🎶SETENTA Y UNO🎶

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Quien llegó era Alexander, tomándome desprevenido.

-parece que esperabas a alguien más - me dijo al ver mi cara de sorpresa.

-¿qué? No, ¿qué tal el esquí? - pregunté para desviar el tema.

-uff, ¡gran-di-o-so! - dijo con mucho entusiasmo - cuando ya haz hecho surf, es muy fácil.

-¡PATRAÑAS! - grito alguien detrás nuestro, era Julieta.

Alexander se sobresalto, pero yo apenas si me moví.

-se la paso más tiempo en el suelo que sobre la tabla de esquí - aclaró ella, se cruzo de brazos y sonrió.

-en mi defensa el agua es diferente a la nieve - alegó su esposo.

No pude evitar reírme por el comentario, los chicos siempre lograban hacerme reír.

-espera, ¿qué? - dijo Julieta dándose cuenta de las palabras de su novio.

-ya dije - sentenció Alexander y se dirigió a mi - ¿qué tal tu tranquila tarde en casa?

-ya lo haz dicho, tranquila - dije  encogiendome de hombros.

Julieta se sentó con nosotros y luego dijo:

-lo gracioso es que escuchamos respuestas así todo el día - me miro con la sombra de la broma.

-¿de qué hablas? - pregunté sin entender.

-ah si, bueno no estoy seguro - respondió Alexander, se tocó la barbilla para dar énfasis a su expresión pensativa- o Emmaline ya se comienza a aparecer a ti, o siempre lo fue, o tu te comienzas a parecer a ella, o un poco de todo.

-¿qué? - pregunté aún más confundido.

-bah, ignoralo - negó Julieta- me refiero a que Emmaline comenzó a tomar esa costumbre de responder como tu.

-¡eso! Como cuando July dejó de ser tan seria y comenzó a hacer bromas como yo - ejemplificó Alexander.

-si, fue como tenerte ahí, fue gracioso, ahora son como un espejo - coincidió Julieta -es más, justo ahora tienes la cara que ella pone cuando algo no le agrada.

Era verdad, había alzado la ceja y puesto esa mirada de descontento tan característica de ella. ¿Desde cuando habíamos tomado la forma de ser del otro? ¿Eso era bueno o malo? ¿Por qué comenzamos?

Pasamos un rato más a fuera, hablando sobre lo divertida que fue su excursión, habían usado un teleferico parecido al de Londres para subir a la montaña, comieron en el restaurante del club y organizaron una pelea de nieve. Shancai salió a avisarnos que la cena estaba lista y todos entramos.

-¿cuál es el plan para mañana? - pregunto Meizuo cuando comíamos.

Eso inició la organización del día siguiente, aunque todos sabíamos de sobra que no se realizarían esos planes, por lo menos no en el orden y horario.

Emmaline evitó mi mirada toda la cena e incluso se retiro a su habitación después de que los tortolos, Ximen y su novia se fueran. Me quedé una hora más con él resto de los presentes y después me escabulli al primer piso.

Camine hasta su habitación, pero me quedé frente a la puerta, decidiendo si debía o no llamar, al final me arme de valor y lo hice. Ella abrió un par de minutos después, pero fue obvio que esperaba a alguien más.

-ah, eres tu - dijo y miró a los lados del pasillo- ¿haz visto a Julieta?

-no, ¿debería? - pregunté más brusco de lo que planeaba.

-en realidad no - dijo mirándome mal. - ¿qué necesitas?

-¿seguirás molesta? - pregunté.

-no estoy molesta - renego, bien pudo cerrarme la puerta en la cara pero prefirió caminar hacia dentro de la habitación.

Yo la seguí, cerré la puerta tras de mi y note que cojeaba, la había visto hacerlo cuando se levantó de la mesa pero creí haber visto mal.

-¿qué te pasó? - le pregunté señalando su pie.

Ella dio un último paso y se sentó en la cama.

-nada - dijo a la defensiva.

Me acerque y me senté a su lado, la obligue a subir su pie sobre mi pierna, lo hizo de mala gana. Tenía el tobillo hinchado y al moverlo no pudo evitar una mueca.

-estoy bien - dijo al ver mi cara de descontento.

-espera aquí - le dije.

Entre a su baño, en todos había un botiquín básico, abrí la cajita y saqué una venda y un ungüento. Volví a su lado.

-¿sabes vendar? - pregunto sorprendida.

Comencé a colocarle el ungüento y ella hizo una mueca.

-¿quién crees que curaba a Ah Si? - le respondí.

-al parecer hay un millón de cosas más que no se - dijo de nuevo molesta.

Hizo una mueca más cuando moví su pie para poder vendarlo mejor.

-¿por qué no me dijiste que recordabas el nombre de Jing? - le pregunté sin dejar de hacer mi tarea.

No optuve respuesta inmediata, pero tampoco me atreví a mirarla.

-todo el mundo sabía de tu relación con ella, hasta yo la conozco, no había nada que explicar. - dijo después de pensarlo.

-entonces sabrás que, fui a Francia a seguirla porque creí estar enamorado de ella - le dije terminando el vendado, la mire- y sabes entonces, que no fui suficiente para ella.

-¿por qué dices todo esto ahora? - pregunto tratando de desviar mi atención.

-porque haz estado ignorandome desde que llegamos - le respondí- además, los chicos me contaron sobre las llamadas.

Ni pestañeo, ella sabía que me dirían, así como seguramente sabía que hablaría con Shancai en algún momento, nada se le escapaba.

-¿aún la amas, verdad? - pregunto de la nada.- aún las amas, a ambas ¿me equivoco?

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora