🎶CIENTO VEINTITRÉS🎶

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-... eres la persona con quien quiero pasar el resto de mi vida...

De un momento a otro los gritos de abajo cesaron, pero no importaba ahora. Lo único que quería era besar a Emmaline y eso hice. Tantas veces que había estado en la misma situación y en ningúna ocasión me había sentido tan bien después, como hoy. Era gracias a Emmaline, siempre me hacia sentir mejor.

La sensación de que me faltaba el aire, era mejor por estar besando a Emm, que por una crisis. De mala gana me separe de ella, pero la mantuve cerca mío.

-debería curar esa herida - dijo contra mis labios y se levantó.

Fue al baño por el botiquín y regresó a los pocos segundos. Me recordaba mucho a cuando me pelee con aquel francés, había perdido el control, había resultado herido y Emmaline me curaba.

-lo siento - me disculpe cuando estaba por terminar de ponerme la venda en la mano, no había sido nada profundo pero pude a ver necesitado puntadas.

-dije que no más disculpas - pidió con una mueca. - ya tuve suficiente por hoy de eso.

Estaba por anochecer, había sido un largo día que no parecía tener fin. Sobre todo porque tendría mucho que explicarle a los F4, pero por hoy ya había tenido demasiado con que lidiar y no quería otra cosa más.

-muero de hambre - dijo Emmaline después de un rato, seguíamos sentados en el suelo.

-con tanto caos creo que olvidamos comer - reconocí, la cocina debía ser un desastre y si salía me encontraría con los F4.

-nueva misión: cena furtiva - bromeó Emmaline y se puso de pie. - regresó en unos minutos.

-¿qué? - pregunté pero antes de que pudiera detenerla ya estaba cerrando la puerta.

Me deje caer de nuevo y sostuve mi cabeza entre las manos, ¿cuándo tendría más de 5 días de paz y tranquilidad?

Pará despejar mi mente recogí la habitación, no la había destrazodo como hace un año en Francia, pero igual era un caos. Odiaba está parte, me volvía responsable de lo que hice sin ser consciente y aunque la peor parte no era eso, igual lo detestaba, quizá no sería tan malo si recordará lo que había hecho.

Cuando termine me deje caer en la cama. 365 días con Emmaline, apenas si pasamos 4 meses sin que nada pasara, ni de chiste tendríamos 365 días tranquilos.

Emmaline apareció antes de que siguiera con mis pensamientos pesimistas, llevaba una charola con dos platos de fruta, unos emparedados, jugo, café y unos pasteles individuales.

-ah, me encontré a Shancai en la cocina, me ayudó - respondió a la pregunta que yo tenía grabada en la mirada.

Se sento frente a mí sobre la cama y puso la comida entre los dos.

-estaba preocupada, ella no sabía que podías ponerte en ese estado - comentó cada vez menos animada.

Permanecí callado, realmente no tenía ni ánimos de comer, pero Emmaline me obligaría a tragar cada bocado que me diera.

-¿los chicos lo saben? - pregunto buscando que la mirara.

-¿por qué de pronto tanta curiosidad? - pregunté cambiando el tema.

-porque lo vi, mejor Nathaniel parecía saber que hacer, que ellos que te conocen de niño -respondió ofendida - Dupont me dijo que hacer en caso de que mi llegada o nuestra conversación te pusiera mal, pero los chicos estaban perdidos.

-Ah Si... El es el único que me vio una única ocasión - confesé moviendo de un lado a otro la fruta con el tenedor - éramos unos simples niños, seguramente no lo recuerda.

-¿y los demás? - insistió, de verdad estaba muy curiosa.

-fueron más recurrentes cuando era niño, pero conforme crecí deje de tenerlas, siempre estaba en lugares tranquilos y trataba de sentir lo mínimo para no alterarme - explique dándole la cara por fin- nunca hubo oportunidad de que ellos presenciaran ninguna crisis.

-¿y la del año pasado? ¿Qué no estabas al teléfono con ellos?

-se enteraron de lo ocurrido hasta nuestro viaje a Canadá.

-si llevaste una vida tranquila hasta que fuiste a estudiar a Francia, entonces ¿yo llegué a alterar tu vida? - podía sentir como su mente trabajaba tratando de unir las piezas, la misma pregunta la había hablado con la psicóloga.

-a volverla un completo caos diaria yo - confesé, ella me miró sorprendida y yo me reí.

-¿estas de mejor humor no es así? ¿Desde cuando eres tan honesto conmigo? - pregunto indignada.

-no es eso, repito lo que hable con Liú hace un año - sabia que no entendería, así que le explique lo sucedido.

Recordar algo así, me hacía pensar que quizá no debía aspirar días tranquilos con Emmaline, después de todo ella había llegado a poner de cabeza mi vida, sería un error pedir que volviera a ser tranquila. Y sinceramente, soportaría cualquier infierno si ella estaba a mi lado como hoy.

-¿por qué siento que me he perdido de demasiadas cosas? - pregunto cuando termine de hablar.

-pregunta lo que quieras saber - le sugueri.

-¿por qué de pronto tanta honestidad? - pregunto instantáneamente.

Mi discusión con Jing en las escaleras fue lo primero que se me vino a la mente; después de años guardando todo lo que en realidad sentía de con respecto a su partida, al fin lo había dicho y, al menos para mí, lo que yo había tenido con Jing, nuestra historia, ya era un capítulo aparte. Con aquella discusión había terminado al fin todo y el peso, con el que carga sin saberlo, ya no estaba más.

-quiero un nuevo inicio - dije tras pensarlo un poco - después de todo lo que pasó este año, ahora que puedo tomar tu mano y volver a tenerte frente a mi, lo único que quiero es un nuevo inicio.

Ella sonrió satisfecha. Aquí en nuestra habitación, con comida y nuestra compañía, parecía que lo sucedido horas antes sólo había sido una pesadilla.

-por los nuevos inicios... - dijo alzando su vaso de jugo.

-por los nuevos inicios - respondí imitandola.

Lo último que me mantenía anclado al pasado, ya no era más un impedimento. Al fin podía sólo mirar al presente y disfrutar de Emm. El felices por siempre parecía tan cercano ahora.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora