🎶CIENTO SESENTA Y SEIS🎶

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No hubo forma de que siguiéramos en plan serio, la interrupción de Shancai y Xiaoyou era la señal que necesitabamos para que diéramos por terminada esa sesión de “padres gritándole a sus hijos". Volvimos a la planta baja y continuamos animadamente la fiesta hasta el amanecer, tanto drama y discusión había hecho que perdiéramos tiempo, pero igual lo habíamos recuperado.

Todos terminaron durmiendo en los sillones y el suelo donde habían quedado. Solo Emmaline y yo, aún conscientes subimos a descansar a mi habitación hasta el medio día, cuando escuchamos el timbre.

-bueno se ve más descuente que a como fue en México - el que había tocado era Nathaniel, yo le había abierto y ahora pasaba la mirada por todos los invitados que seguían dormidos en mi sala.

-Emmaline esta furiosa contigo, que valiente que vinieras - le respondí de mal humor porque interrumpió mi sueño.

-lo sé, exactamente por eso vine -comentó haciendo una mueca, la misma que Emm cuando no le parecía algo.

Los pasos de la mencionada evitaron que dijera otra cosa; en cuanto lo vio se le fue encima pero se contuvo de no gritar para no despertar a nadie, lo arrastró escaleras arriba y yo los seguí.

-¿qué demonios te pasa? ¿Quién te dijo que te casaras solo por no arruinarme el día? - le dijo Emmaline después de arrojar a su hermano dentro de mi habitación.

-maldición Emmaline, mínimo buenos días - se quejo Nathaniel cuando se soltó de ella.

-no me vengas con eso, responde de una vez - le exigió su hermana.

-¿para que? Sabes la respuesta y aunque quieras cambiar lo que hice ya no puedes, un simple “hermano tu carga terminó" basta - alegó Nathaniel.

-¡idiota! Llevo diciendote que no nos debes nada ni a mi madre ni a mi, desde que regresaste - le recordó Emm - tu eres el que sigue haciendo estas cosas, ¡basta ya!

-Emmie, sabes bien que no podía darte la espalda, no de nuevo - respondió Nathaniel casi inaudible. Y luego con mayor volumen añadió - vine a disculparme en nombre de Jing, se que los F4 te exigieron que tu te disculparas pero vengo a decirte que no es necesario, ella entiende lo que hiciste y sabe que no eres tú quien debe pedir disculpas.

-que idiota... - dijo Emmaline cruzandose de brazos - se tardó bastante en darse cuenta, ¿no? Igual, no eres tu quien debe dar la cara por ella.

-Emmie, por una vez, puedes hacer esto fácil - rogó su hermano.

Era lo justo, ni lo de Jing ni lo de su padre, nos correspondían más y tratar de adjudicarnos esos problemas hacia todo más complicado para Nathaniel y el ya lo tenia demasiado difícil. Emmaline accedió a aceptar la disculpa y procuro dejarle en claro a su hermano que ella ya no quería que él siguiera protegiendola como si no pudiera arreglar sus problemas sola. Ahí acabo todo.

El resto del día, nos la pasamos tratando de matar la terrible resaca que teníamos todos. Ayudó un poco la comida que nos preparo Isobel y la señora Wang (que por cierto, los Wang habían llegado esa mañana y se quedarían en casa de Isobel). Jing no volvió a aparecerse y dudabamos mucho que fuera a la boda, lo que tranquilizó a Emmaline; mi discusión con ella aquella noche había sido dejada en el olvido y era una alivio, porque así las cosas volvían a estar bien.

El día pasó volando, todo estaba listo para el gran día, el cual estaba a pocas horas de llegar. Cuando la noche llegó y fue hora de que Emmaline fuera a casa, yo mismo la acompañe.

-mañana acaba todo - comentó mientras caminábamos a su casa.

-¿nerviosa? - le pregunté alzando la ceja fingiendo sorpresa.

-si, casi tanta como la que sentí en nuestro primer dueto - recordó, sonrió, su mirada brillaba emocionada.

Le tomé la mano, entrelace nuestros dedos y me lleve su mano a mi boca para dejar un corto beso en sus dedos.

-imagina que te tomo la mano de la misma forma que ahora - le dije en voz baja, como si de un secreto se tratara - quizá así, puedas olvidarte de los nervios un poco.

-tendré que esperar a después de la ceremonia para verdaderamente tener tu mano en la mía - hizo una mueca de disgusto pero volvió a sonreír - la verdad estoy más ansiosa por que llegué ese momento, que nerviosa en si.

-solo unas horas más...

Llegamos hasta su puerta, me sentía como un chico que va a dejar a su novia después de una cita; pese a que sería solo por esta noche y la última en que estaríamos separados, no quería estar lejos de ella.

-te veré mañana, en el altar - le dije antes de que abriera su puerta.

-yo seré la de blanco - respondió riendo.

-¿tenías que usar esa frase de crepúsculo? - me queje divertido, ella me había obligado a ver toda esa saga de películas unos meses atrás.

-quería sentirme Bella Swan por un segundo - respondió encogiendo los hombros.

-me gusta más que seas mi Emm.

-repitelo una vez más - me pidió con una sonrisa enorme.

-¿mi Emm? - pregunté confundido.

-si, con eso puedo aguantar hasta la boda - respondió sin quitar su sonrisa.

-a este paso seguiremos aquí parados hasta entonces - me queje.

-¡Lei! Arruinas el momento - me reclamo ella cruzandose de brazos.

-vamos entra ya, o Julieta me matara - le recordé riendo.

También rio y por fin entro a la casa, no sin antes darme un beso de despedida. A paso tranquilo volví a mi casa, donde ya descansaban los tortolos en su habitación. Después de prepararme para dormir, me recoste en la cama mirando el techo.

Mañana era el gran día. Y sería un buen día.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora