🎶CIENTO VEINTIDÓS🎶

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NATHANIEL P.O.V.

-si, pero tu también mereces una vida - respondió en un tono más sentimental, éramos tan parecidos aunque lo negaramos - mereces la vida que nuestro padre te quito, deja de elegirnos a nosotras y comienza a pensar en ti...

Un grito de sorpresa y el sonido de que algo se estallaba contra el piso, detuvo su sermón en seco. Ambos corrimos a ver que pasaba en la cocina, la escena no fue algo que esperaba: Lei estaba de pie frente a Jing, la cual llegaba el vestido manchado y se le veían unas cuantas cortadas en las piernas, la botella de vino que bebían todos cuando estuve ahí, ahora estaba en el suelo hecha añicos y con todo su contenido derramada... Pero, había unas partes donde el rojo era más intenso, mire más y Lei sujetaba algo, su sangre era la que se combinaba con el vino.

Emmaline le hablaba a Lei para detenerlo, ambos sabíamos que eso no bastaría para hacerlo, así que después de varios gritos fue hasta su lado y lo obligó a verla.

Nadie respiraba, todos no sabían que demonios pasaba y se puso peor cuando Lei comenzó a actuar como aquel día que lo recogí en el aeropuerto. Estaba teniendo una crisis.

Ah Si fue el primero en correr a querer ayudarlo, le siguieron Ximen y Meizuo. Jing solo se movió de donde estaba, tenía una cara de pánico, seguramente nunca había visto a Lei así.

Sabía que debía de alejar a todos, pero no lo conseguía, sólo Emmaline lo logró, pero en su descuido Lei salió corriendo.

-¿qué ha sido eso? - pregunto Shancai preocupada.

-hacia mucho tiempo que Lei no tenía una crisis - respondió Ah Si.

-olvidas la del año pasado - le recordó Ximen.

Jing estaba pálida y temblaba, por su expresión ya no era de miedo, era por enojo. Furiosa tomó su teléfono y se encaminó en dirección a las habitaciones.

-¿a dónde vas? - la detuve al pie de la escalera.

-no es de tu incumbencia - respondió y trató de subir los escalones, la detuve del brazo.

-¿incluso ahora que haz dejado a todos en el peor estado posible, piensas ir tras de Lei? - le pregunté sintiendo toda la furia de hace un rato regresar.

-tu hermana no tiene idea de lo que le pasa, la más apta para calmarlo soy yo - dijo soltandose de mi.

-eso era antes y en cualquier caso, ¿qué te hace pensar que te necesita ahora? ¿Dónde estabas cuando realmente te necesito? - le reclame, no era algo que me tocaba reclamar pero ya lo había dicho.

-¿tu quien eres para decirme eso?- respondió, tal y como esperaba.

-¡por Dios, Jing! ¿Cuantas cosas malas deberán pasar por tu deseo estúpido, para que te des cuenta de que ya cruzaste el límite? - le grite, habíamos tenido una discusión así, cuando estábamos en África - ¿qué no te das cuenta de que todos aquí han cambiado? ¡Despierta de una vez! No puedes tenerlos a todos.

-nada me ha detenido para conseguir lo que quiero, nunca - me dijo también a gritos - esta vez no será la excepción.

-¡te estas escuchando! Entiendo que no te haya importado antes lo que pasaba con Lei y con los demás - sabía que todos oían pero no me importaba - pero ahora, ¿dónde quedó la caritativa Jing? La que ayudaba al prójimo y cuido de niños enfermos en África. Acaso esa Jing sólo fue una mentira más.

-¿ahora me llamas mentirosa? Tu fuiste el que primero se acercó a mi allá, yo tenía una meta en claro y tenías que llegar a arruinarlo - de nuevo, otra Jing que ya conocía apareció, aquella que creía haber perdido todo por escuchar su corazón una sola vez- ¡tenías que traerme de vuelta!

-¡Ahora es mi culpa! Jing, tu eres la que desde un principio me considero como su premio de consolación, no hace ni una hora que me dijiste que no era suficiente y ¿ahora quieres culparme? - pregunté dolido, su indecidison me estaba matando lenta y dolorosamente.

-Si, este viaje. Todo es culpa tuya. Nunca serás suficiente para mí, entiéndelo de una vez - dijo con todo el enojo que llevaba guardado.

Se sintió como un balde de agua fría, lamentaba haberle hecho pasar por algo como esto a Lei. Ahora entendía completamente lo que sentía.

-¡si nunca seré suficiente para ti!- necesitaba armarme de valor para seguir-- Entonces... ¿QUÉ DEMONIOS SIGUES HACIENDO AQUÍ? ANDA VETE, PERO SI LO HACES NO REGRESES MÁS.

Había logrado decirlo, pero a que costo.
Mi madre me había dicho sus peores maldiciones cuando me fui, seguro estaba destrozada como yo ahora. Si mi memoria no me fallaba, ella me dijo: “Vete, si eso es lo que quieres, entonces vete, no te detendré más. Pero cuando salgas por esa puerta, olvidate de que tienes familia, no vuelvas jamás." Pero esas palabras no servían aquí, ojalá lo hicieran, así no dolería tanto lo que estaba por decir.

-¡VETE! TANTO DESEAS TENER A LEI, ENTONCES LARGATE, JAMAS LO TENDRÁS. CUANDO SALGAS POR ESA PUERTA OLVIDATE DE MI, NO VUELVAS JAMÁS - le grite con todo el dolor oprimete, pese al nudo en la garganta y sintiéndome cada vez más herido que antes.

-SI, ME IRÉ, PERO VOLVERÉ, LEI SIEMPRE FUE MIO. PERO CUANDO VUELVA, MAS TE VALE SALIR DE MI CAMINO - me grito Jing de vuelta, esta no era la Jing de la que yo me había enamorado - TE ODIO, SOLO FUISTE UN JUEGO, RECUERDALO BIEN...

-¡tu recuerda bien, que si vuelves a insultar a mi familia o vienes siquiera a dirigirles la palabra, tu y tu familia conocerán de lo que soy capaz! - la amenace.

-ni siquiera eres capaz de verme partir, ¿serás capaz de destruirme? ¿A mí, la persona que más amabas sobre cualquier cosa? - no, no sería capaz de hacerlo, no fui capaz de detener a mi padre, menos seré capaz de destruirla a ella. - eso pensé, admitelo Nathaniel, yo siempre gano.

Subió las escaleras y entró a su habitación, para minutos después salir de la misma con sus maletas en mano. Me dio una última mirada y salió de la casa.

Ya me podía derrumbar, la había perdido. La persona que por años logró sacarme del odio en el que estaba sumergido, se había ido, yo lo había pedido y ahora no estaba dispuesto a enfrentarme a su partida. ¿Había hecho lo correcto? De ser así, ¿porque era yo quien se sentía miserable? ...

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora