-bien, primera parada Chapultepec -anunció Alexander mientras todos subíamos al auto.
-¿shapul que? - pregunto Emmaline.
Julieta había subido a preparar rápido y 15 minutos después ya estábamos en el auto de Alexander, y este último ya conducía unos minutos después.
-Cha-pul-te-pec - dijo lentamente Julieta divertida. - es algo así como un bosque, que tiene un zoológico, unos monumentos y el famoso castillo de Chapultepec.
-es un buen lugar para comenzar, pueden ver la belleza de la ciudad y también conocer algo de nuestra historia - añadió su prometido.
-sin mencionar que tenemos el museo de historia frente al castillo, varios shows en vivo de los voladores de Papantla y muchos lugares deliciosos para comer -siguio diciendo Julieta.
-¿voladores de Pa-que? - pregunté confundido, los mexicanos tenían más palabras raras de lo que creí.
-¡ya lo verán después! - respondió Alexander riendo, comenzábamos a desesperarlo, no era nuestra culpa, tenían un idioma complicado.
El condujo por la ciudad y su prometida se dio a la tarea de señalarnos varios edificios y lugares importantes por los que pasábamos, hiban desde la embajada estadounidense hasta el ángel de la Independencia (emblema importante para México) o la Torre del caballito (una escultura muy grande tipo cubista, de un caballo color amarillo).
Casi una hora después, llegamos a el dichoso bosque de Chapultepec, Alexander se estacionó y todos bajamos. Siguimos a los tortolos hasta la entrada o una de ellas, que consistía en una reja metálica muy alta que daba acceso a algo parecido a un pasillo con fotografías temporales de animales mexicanos, todo rodeado de árboles donde se veían, cada dos por tres, una que otra ardilla. Al fondo del pasillo unos largos pilares con águilas en la cima.
-ese es el monumento a los niños héroes, aquellos jóvenes estudiantes del colegio militar que lucharon contra el ejército estadounidense cuando nos invadieron en 1847 - explico Alexander cuando llegamos a los pies de los pilares.
-bueno no eran niños en realidad, pero así se les recuerda y uno de ellos se arrojó desde el castillo envuelto en la bandera para defenderla - comentó Julieta - aunque igual es lo que se quiere recordar.
-¿estas diciendo que tu historia es una mentira? - pregunto Emmaline confundida.
-no, solo digo que no es toda la verdad - respondió mi amiga sin dejar de observar el monumento.
-¿en qué país, la historia es completamente cierta? - cuestione apoyando el punto de Julieta.
-¡vamos! No entremos en detalles ahora, mi adorada prometida es amante de la historia por no decir que esta obsesionada, así que tiene razonamiento de historiador-se disculpo Alexander.
-si no me hubiera ido también en la música quizá habría sido historiadora - razonó Julieta pensativa.
-quizá no te habría conocido - se quejo Alexander, mientras reanudabamos la marcha.
-si, habrías tenido una vida vacía sin mi - se burló Julieta.
-ha estas alturas me pregunto si igual no nos habríamos reencontrado si no hubiera decidió estudiar música - comentó Emmaline, nos quedamos detrás de los tortolos que seguían su discusion que pronto terminaría en alguna tontería.
-yo creo que en algún punto nos habríamos reencontrado, nuestros padres son amigos y socios después de todo - dije pensativo, la idea de conocerla en otras circunstancias menos pacíficas me aterraba, pero pudo ser posible.
-si las cosas se hubieran dado así,¿nos querríamos? - cuestionó leyendo mis pensamientos.
Sabía bien la respuesta, no siempre era así de simple, quizá si nuestro reencuentro se hubiera dado por negocios, justo ahora no estaríamos aquí y ni siquiera habría pasado nada de lo que pasó. Afortunadamente, el hubiera no existe.
-en esta vida, en la que sigue y en las que vengan después, sea como sea, creo que yo te seguiría amando igual -respondí tomándole la mano.
-bueno, yo conocí a distintos lados tuyos en un año y me enamore de todos, creo que aunque hubiera sido un negocio igual me habría enamorado de ti - razonó Emmaline más alegre.
Seguimos la caminada, había demasiada gente y todos miraban raro a Alexander y Julieta que habían dejado de discutir, pero ahora Alexander llevaba a su prometida a caballito sobre su espalda, jamás cambiarían.
Realmente había muvjo que recorrer, había vendedores a cada paso, niños corrían entre la gente con los gritos de sus madres preocupadas, uno que otro policía paseaba entre la gente despreocupado, había familias sentadas sobre el pasto comiendo y charlando, y más extranjeros de los que espere, paseaban entre la gente como nosotros.
Tras unos largos y cansados 15 minutos llegamos a la base del relieve sobre el que está el castillo.
-bien podemos subir a pie o esperar el tren -explico Alexander.
-por favor, esperemos el tren- pidió Julieta.
No tenía ni idea de a qué se referían con un tren, no había modo de que un tren pasara por allí, o por lo menos eso creí hasta que, efectivamente, un tren de proporciones mucho más pequeñas llegó y se detuvo casi frente a nosotros, no necesitaba vías ni nada más que, seguramente, un motor como de carro para funcionar.
Subimos a el después de pagar la cuota y recibir los boletos, el extraño vehículo tardó 10 minutos en subir y no podía sentirme más infantil llendo en el.
-chicos, esto es incómodo - se quejo Emmaline en voz baja.
-lo agradecerás cuando veas todo lo que había que subir - respondió Alexander guiñando un ojo.
Y efectivamente, la subida de hizo muy empinada conforme subíamos y la distancia era tal que el tren tardó más de lo que creí en subir. Había sido una buena idea, sin mencionar las miradas, la de subir en el tren. Bajamos y caminamos a la entrada del castillo.
Estudiantes, guías de turistas, policías, familias completas y turistas conformaban la primera habitación, en la cual se apreciaban carruajes de la época colonial murales de las hazañas de los héroes nacionales y representaciones de caballos con sus jinetes.
Al fondo podías elegir entre una nueva sala u otra, en las cuales veías jarrones con pintorescos dibujos elegantes y vestidos tradicionales previos a la Independencia de México. Con cada sala avanzabamos en el tiempo, con todo y uno que otro documento histórico se apreciaba como evidencia. Era sorprendente ver todo aquello, pero lo más impresione fue la historia detrás de cada objeto.
Y para descansar del largo recorrido, no había mejor lugar que la cima del castillo, en el jardín, cuya vista hiba más allá de los límites del bosque, se podía ver con claridad toda la ciudad y la gran bandera ondulante de México. Sencillamente impresionante.
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EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei)
أدب الهواةAh Si al final se caso con Shancai, Ximen tiene Xiaoyou y Meizuo espera a su chica indicada. Pero, ¿qué pasa con Huaze Lei? ¿Jing volverá? El corazón de Huaze Lei toca una melodia perfectamente incompleta, que con el tiempo se podrá terminar. . . ...