🎶TREINTA Y DOS🎶

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Perdí la paciencia, toda la cordura y sin pensarlo dos veces le solté un puñetazo en la cara lo más fuerte que pude.

-¡Lei! - grito Emmaline.

El sujeto se levantó y se limpio la sangre que le salía de la boca.

-te arrepentirás, bastardo infeliz- dijo antes de lanzarse contra mi.

Al principio no me asestó ningún golpe, hasta que Emmaline intento interponerse y el la empujó lejos, me distrajo y logró darme varios golpes que le devolví después. Los de seguridad tardaron en llegar, el hombre me dio un golpe más que me hizo caer al suelo y en eso lo detuvieron.

-¡maldito bastardo! - grito cuando lo sacaban por la fuerza.

Había terminado en el suelo y sólo al ver la sangre en mi manga reaccione a la situación. Me hayaba confundido, como si alguien más hubiera actuado por mi.

-¡Lei! ¡Emmaline! - escuche que nos llamaban, eran Julieta y Alexander.

Sentía la boca llena de agua, la escupi y en realidad era sangre.

-¿Lei? - Emmaline se agachó a mi lado y me veía preocupada, - estas herido.

-estoy bien - dije aun sintiéndome fuera de mi, me levante.

Se había formado un grupo de curiosos a nuestro alrededor, Julieta y Alexander se abrieron paso entre ellos y nos arrastraron fuera del lugar.

-¡¿qué demonios pasó?! - pregunto Julieta una vez afuera.

La mano comenzó a dolerme, la tenía llena de sangre y con los nudillos con cortadas. Emmaline les explicó rápidamente lo que había pasado, al parecer Julieta había ido al sanitario justo en es momento.

-llegó el taxi - anunció Alexander.

Subimos al auto, el chófer no dijo nada al verme todo sangrado pero si miro por el retrovisor todo el camino, seguramente temía que me desmayara y la verdad justo así me sentía.

Emmaline sacó algo de su bolsa y me lo puso el la ceja, me aleje al sentir dolor con el contacto.

-idiota, no te muevas - me dijo y siguió haciendo presión - te corto la ceja con la botella.

¿Botella? ¿Me había golpeado con una botella?
El taxi nos dejó afuera de la casa, entramos sin hacer ruido para no despertar a los Wáng.

-debería curarte esas heridas - dijo Emmaline en voz baja.

-estoy bien - repetí subiendo las escaleras como si nada pasara.

No había ni subido dos escalones cuando me tomo del brazo y me arrastró furiosa hasta el baño de su habitación, Julieta nos alcanzó con un botiquín de primeros auxilios que tenía Lian en la cocina y después se fue. Emmaline me sentó en la orilla de la tina y se fue a lavar las manos, también las tenía manchadas de sangre.

-¿estas bien? - pregunté.

Me miró un segundo y luego siguió en lo suyo.

-si, ese idiota sólo me empujó - respondió después de pensarlo--gracias a ti estoy bien.

Tomó la caja y busco el alcohol, cuando lo encontró mojo unas gasas y se acercó a mí.

-esto dolerá - me aviso.

Con cuidado limpio la herida que decía que tenía en la ceja, aún no sentía del todo pero si sentí el ardor.

-no te quejes - me regaño después de que hice un gesto de dolor - te dije que lo dejaras y no me hiciste caso.

-¿querías que lo dejara salirse con la suya? - le pregunté molesto.

-no, pero no tenías que meterte en una pelea - me respondió igual de molesta - te pudo pasar algo peor y habría sido mi culpa.

-y si te hubiera pasado algo seria mi culpa - le reproche.

No dijo nada más, la mire y estaba conteniendo las lágrimas, apuesto a que estaba muerta del miedo. Una lagrima se le escapó, dudando acerque mi mano y se la limpie, odiaba verla llorar.

-eres un tonto - susurro entre lágrimas.

La abrace hasta que se calmo y cuando lo hizo, continuó curandome. Me puso un poco de cinta en la ceja, limpio la sangre de mis manos, les puso una pomada para que sanará y por último limpio mi labio roto que comenzaba a incharse.

-Lian nos matara cuando te vea mañana - pensó en voz alta ella.

Tenía razón, seguramente hasta llamaría a mis padres, tenía que evitarlo.

-gracias - dijo de la nada.- si no hubieras aparecido, no se que me habría pasado.

Parecía querer volver a llorar, ahora se culparia un buen tiempo por esto. Quería decirle algo pero me hizo callar porque aún me estaba limpiando el labio, cuando terminó me puso de la misma pomada que en las manos.

De nuevo, una gran noche se había arruinado y ni siquiera era por culpa de alguno de nosotros.

La mire, aún tenía los ojos vidriosos pero parecía concentrada en ponerme la pomada. Se dio cuenta de que la miraba y también me miró, bajo la mano lentamente.

Había algo en el ambiente, no era tensión o incomodidad pero era raro y nuevo, tan sorprendente como lo que pasó después: sin que ninguno de los dos procesaramos lo que pasaba, Emmaline se acercó y me beso. Un beso cálido, con sabor a lágrimas y medicamento, le correspondi y me deje llevar, quizá hasta había esperado ese beso por mucho tiempo.

Nos separamos por falta de aire. Era diferente, con Jing había sido forzado y hasta incómodo, ella no me había detenido pero tampoco lo había aceptado de algún modo. Era tan diferente, se sentía mejor y quería volver a hacerlo.

-esto fue un error - dijo Emmaline levantándose nerviosa y apresurada, parecía hasta asustada pero no podía esconder el rubor de sus mejillas.

Me levante rapidamente y me acerque a ella, tomé su cara entre mis manos y la volví a besar. La bese hasta que olvidé mis heridas.

Me gustaba. Realmente me gustaba.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora