🎶DIEZ🎶

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De hecho, el fin semana sí que fue tranquilo, Alexander y Julieta si llamaron el sábado pero habíamos decidido que necesitábamos este fin de semana para recueper las fuerzas que perdimos por los vuelos, los ensayos y las clases, por lo que no salimos y pude dormir gran parte del fin de semana.

Al llegar el domingo por la noche, me sentí como niño pequeño deseando que no llegara el lunes pero al final ese deseo no fue lo suficiente y el lunes llego de todos modos.

Igual que la semana anterior, pasaron las siguientes 6 semanas, llenas de estrés por las clases, de tener que madrugar, de dolor por tantas horas de práctica, de ayunos y mini discusiones con Emmaline que no parecía tener el interés en darme la oportunidad de agradarle.

Comenzaba la octava semana y sería de evaluaciociones por lo estaría en la biblioteca haciendo trabajos finales, o ensayando en los salones de práctica.

El martes despues de un cansado ensayo grupal, me vi con Alexander y Julieta en el comedor. Al igual que yo tenían una cara de cansancio y menos apetito del normal para ellos.

-esta semana más de presión - se animo Alexander

-ojalá nos dieran una de descanso - deseo Julieta.

En teoría si nos la daban, la siguiente semana los profesores tendrían reunión por lo que no darían clases como tal, nos harían pasar las horas practicando o haciendo los tradicionales conciertos improvisados, pero el punto era que nos querían ver tocando.

Después de la comida, se fueron a su clase y yo me encamine a los salones de práctica. Estaba por llegar a mi salón de siempre al fondo, cuando el sonido del piano recorrió el pasillo. Alguien practicaba en mi salón habitual, de no ser por que la melodia me resultaba familiar, habría ido a otro salón, en su lugar seguí caminando.

Al llegar al salón, la melodia se volvió a repetir de una parte. Me detuve en la puerta y observe a la persona en el banquillo. Era Emmaline.

La observe mientras hacía sonar el piano, repitiendo o cambiando alguna parte de la canción. Escribía o tachaba cosas en la pauta musical. Volvió a tocar una parte de la melodia y para mí sorpresa, al no parecerle la combinación de notas azotó las manos en el piano y dejó caer la cabeza cansada.

Entre al salón y puse mi estuche de violin sobre el piano.

-el piano no tiene la culpa - le dije.

Dio un salto y me miró con enfado, siempre estaba enfadada conmigo.

-¿desde hace cuanto estas aquí? - pregunto.

-lo suficiente - le respondí.

-sabes, es una falta de respeto el espionaje - comenzó a decir - aunque tratándose de ti, era de esperarse.

-también es una falta de respeto golpear un instrumento que no es tuyo - la ataque.

Me lanzó una mirada de odio y luego miro su cuaderno de partituras.

-esque, llevo desde que inició el bimestre preparando este proyecto pero estoy estancada en el puente - explicó suspirante.

-¿puedo? - le pregunté mirando el cuaderno.

Ella me pasó el cuaderno, mire como hiba cada sección de la melodia y analice la parte que le fallaba.

-... haz intentado esto... - le dije y garabatee unas notas en el puente. Cuando termine le pase el cuaderno y ella lo analizó.

-lo considere pero de ninguna manera lo usaré - me respondió.

-¿por qué no? - dije.

-porque esas notas no las da un piano, un violin talvez si pero un piano de ninguna manera - explico borrando lo que añadí. - sin ofender pero que seas bueno en el violin, no significa que lo seas en el piano, son cosas diferentes.

Había olvidado, que la mayoría sabía que sólo tocaba el violin y en los últimos meses sólo me había enfocado a ese instrumento.

-aún lado - le dije.

-¿qué? - pregunto confundida.

-te voy a demostrar que esas notas se pueden lograr - respondí confiado.

Se hizo a un lado pero mientras lo hacía dijo:

-qué quedé claro que el piano es propiedad de la escuela y su algo le pasa yo no seré...

Comenze a tocar la melodia del cuaderno, interrumpiendo lo que decía. Me miró sorprendida y confundida a la vez, yo solo pude sentir esa satisfacción al ver su expresión.

-eso último no te permitirá hacer... - comenzó a decir cuando me acercaba al puente pero de nuevo se detuvo al ver que lo que yo había anexado era posible.

Terminé la melodia y anote algo más al final, como si de mi composición se tratara.

-¡quedó! - dijo sorprendida--¡al fin quedó! No lo puedo creer.

Deje que mirara su cuaderno e hiciera anotaciones extras.

-y pensar que hace unos días dije que no tenías talento - comenzó a decir sin despegar los ojos del cuaderno.

Pará evitar responder me puse a interpretar una melodia de Chopin, mientras ella completaba su composición.

-¿no habrá problema por anexar esas notas? Son más avanzadas y complejas - comentó dejando el cuaderno aún lado.

-los profesores aprecian la creatividad, y además, puedes decir que el grupo especial te inspiró - le respondí sin dejar de tocar.

Guardo silencio un rato, concluí Chopin y pase a Mozart.

-¿hace cuanto que lo sabes tocar? - pregunto curiosa.

Por primera vez, no se mostraba a la defensiva ni tenía algún comentario insultante.

-desde niño - respondí indiferente. Pasé de Mozart a Bach.

Emmaline miro como mis dedos rozaban cada tecla y luego me miro, con una pregunta en la mirada pero sin atreverse a hacerla. El tiempo se detuvo y todo lo demás dejó de existir, sólo estábamos ella y yo disfrutando del sonido del piano. Hace tiempo que no me sentía así.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora