron su primer beso. Bajó la mirada y con cuidado acomodó a Liz para que é ésta quedara sentada encima de la cama, se levantó y se acercó a la cómoda en la que había un espejo, viéndose en el reflejo.

Nunca le había mostrado a Liz su forma Skrull porque odiaba usarla. Cuando hizo su video de confesión había sido la primera vez en mucho tiempo que había usado su forma Skrull y se había jurado a sí misma que jamás lo volvería a hacer. Se odiaba a sí misma por ser una Skrull, y deseaba poder ser una simple humana como Liz y las demás chicas de Midtown quienes no eran feas alienígenas verdes con el poder de tomar la forma de otras personas.

Mary Jane, usando su forma actual, era hermosa. Y no quería renunciar a esa belleza para volver a verse como una cosa verde. Ni siquiera había vuelto a tomar su forma Skrull cuando le reveló a Liz lo que era en realidad, aquel día solo le hizo una demostración de sus poderes primero tomando la forma de Liz y luego la de la muerta Felicia. Y después de eso tuvo que ayudar a Liz después de que se desmayara.

Liz se levantó de la cama, se acercó a Mary Jane, la abrazó por detrás y apoyó su mejilla encima del hombro de la pelirroja. Mary Jane tomó aire, cerró los ojos, y lentamente cambió su forma, volviendo a su verdadera forma. La que no era la de una chica muerta.

Cuando abrió los ojos y se vio en el espejo, odio lo que veía. Odiaba su piel verde, las facciones de su rostro, sus ojos oscuros y sus orejas puntiagudas. También vio el reflejo de Liz en el espejo, la expresión de sorpresa que ésta tenía y temió, después de todo, ¿quien quisiera relacionarse con una fea alienígena verde? No se sorprendería si Liz en ese mismo momento terminara con ella.

Pero se sorprendió al ver el brillo de maravilla en los ojos de Liz mientras que la veía. Liz abrazó fuertemente a Mary Jane por detrás, y ésta, sintiendo las lágrimas acercarse a sus ojos, volteó y vio a Liz apretando los labios. Liz acercó sus manos y le acarició las mejillas, soltando un jadeo embelesado.

—Eres hermosa, Mary.—Mary Jane rompió en llanto y Liz volvió a abrazarla.—Santo cielo, eres tan hermosa, eres bellísima...

A Mary Jane le habían dicho que era hermosa muchas veces en su vida, incluso antes de que renunciara a su forma anterior para crear la nueva identidad de Mary Jane Watson basándose en la forma de aquella chica que encontró muerta en el callejón de Feast, pero esa era la primera vez que le decían que era hermosa mientras que era su verdadera yo, aquella que había odiado y rechazado toda su vida.

También era la primera vez que se sintió verdaderamente amada, no por cómo se veía, si no por quien era. Y supo que el amor de Liz era real, y el único que necesitaba en su vida.

—Lizzie...—Sollozó encima del hombro de la morena. Liz tomó el rostro de Mary Jane entre sus manos, le limpió las lágrimas, y volvió a besarla.—Lizzie...—Jadeó.—Yo... te amo...

A pesar de que era claro que ambas lo sentían, era la primera vez que alguna de las dos lo decía en voz alta.

Liz sonrió ampliamente. Mary Jane notó que a ella también empezaron a llegarle lágrimas. Se vieron entre sí con los ojos llenos de devoción hacia la otra.

—Yo también te amo, Mary Jane.

Equipo Catástrofe [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora