🎶CIENTO TREINTA Y SEIS🎶

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Después de aquel grandioso recorrido, salimos de Chapultepec para cruzar al museo de historia donde en realidad comeriamos algo llamado “tlayuda", que consistía en un base de maiz color azul a la que le llaman tortilla, cubierta de sus tradicionales frijoles refritos (un tipo puré de la semilla), con nopales sasonados con cebolla y claro si salsa y queso.

Realmente había muy pocas cosas que no llevarán tortilla o maíz o salsa, en los platillos mexicanos. Aunque en un principio la tlayuda no parecía muy apetitosa, al final fue una delicia total, que no sólo servía para distraer la boca y el estómago, también te saciaba el hambre.

A pocos metros del museo de historia había un largo tubo saliente del suelo, en la cima una estructura cuadrada se alcanzaba a ver. No parecía nada impresionante hasta que, 5 hombres vestidos con unos trajes típicos blancos con decoraciones en rojo, unas cuerdas sobre los hombros y unos sombreros, llamados penachos, muy llamativos a juego.

Todos comenzaron a trepar por el largo tubo y la gente comenzó a acercarse a ver el espectáculo.

-cada hombre representa los 4 puntos cardinales - comenzó a decir Julieta, señalando a cada persona del show- el que sobra, se queda en la cima tocando la flauta y el tambor para coordinar el ritual.

-¿cómo qué se queda? - pregunté alarmado.

-¿ritual? - pregunto Emmaline curiosa.

-si, ya lo verán - respondió Alexander y añadió - es un baile por los aires, por llamarlo de un modo, que de principio era un rito funerario pero después se consideró como una ceremonia para la fertilidad y la buena lluvia.

El sonido de un cuerno antiguo (como los de las películas, que soplan los personajes), atrajo mi atención, los 5 participantes ya estaban en la cima y se habían sujetado a la estructura cuadrada con las cuerdas que llevaban. Antes de poder decir palabra, el sonido del tambor, señaló el inicio de un movimiento rotatorio del cuadro; poco a poco los hombres se dejaron caer uno a uno, haciendo soltar un grito de sorpresa a más de un espectador. Giraban y se movían al ritmo del tambor y la flauta, cada hombre giro 13 veces y realizó alguna acrobacia cuando hubo aplausos; todo acabó cuando descendieron con agilidad y tocaron suelo como si realmente hubieran volado.

No podía estar más sorprendido, tanto la música como la tensión por la seguridad de los hombres, hacían de la experiencia, un satisfactorio acontecimiento digno de recordar.

-cada vuelta es por los 13 cielos del Dios sol y son 52 en total representando el símbolo del ciclo de 52 años del calendario indígena - explico Julieta mientras aplaudimos a los intérpretes - era y sigue siendo un honor poder ser parte de los voladores de Papantla.

Después de eso, volvimos a casa de Julieta que ya nos esperaba con la comida: Chile en nogada, que consistía en un Chile o ají tradicional llamado poblano, relleno de picadillo (carne molida con verduras), cubierto con una crema de nuez de castilla y con granos de Granada. Un platillo tradicional del estado de Puebla (que venía siendo como otra ciudad o distrito).

La combinación de sabores de todo lo que había comido hasta el momento, podría parecer extraño y quizá demasiado picante, pero no podía negar que estaba delicioso. La señora Graciela cocinaba muy bien.

-¿les gustó? - pregunto Alexander cuando terminamos de comer.

-si, todo increíble, la comida, el recorrido, todo - respondió Emmaline en mar de feliz, sonreí con sólo verla.

-Julys, Alex, no deberían andar paseando, deberían estar viendo lo de la boda, falta menos de un mes y no más no veo que acaben -comentó la madre de Julieta, interrumpiendo y en todo preocupado.

-ama, Emmaline es mi dama de honor, me ayudara en unos días, deja que se divierta - le respondió mi amiga tratando de conservar la calma.

-primero lo que deja y luego que ataranta - reprochó su madre.

-tranquila señora, de hecho yo estaba por sugerir que nos tomáramos estos días para terminar la boda y después volveríamos al turismo - respondió Emmaline para calamar a la señora.

-andale si, así está bien, ya vez Julys, si no te presionó no haces nada, estás como tu padre, hasta que no ven el tiempo encima no hacen algo, dejaran de ser padre e hija, de verdad que con ustedes no se puede - la pobre señora no dejaba de quejarse, pero había visto demasiadas veces las expresiones de la madre de Emmaline que sabía bien que sucedía.

-mamá ya basta, mañana comenzamos los preparativos faltantes, deja el drama - rogó Julieta, mientras su prometido se reía a escondidas.

-y tu no te salvas Alex, que también no te he visto hacer nada, ahí de ti si dejas a mi hija plantada - comenzó a decir la madre de Julieta al cachar a Alexander en plena carcajada.

-vamos Chelita, ¿después de tantos años aún cree que dejaré a su hija? - se burló Alexander.

-no me hables así, yerno. Que yo si le digo a tu madre - amenazó la señora.

Emmaline reía y movía la cabeza siguiendo las respuestas de la señora y de los tortolos; yo  comenzaba a entender algunas partes pero me perdía con facilidad, pues tenía cosas más importantes que pensar como: si de verdad estaba seguro de que lo haría...

Además de él collar que le había dado a Emmaline y de los viajes y citas que planee con Meizuo y Ximen, tenía una idea en la cabeza que no me dejaba tranquilo: matrimonio. Aún cuando nuestros padres lo hubieran arreglado por negocios, yo amo demasiado a Emmaline para dejar de lado eso. Quizá con ayuda de Alexander podría preparar algo para una ocasión tan especial como sería eso, pero me seguía preguntando que, ¿si en medio de todo este caos con Jing y Nathaniel, era el momento indicado para hacerlo?

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora