🎶DOS🎶

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Lo que más me gustaba de París era la estructura de la ciudad, conservaba a la Francia colonial y tenia un toque actual.

Mi casa no era la excepción, consistía en un edificio color beige de dos pisos y su planta baja, al estilo clásico colonial, con grandes ventanas y un balcón en el último piso. Habia pasado mucho tiempo desde la última vez que vine y no había cambiado en nada.

En la entraba nos esperaban Wáng Yu (el mayordomo) y su esposa Lian (la cocinera).

-¡señor Lei! Al fin llegó - saludo emocionada Lian y corrió a abrazarme.

Lian, Barnaby y Yu, solían hablarme en chino, aunque dominaban el inglés y el francés, al igual que yo.

-¿como han estado? - le pregunté, ella y su esposo me habían hecho compañía por mucho tiempo desde pequeño, así que los consideraba como parte de mi familia.

-muy bien, aunque lo hemos extrañado - respondió Wáng Yu y me abrazo también.

Normalmente los abrazos me incomodan, salvo cuando es por ciertas personas y de vez en cuando son lo que necesito, como ahora. Barnaby bajo el equipaje del auto y lo llevo dentro de la casa.

-debes estar hambriento, vamos a dentro - sugirió Lian y todos entramos a la casa. Incluido el chófer.

Todos aquí eran como mi familia, así que acostumbrabamos comer juntos cada fin de semana, además eran mi única compañía y lo fueron desde siempre.

Lian cocinaba comida tradicional china y en algunas ocasiones experimentaba con el toque francés, así que no era de esperar que me preparará una de sus especialidades que combinaban ambos países. A Jing no le agrado cuando la traje, quizá debí haberme dado cuenta pues desde entonces ella prefería experimentar nuevos sabores extranjeros antes que lo que le ofrecía nuestro hogar.

La comida transcurrió tranquila, todos los presentes sabían que no hablaba demasiado, así que no hacían preguntas que sabían que no respondería. Más que una mala costumbre, era algo con lo que siempre lidie y que ni siquiera quien más quise pudo cambiar.

- joven Lei, mañana vendré por usted a las 6:30 am,- me recordó Barnaby, luego chasqueo los dedos recordando algo y continuó-- y por cierto, la directora quiere reunirse con usted cuando llegue.

Suspiré cansado, debido a las "generosas" donaciones de mi familia a la academia, la directora tenía especial interés en mi y en cualquiera que pudiera dar un cheque con muchos ceros después de cualquier número. Preferí no responder y solo lo despedí con la mano, antes de subir las escaleras a mi habitación.

El primer piso tenía un salón con un gran piano y una cómoda sala de estar estilo biblioteca. Por otro lado, el segundo piso tenía las habitaciones, la mía era la principal que tenía el balcón que daba a la calle; era una habitación muy impersonal, solo tenía una cama grande, unos pequeños muebles con lámparas a los costados, un closet, un baño completo y un escritorio. Nunca había pasado el tiempo suficiente en este lugar, como para volverlo mio y aunque fuera diferente, la verdad, seguiría estando igual.

No tenía demasiadas ganas de desempacar pero, tenía que preparar lo que me llevaría a la academia. Por lo que me obligue a sacar todo lo de las maletas y acomodarlo en el closet. El violin lo dejé sobre el escritorio y aún lado una pequeña maleta que me serviría para llevar y traer lo que ocuparía cada semana.

Pará cuando termine eran las 8:30 pm y yo había olvidado por completo las llamadas que tenía que hacer.

Lei: hace un rato llegué a París.
Ximen: estábamos por llamar al aeropuerto, temíamos que te hubieras dormido de más.
Meizuo: un poco más y tomábamos un vuelo para ir a salvarte.
Ah Si: ¿de que hablan? , la señoría Wáng nos aviso hace un rato.
Ximen y Meizuo : ¡Ah Si!
Ah Si: como si no supieran que nuestro amigo es un koala.
Lei: los llamaré el fin de semana.

Quizá dejar a mis amigos no había sido buena idea, después de todo eran ellos los que me habían apoyado después de lo de Jing y además, pude haber hecho grandes cosas en Ming De.

Terminé recostado en la cama, con el teléfono en mano, decidiendo si debía marcarle mis padres o si Lian también les había avisado por mi. Al final, en lugar de una larga llamada, solo envíe un mensaje de unas cuantas líneas:

"Estoy en la casa, llegué hace unas horas. Estoy bien. Iré a descansar, mañana me reuniré con la directora."

La relación con mis padres era complicada, la mayor parte del tiempo estuvieron ausentes pero, cuando tuvieron problemas con la compañía fui a ayudarlos sin ningún problema. Quizá les fue difícil aceptar mi diagnóstico de autismo leve. Prefería no darle vueltas al asunto porque siempre me llevaba a recordar a Jing.

Al final el sueño me venció...

De nuevo estaba de pie frente al piano pero el sonido venía de mi violin. Estaba respondiendo a la melodia que el piano había tocado antes.

El auditorio seguía vacío, sólo éramos el misterioso pianista y yo.

A la mitad de mi solo, el piano entró de golpe ganado el protagonico, aunque en lugar de enfurecer, podía sentir que la música hiba restando un dolor eterno que no sabía que tenía.

El misterioso pianista y su melancólica melodia, me estaban salvando poco a poco...

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora