🎶OCHENTA Y UNO🎶

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No comimos demasiado, pues los tortolos tenían su reservacion en el Eiffel Bar y yo tenía planeado preparar la cena en casa.

Cuando salíamos del comedor, se escucho mucho ruido desde el patio y Alexander nos obligó a ir. Resultó que se trataba nada más y nada menos, que de los tradicionales mariachis, músicos que vestían trajes llamativos con bordados y botones dorados o plateados, con grandes sombreros como se usaban en México. Llevaban consigo trompetas, guitarras, maracas, clarinetes, violines, tambores y una tuba.

Julieta no pudo contener más su emoción y se puso a llorar. Alexander para hacerla reír se unió con los mariachis y comenzó a bailar, pronto Julieta también se le unió y el resto de la academia también lo disfruto.

Hora y media más tarde, los mariachis tocaron su última canción y le hice una señal a Julieta. Había acordado con ella, que distrajera a Emmaline en lo que yo hiba a cocinar junto con Lian.

-parece más fácil cuando sólo observó - me queje.

Llevaba hora y media en la cocina de mi casa con Lian y aun así, faltaban varias cosas por preparar.

-lo estas haciendo bien - me animo Lian.

El tiempo voló, entre consejos y palabras de aliento quedó la comida. Los toques finales se los daría cuando llegara Emm.

-bien, terminamos justo a tiempo - dijo mi cocinera satisfecha por nuestro trabajo. - ahora deberías ir a prepárarte y yo igual.

Lian y Yu, saldrían a cenar con varios amigos suyos, amigos que en realidad conocieron en el barrio chino y con quienes habían convivido los últimos 10 años.

30 minutos más tarde, ya estaba solo en casa, Emmaline llegaría en cualquier momento y por cualquier momento, me refería a ahora. El timbre anunció su llegada y yo camine a su encuentro.

Al abrir la puerta me sorprendí, no llevaba la misma ropa que antes. Vestía un vestido ajustado con apariencia de un suéter largo, llevaba el pelo suelto y solo un poco de maquillaje, algo sencillo pero con lo que se veía realmente hermosa.

-¿ocurre algo? - pregunto mirándose.

La deje pasar y trate de recuperarme.

-estas hermosa - me limite a decir aun sorprendido.

Ella se sonrojo. La guíe hasta la cocina, comeríamos sobre la barra pues era un lugar más privado que la inmensa mesa. Ella tomó asiento y yo entre completamente a la cocina, aún tenía que terminar unas casas que me había dicho Lian.

-¿tu preparaste todo esto? - me pregunto después de que le serví vino y un aperitivo.

-si, bueno Lian ayudó mucho - confesé.

-ahora entiendo porque desapareciste tanto tiempo - dijo riendo - tuve que aguantar 2 horas de ser un mal tercio.

Me disculpe y comencé a servir la cena. De principio estaba muy emocionada, pero cuando dio el primer bocado se puso sería.

-¿ha quedado mal? - pregunté preocupado.

No hablo enseguida, le dio otra probada y lo saboreo. Como si de una jueza de la gastronomía se tratara.

-esto está delicioso - habló por fin y regresó su sonrisa - otro talento a la lista de talentos del Gran Huaze Lei.

Sonreí y comencé a comer, pero la duda salto a mi mente.

-¿por qué "el Gran"? - pregunté, ya lo había hecho antes pero jamás recibí respuesta.

-creí que a estas alturas ya lo sabrías - dijo sonriente.

Negué con la cabeza.

-bueno, todo el mundo parece tenerte en un pedestal - comenzó a explicar, hizo una mueca y continuó- de principio lo decía de manera sarcástica, pero ahora realmente te mereces ese título.

>>parecer un poco obvio, ahora que lo digo - hizo una pausa para bajar la mirada - pero no todas las personas hacen todo lo que haz hecho por mi, no hay nadie como tu, a decir verdad y eso te hace tan grandioso y especial para mí.

Mentiría si dijera que ya esperaba algo así, Emm no era de esas chicas que cada vez que me veía decía cosas tan profundas y románticas como aquellas, había sido yo el primero en confesar mis sentimientos y me había costado saber lo que ella sentía; por eso, escuchar este tipo de comentarios aún me paralizaban y quizá lo seguirían haciendo.

Me deje llevar, acerque mi mano a su rostro y delicadamente le levante la cara.

-te amo - le dije y después la bese.

La atmósfera del resto de la noche se parecia mucho a la de la vez en que nos escabullimos en la cafetería en la madrugada. Después de la cena, nos dedicamos a hablar sobre todo y nada a la vez, con una copa de vino tras otra. Hubo más de un beso y nos tomamos de la mano por mucho tiempo.

Los Wang seguramente llegarían hasta el día siguiente. La hora pasaba de la media noche, pero ni Emm ni yo teníamos sueño. Pesé a eso, en caso de que llegarán los Wang, nos trasladamos a mi habitación.

Una vez allí, ambos terminamos recostados sobre la cama.

-¿recuerdas cuando dormimos accidentalmente juntos por primera vez? - pregunto de la nada, en tono divertido.

Sonreí, era uno de mis recuerdos favoritos a su lado, y quizá también de los más vergonzosos.

-prefiero el día en que me buscaste por toda la escuela por el ensayo - comenté haciendo memoria.

Ella se rio y alzó la cabeza para verme.

-esas veces terminamos huyendo del otro por vergüenza - confesó sonrojandose.

-ahora no planeo ir a ningún lado...

La acerque más a mi y ella pego sus labios a los míos, no pudimos evitar sonreír durante el beso.

Fueron las copas de vino, el calor del momento, lo especial de día o el hecho de que la relación había avanzado tanto, no lo sabía con certeza pero pronto el beso se intensificó y dejó de ser como los demás...

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora