Equipo Catástrofe [#3]

Imperio

Melina encontró a Natasha y a Yelena tras seguir los sonidos los horrendos gritos y sollozos de parte de la pelirroja. No sintió nada cuando vio a Natasha y a Yelena llorando al lado del cuerpo de Peter.

—Levántense, ustedes dos.—Le dijo a las dos mientras que se acercaba. Yelena la vio sorprendida, y Natasha siguió abrazando a Peter mientras que lloraba de manera inconsolable.

—Mi bebé... mi niño...—Susurró de manera débil, mientras que acariciaba el rostro pálido de Peter.

Yelena se levantó y, apenada, vio a Melina. Empezó a usar lenguaje de señas ya que no tenía consigo su pizarra.

—Por favor, démosle un momento... él era su hijo...

—¿Y? Ni siquiera tenían la misma sangre.

Natasha de repente dejó de sollozar y abrazar a Peter para ver a Melina con los ojos llenos de veneno.

—¡¿CREES QUE ESO ME IMPORTÓ?!—Gritó sin dejar el lado de Peter, y volvió a soltar un enorme sollozo.—No se suponía... que iba a ser así...

Melina la vio con una ceja alzada. Yelena no pudo evitar soltar unas lágrimas.

—¿Y tú por qué lloras?—Melina le susurró a Yelena entre dientes.—Ni siquiera lo conocías.

«¡Él era mi sobrino y el tuyo también! ¡Nuestra hermana lo amaba!» Yelena quiso gritar. Odiaba el ya no tener su voz.

—Vamos, Natalia, hay que irnos. La batalla acabó, ganamos.—Fue hacia Natasha y la tomó del bicep intentando jalarla para que se levantase. Nat la vio horrorizada.

—¡¿Y los demás?! ¡Por favor, dime que ellos están bien...!

Melina no pudo aguantar una sonrisa.

—Todos ellos están muertos, Natalia.

Natasha empezó a temblar y jadear fuertemente.

—Sus mejores amigos... s-su novia...—Abrazó el cuerpo de Peter.—¡ELLOS ERAN UNOS NIÑOS! ¡TODOS ELLOS!

—¡Peter tenía dieciocho! ¡Cuando tú eras más joven que eso, ya sabías cien diferentes formas de matar a alguien!—Yelena se puso de rodillas al lado de Natasha y la abrazó por los hombros.

Natasha estaba completamente pálida. Empujó a Yelena para que la soltara, soltó a Peter y se alejó un poco, inclinándose para vomitar en la calle.

—Natalia, hemos ganado ésta batalla. Nueva York es nuestra.—Melina puso una mano encima del hombro de Nat, quien no paraba de temblar y sollozar.—Solo será cuestión de tiempo para que el resto del mundo lo sea. Ahora, vámonos de aquí, llevaremos el cuerpo de Peter a la morgue de La Balsa, ¿o no quieres que tu hijo tenga un entierro digno?

—Entiérrame con él.—En un hábil movimiento, Natasha tomó la pistola del cinturón de Melina, tomó una de las manos de la mujer y la puso en la pistola, para luego apuntarla hacia su cabeza.—Te lo suplico, hermana. Muéstrame piedad. Mátame. Todo el poder del mundo no significa nada para mí, si es en un mundo en el que mi hijo está muerto. Peter era la única cosa manteniéndome viva.—Sus ojos estaban completamente rojos y su voz sonaba ronca por lo mucho que había gritado.

Natasha vio por encima del hombro de Melina a Yelena, quien las miraba a ambas con los ojos llenos de tristeza. Melina suspiró.

—Me duele el ver lo débil que te has vuelto con los años, hermana...—Natasha cerró los ojos, y Melina en lugar de disparar le golpeó fuertemente en la cabeza usando la pistola. Natasha cayó inconsciente al suelo. Ahora era Yelena quien temblaba y lloraba. Melina suspiró y fue hacia ella.—Quédate aquí. Espera por el equipo de agentes que recogerá el cuerpo del chico y a Natalia.—Yelena no respondió, siguió llorando con el rostro cubierto por sus manos.