🎶OCHENTA Y DOS🎶

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Unos golpes en la puerta fueron lo que me despertaron al siguiente día. Decidí dejarlo pasar, quien fuera volvería después.

-Lei, el desayuno está listo - dijeron del otro lado de la puerta, era Julieta.

Perezosamente abrí lo ojos, tenía adormecido el brazo, por inercia me gire para ver por qué. Emmaline descansaba cómodamente sobre mi brazo; llevaba el cabello un poco despeinado, aún así seguía hermosa. Me levante un poco para alcanzar el teléfono y mirar la hora, pero en el camino observe la habitación.

Afortunadamente, habíamos puesto seguro a la habitación, si no Julieta habría visto el desastre de ropa que dejamos. Eran las 10 am.

Me volví a acomodar, esta vez de lado y observe a Emmaline, no podía creer lo que había pasado, sin embargo, no sentía esa necesidad de salir corriendo, al contrario me sentía más feliz de lo que estuve nunca.

-¿Lei? - pregunto Julieta desde el otro lado de la puerta.

Tratando de no mover mucho a Emmaline, me levante y me vestí rápidamente. Abrí la puerta.

-¿si? - pregunté, me interpuse entre la puerta y Julieta para evitar que mirara dentro.

-ah, crei que seguías dormido - dijo.

-lo estaba - dije sin moverme.

-¿Emmaline esta ahí dentro? - pregunto curiosa y con mirada insinuante.

Sin poderlo evitar, sentí el calor subir por mis mejillas y tartamudeando un poco respondí.

-bajaremos en un rato - cerré la puerta sin dejarla decir más.

Suspiré e intente calmar mi pulso, si no había estado alterado antes, ahora si que lo estaba. Me acerque de nuevo a la cama y Emmaline se incorporó aún somnolienta.

-me reiria de tu expresión de susto pero aún tengo sueño - comentó estirandose sobre la cama, abrió los ojos lentamente y sonrió.

Le sonreí de vuelta y me acerque a besarla.

-¿qué tal dormiste? - pregunté recostandome a su lado.

-mejor que toda mi vida - respondió sin dejar de sonreír.

-deberíamos bajar antes de que Alexander suba a molestar - le comente.

-ya me imagino el escándalo que armará por esto - coincidió divertida - más si se entera que era mi primera vez - añadió sonrojandose un poco.

-ya somos dos - respondí dejándole un beso en la frente para hacerla sentir mejor.

Con Jing nunca había pasado nada y menos con ningun otra chica. Emm es y sería por siempre la primera, en más de una forma.

Después de mucha indecisión, me levante definitivamente y entre al baño a arreglarme un poco antes de bajar.

Una vez abajo, Alexander y Julieta me siguieron con la mirada hasta que me senté, Lian me sirvió el desayuno.

-¿y Emmaline? - pregunto la cocinera.

-bajara en un momento - respondí fingiendo normalidad.

-¿qué tal la noche? - pregunto Alexander insinuante.

Casi me atraganto con el jugo que recién tomaba.

-cierto, ¿le gustó la cena? - pregunto Lian.

-si, muchas gracias por la ayuda - le respondí a Lian.

-¿no hubo postre? - volvió a preguntar Alexander riendo.

-si y uno muy bueno - respondió Emmaline que recién llegaba.

Esta vez quien se atraganto fue el mismo Alexander, Julieta lo auxilio mientras Emmaline se sentaba a mí lado riendo.

-¿de verdad? - pregunto Julieta por su prometido.

-si, un delicioso pastel de chocolate - respondió Emm - yo traje el pastel, era pequeño, pero quizá podamos ir por uno para todos.

-ah, hablabas de ese postre - comentó Julieta aliviada.

-¿de cual otro hablaría? - pregunte fingiendo estar confundido.

-son tan pequeños - se burló Alexander, ya había dejando de toser.

Mire a Emmaline y ella solo sonrió divertida.

Sabía bien que Julieta no se creería esa historia pero, era lo suficientemente considerada para no preguntar al respecto y por ello también haría lo posible por que Alexander dejara el tema.

Tanto sábado como domingo, pasaron con normalidad, salvo por el hecho de que Emmaline y yo nos volvimos más unidos que antes, si los demás lo notaron no dijeron nada. Emm comenzó a dormir conmigo esos días.

En la academia no sería posible, por lo que dijo que aprovecharía los fines de semana.

Pará cuándo llegó el lunes, no pude evitar notar que todo el mundo parecía diferente. Nunca había creído cuando decían que todo se veía desde otros ojos, pero al parecer era cierto. Así como se veía de diferente, así pasó de rápido.

Alaric fue quien se dio cuenta que algo había cambiado y a su manera sutil lo preguntó.

-¿pasó algo emocionante estos días? - pregunto cuando lo vi el lunes en clase.

Lo pensé antes de responder, el era mayor que yo y no lo podría engañar tan fácil como a los tortolos.

-si, algo especial - respondí sin tantos detalles y pronunciando como si aun buscará las palabras.

-ya veo, me alegra que la cosa sea así de sería - fue lo único que dijo.

-a mi me alegra que Dupont y tu salgan - respondí, en parte para devolverle la jugada y en otra porque realmente lo sentía.

Alaric se rio y asintió.

-muy buena jugada -dijo divertido- ¿desde cuando lo sabes?

-enero quizá - respondí pensativo.

-¿y por qué no lo habías dicho? - pregunto confundido.

-no me gusta entrometerme, además creo que ambos van bien juntos - le explique.

Eso bastó para que mi profesor me contará lo que había pasado. Dupont y el se habían encontrado por coincidencia en el centro, más o menos cuando yo tuve mi crisis, y convivieron fuera de la academia y de esos temas, en más de una ocasión. Pará diciembre tuvieron si primera cita, pero no fue hasta principios de febrero que empezaron a salir. Realmente me alegraba oírlo, Colette se merecía ser feliz también.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora