🎶CINCUENTA Y CINCO🎶

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Alcanzamos a Julieta y Alexander en la entrada de la academia, Barnaby nos esperaba en el auto; en cuanto llegamos, nos subimos y condujo hasta el lugar de la presentación.

-¿nerviosos? - nos preguntó de camino.

-bastante - respondió Julieta por todos.

-no lo estaríamos, si no nos hubieran agregado más trabajo de última hora - se quejo Alexander.

-bueno, siempre hacen grandes presentaciones, así que con mucho o poco ensayo, seguro estarán prefectos - nos alentó el chófer.

-ojala así sea - respondió Emmaline.

De nuevo pasaba sus manos una y otra vez por su vestido, para evitarlo tome sus manos y las sostuve entre las mías.

-me pondrás nervioso - me queje.

Julieta nos observó con una sonrisa divertida pero no dijo nada.

-nadie te dijo que me miraras - respondió Emmaline.

Se repetía la situación del evento de recaudación de fondos; le sonreí y le dije:

-sabes que no puedo evitarlo, menos cuando te ves así de hermosa.

Las palabras salieron de mi boca sin que yo las procesará, había decidido decirle lo que sentía en el momento, siguiendo mis impulsos.

-ahora quienes dan Diabetes - se quejo Alexander desde el asiento del copiloto.

Emmaline esta muy colorada y solo pudo darme un beso en la mejilla, antes de esconder la cara en mi hombro.

Cuando llegamos al Palacio del Elíseo y ninguno pudo evitar llevarse la sorpresa.

-acaso no es... - comenzó a decir Julieta abriendo los ojos en exceso.

-la residencia presidencial -interrumpió Barnaby.

-el baile de Navidad, será aquí, ¿de verdad? - pregunto Alexander sin poder creerlo.

-tal parece que si, la directora me ha comentado que el Alcalde habló muy bien de la orquesta y consiguió que el presidente prestará su residencia por esta noche - explico Barnaby.

-no puedo creerlo - dijo Emmaline.

Habíamos pasado la reja donde había dos oficiales comprobando y autorizando la entrada de los autos, Barnaby nos dejó justo delante de la puerta principal. Bajamos y los que podrían ser mayordomos del palacio nos guiaron dentro del edificio.

Dejamos lo abrigos y después de pasar al siguiente salón nos encontramos a Dupont.

-ahí están, son los últimos en llegar - nos dijo en cuanto llegó a nuestro encuentro. - siganme.

Nos llevó entre la gente hasta una habitación donde se encontraba el resto de la orquesta.

-ya que estamos todos, como notaron están en la residencia presidencial, lo que significa que el mismo presidente estará observando la presentación - comenzó su monólogo con voz temblorosa.

Observe a todos, se veían incluso más preocupados que hace unas horas, nadie se esperaba la presencia del presidente.

-... No hace falta repetir que debe ser impecable su concierto - continuó Colette.

Los profesores se encontraban al fondo de la habitación, con copas de vino, seguramente para calmar sus propios nervios.

-comenzaremos con villancico de campanas, seguido por el árbol de navidad y concluyendo con el vals de las Flores - explico Russo, interrpiendo a Dupont, que solo los hacía ponernos aún más nerviosos. - después de la orquesta, habrá una pausa para la cena y después podrán presentarse: silent night, venid y adoremos, Csárdás, dance of the sugar plum fairy y swan Lake, en ese orden. ¿Entendido?

Todos dijimos que si al unísono y después tanto Dupont como Russo nos llevaron a la la habitación de aun lado, que en realidad era una sala de eventos donde solían realizarse las reuniones de prensa y otros eventos. Era un gran salón que bien podría ser el triple de grande que el auditorio, un candelabro de oro colgaba del techo, el cual tenía diversas pinturas hechas a mano. El área donde estaría la orquesta ya estaba preparado con el piano, las sillas y los atriles.

Alaric me dijo que ocupará el asiento detrás del piano durante las primeras dos canciones y después me integraría para la última, pero yo insistí en ocupar el lugar del segundo violin.

-pero no emsayaste esas canciones- comentó preocupado.

-¿las conoces? - pregunto Russo llegando a la discusión. - ¿sabes las partituras?

-si, de memoria - respondí.

Russo me miró detenidamente, realmente conocía las canciones y sabía que unirme a la orquesta no sería problema para mí.

-de acuerdo, solo porque si te unes después será muy evidente nuestra improvisacion - accedió Russo.

Asentí con la cabeza y ocupe mi lugar, Julieta fue la primera en notarlo y me miró con la interrogante en la mirada, negué con la cabeza y sonreí, ella rodó los ojos y siguió preparando su instrumento. Russo tenía razón, además de que podría evidenciar aún más a la violinista Montenegro.

Poco a poco la sala se comenzó a llenar y yo aproveche todo el movimiento para mirar a Emmaline. Se vía nerviosa y miraba con cierta desesperación a los recién llegados, buscaba a su padre seguramente.

-¿como en el ensayo? - le dije con sólo mover los labios cuando nuestras miradas se encontraron.

-cómo en el ensayo - respondió de igual forma.

Cuando todos estuvieron presentes y después de una breve presentación de Dupont, Russo entró y se coloco delante de nosotros, con un movimiento de su batuta nos indicó que nos prepararemos y con otro movimiento más nos hizo comenzar.

Al terminar la primera pieza, Emmaline tocó el primer puente permitiendo que poco a poco los violines comenzaríamos a tocar la segunda pieza, luego fueron las trompetas y trombones los que dieron el puente para la entrada de los clarinetes, oboes, flautas y fagots, comenzando así la tercera y última pieza.

Después del remate, el público estalló en aplausos e incluso se pusieron de pie. Lo habíamos logrado, improvisadamente logramos el concierto a la perfección.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora