🎶CIENTO VEINTISÉIS🎶

648 67 8
                                    

-jamás creí que llegarías a encubrir a mi hermano - dijo alguien tras de mi.

Era obvio que era Emmaline, pero el escuchar su voz me había hecho dar un brinco del susto como lo había estado haciendo toda la mañana. Me gire para verla y la mire mal.

-¿hoy todos apostaron por ver quien me haría morir del susto primero? - me queje, poniendo mi mano sobre mi pecho a la altura del corazón.

-¿qué andarás haciendo para que te causemos tanto miedo? - respondió sonriendo.

-mm no mucho, solo esto... - dije acercándome y dándole un largo beso.

-esto no evitará que vaya tras Nathaniel, lo sabes - me dijo contra mis labios.

-pero te retrase, ¿no?

-¡Hey, chicos! Controlense un poco- se quejo Ximen saliendo de su habitación, se había cambiado la ropa que se mojo al ayudarme con Nathaniel.

-buenos días, ¿también ayudaste con mi hermano? - saludo Emmaline lanzandole una de sus miradas que te obligan a decir la verdad.

-bueno, no querías verlo tirado allá abajo, ¿o si? -respondió nervioso.

-uff, lo hubiera arrastrado a su cuarto, pero me ahorraron el trabajo, gracias -comentó Emmaline con una sonrisa sincera.

Ximen sonrió satisfecho y bajo a paso veloz la escalera.

-debería ir a ver como esta... - recordó Emmaline encaminandose a la puerta de su hermano.

-Emm, no creo que sea buena idea...-la detuve

-pero... - comenzó a decir, la mire suplicante y se detuvo. - está bien, lo veré cuando decida bajar...

Entendía a la perfección lo que debía estar sintiendo Nathaniel en este instante, su dolor lo había hecho embriagarse para olvidar todo lo ocurrido, pero ahora debería estar siendo torturado por lo que dijo e hizo ayer, no necesitaba que Emmaline llegara a recordárselo.

Ambos bajamos a la cocina tomados de la mano, de eso modo podría juarar que olvidaba todos los problemas que existían aún.

-por cierto, gracias por el desayuno estuvo delicioso - comentó Emm de la nada, me sonrió y añadio - me hubiera gustado más haber desayunado contigo... O a ti...

En lo último no pudo evitar sonrojarse, no estaba seguro si lo decía por su incapacidad de pensar antes de hablar o si lo hacia para hacerme sonrojar, la razón que fuese me hizo detenerme y sentir que la temperatura de la habitacion había subido rápidamente.

Abrí la boca para decir algo, pero no salían las palabras, desde que la conocía era la primera vez que me decía algo como eso y no sabía cómo debía reaccionar.

-¡lo logre! - dijo emocionada al ver mi shock - si que es satisfactorio hacer sonrojar al otro, lo tendré que hacer más seguido.

Sonrió más cuando me vio sacudirme la playera en un intento desesperado para que el calor que sentía se esfumara. La mire mal y seguí caminado a la cocina con ella siguiendome de cerca con una gran sonrisa en el rostro.

-pero, ¿qué le haz hecho ahora? -pregunto Ah Si a Emmaline cuando nos vio entrar.

-¿yo? Nada... - mintió con inocencia Emm.

Shancai ya estaba ahí preparando el desayuno, pasé a su lado y me apresure a sacar agua del refrigerador, provocando otra risa de Emm.

-Lei, nunca se ve rojo o alterado, si que hiciste algo - comentó Meizuo divertido.

-no, no, no, solo dijo algo de lo contrario Lei no habría podido ni entrar aquí - señaló Ximen, ahora utilizarían esto como un juego de adivinanzas.

Tome toda la botella de un solo trago e ignore los intentos de mis amigos por descubrir lo que Emm me había dicho. ¿De cuando a acá, ella podía alterarme tanto?

Shancai los detuvo cuando él desayuno estuvo listo, pero eso no evitó que siguieran mientras comían. La aparición de Nathaniel, solo reforzó sus burlas.

Emmaline no dejó de mirar a su hermano preocupada y este solo la evitó todo el tiempo. Los F4 (y por supuesto sus parejas que recién se nos unían) hicieron que lo del día antes pareciera que no había ocurrido y quizá pensar así, era lo mejor para todos.

Después del desayuno todos subimos a empacar, nuestros preciados días de descanso habían llegando a su fin.

-¿qué haremos al volver? - pregunto Emm.

Había olvidado por completo decirle que la llevaría de vuelta con Isobel, no le agradaría la idea.

-mmm bueno, ¿recuerdas que el doctor dijo que tenías que seguir en observación...?-comence a decir sin dejar de recoger mis pertenencias.

-no, de ninguna manera me enviaras de vuelta, quiero estar contigo - se quejo cuando comprendió por donde hiba mi comentario.

-Emm yo también quiero estar contigo pero lo de ayer... - seguí diciendo.

-lo de ayer no se repetira y estoy segura de que puedo seguir mi tratamiento desde aquí, no necesitas enviarme con mi madre -me interrumpió y después suplico- por favor, si. Prometo que seguiré el tratamiento y no haré nada que me afecte y dejaré que me cuides, pero no me envíes lejos, por favor.

De nuevo, ponía esa mirada de cachorro herido, no podía decirle que no; su salud era lo que más me preocupaba en este momento, si la dejaba quedarse algo podría salir mal, además la decisión no era mía, debía ser de Isobel y de sus doctores...

-que tu madre decida - respondí desviando la mirada, no podría decirle que no si seguía viendo su rostro.

Pará mí sorpresa no se quejo, ni dijo nada más o eso creí hasta que vi que le escribía alguien.

-¿qué haces? - pregunté desconfiado.

-un segundo... -dijo sin quitarle el ojo a su teléfono, siguio escribiendo un rato más, hasta que finalmente respondió - listo, el médico familiar no cree que deba hacer otro viaje en mi estado actual, así que el se ofreció a venir a monitorearme.

En ocasiones como esta me recordaba a su padre, no aceptaba un no por respuesta y al parecer era capaz de todo.

-¿no lo dirás enserio? - le pregunté.

-si, es muy enserio - respondió satisfecha.

De tal palo, tal astilla. Ciertamente no debía sorprenderme, en otros momentos yo había hecho lo mismo para convencerla, por ejemplo cuando presentamos nuestro primer dueto. Y de cualquier forma, eso me resolvía un problema más.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora