🎶CIENTO CINCUENTA Y UNO🎶

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-Emmaline Shì, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

Los pocos comensales habían dejado sus platillos y habían volteado a vernos, hablábamos en ingles pero no se necesitaba saber el idioma para comprender que sucedía. Las meseras y meseros admiraron la escena y unos cuantos llamaron a los chefs, esto no debía pasar a menudo y presenciarlo debía ser algo épico. Al menos yo lo sentía así, el corazón me latía rápidamente, el mundo a mi alrededor no existía y cada segundo en que Emmaline seguía en shock me causaba una incertidumbre terrible.

Emmaline se quito la mano de la boca, tenía una gran sonrisa en el rostro, los ojos vidriosos por las lágrimas y parecía que temblaba.

-Lei... - comenzó a decir casi inaudible, pero su tono de voz subió a medida que seguía hablando-... ¡Si, claro que sí!

No me di cuenta cuando mi cuerpo se movió solo y terminé besando a Emmaline, este era el mejor día de mi vida hasta ahora. La felicidad del mundo me pertenecía y no quería dejarla ir. Solo lo aplausos de los comensales, meseros, chefs y nuestros amigos me hicieron volver a la realidad. Temblando de la emoción le puse a Emmaline el anillo que le había mandado a hacer: a simple vista parecía algo sencillo, una sortija de oro blanco, con incrustaciones de diamante rodeando un corazón de jade.

-Wǒ ài nǐ*- le dije a Emmaline una vez que el anillo estuvo en su dedo anular.

-Wǒ gèng ài nǐ, wǒ de àirén** - respondió emocionada.

-¡Ay, Dios! Siempre me hacen llorar, chicos ¡felicidades! - dijo emocionada Julieta.

Cualquier otra persona habría pensado que interrumpía el momento, pero para mí había sido oportuno, no sabía que decir, estaba tan feliz.

Emmaline se limpio la cara rápidamente, unas pocas lágrimas de alegría le habían caído por el rostro, y luego le mostró el anillo a Julieta. Alexander me guiño el ojo emocionado, sabía bien porque lo hacía. Los comentarios emocionados de las chicas se vieron mitigados cuando, nuestra mesera llegó con un postre que decía “felicidades".

-es cortesía de la casa, para nosotros es de buena suerte que las personas se comprometan en nuestro restaurante, así que les preparamos un pequeño obsequio - explico la mesera cuando cuestione el postre.

Emmaline y yo agradecidos el detalle y la mesera se marchó con una gran sonrisa, las demás personas aun miraban alegres en nuestra dirección.

-¿por qué jade? - pregunto Alexander sacándome de mis pensamientos.

-es la piedra preciosa tradicional de China, representa a la nobleza, la perfección, la inmortalidad y se creía atraía el amor - explique brevemente.

-perfección por Emmaline, obvio-comenzo a enumerar Julieta emocionada - inmortalidad por un amor eterno y atraer el amor, para que nunca les falte...

-si, algo así - acepte sonriente.

-¡Dios! Jamás vi al gran Huaze Lei sonreir tan ampliamente- se burló Alexander.

Era verdad, las mejillas comenzaban a dolerme, desde que me había arrodillado ante Emm, no había parado de sonreír. Era extraño, pero agradable a la vez.

-de ahora en adelante cada sonrisa del Gran Huaze Lei, me pertenecen - aventuró Emmaline a decir mientras me tomaba de la mano.

-desde que te conocí ha sido así- le recordé.

Alexander se quejo por tanta “miel", ganándose un golpe de su esposa. Ojalá el momento hubiera sido eterno, deseaba detener el tiempo; en un parpadeo, ya abandonabamos la Torre Latinoamericana y mi amigo conducía por la ciudad rumbo al aeropuerto. Julieta y Emmaline enseguida se enfrascaran en una conversación sobre los preparativos de la boda, yo solo podía observar a mi prometida... Mi prometida... Me gustaba esa palabra, la usaría mucho de ahora en adelante.

-ojala se quedarán mas tiempo, siento que apenas fue ayer cuando llegaron - se quejo Julieta cuando bajabamos las maletas del carro, en el estacionamientos del aeropuerto.

-prometemos volver - respondió Emmaline sonriente, tampoco había parado de hacerlo.

-más les vale, aún necesitamos más recuerdos de ustedes aquí en México - respondió Alexander.

Mientras caminamos les aseguramos que volveríamos, lo decía con verdadera honestidad, me había encantado México: su gente, su comida, sus tradiciones, sus paisajes, su historia y sobre todo, aquí era donde lo que comenzó el año pasado en Francia, de cierto modo concluyó aquí. México era mágico sin duda alguna.

La despedida fue forzada, ni el matrimonio quería dejarnos ir, ni nosotros queríamos irnos. Aunque cuando llegó el momento, no tuvimos más remedio que abordar el avión.

-los voy a extrañar - comentó Emmaline un poco triste, mientras subíamos al avión.

-los volveremos a ver más pronto de lo que crees - le asegure para hacerla sentir mejor, sonrió.

Buscamos nuestros asientos y después de acomodar parte de nuestro equipaje de mano en los maleteros que habían sobre ellos, nos sentamos. La auxiliar de vuelo, dio los datos rutinarios y 20 minutos después depegabamos.

Mire a Emm, estaba concentrada, con una gran sonrisa en el rostro, observando el anillo de compromiso.

-no creo que el brillo se acabe si dejas de verlo - comenté pensativo.

-lo sé, solo... aun no lo creo -confesó girando para verme a la cara.

Le tome la mano que llevaba el anillo y le deje un tierno beso sobre ella.

-yo puedo ayudar a que sea más real - le dije sonriendo.

-así que existe el Lei romántico empedernido - bromeó ella sonrojandose.

-de ahora en adelante, tengo una vida completa para ser romantico contigo - dije sin pensar.

Lo cierto era que, apenas si procesada lo que decía, cada palabra salía sin pensarlo antes, era como adquirir una nueva libertad. Esta felicidad era tan embriagante, que no me creía capaz de dejar de sentirla, no en mucho rato.

-te amo - me dijo entrelazando su mano con la mía.

Así que este era la verdadera felicidad, este era el amor. Amar sin poseer no siempre era lo mejor, a veces poder sostener la mano de quien mas querías te podía llevar a alcanzar las estrellas y la felicidad, eso era amor: encontrar a la persona perfecta que no solo te amara o que fuera indispensable en tu vida, debia ser una amiga, una novia, alguien que te entendiera sin juzgar y te ayudará a crecer y ser la mejor versión de ti. Todo eso era Emm para mí. La amaba demasiado y al fin nuestro final feliz parecía haber llegado.

*Te amo
**Te amo más, mi amor

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora