🎶OCHENTA Y CUATRO🎶

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Julieta apareció cercas de la hora de la cena, al verme tumbado en el escenario con las manos sagradas y la cara marcada de sandre y lágrimas, llamó inmediatamente a Dupont. La cual llevó a la enfermera y en el mismo auditorio sanaron mis heridas, por lo menos las físicas.

No podría tocar por un tiempo, un mes para ser exactos. Aunque esa noche me dejaron descansar, en realidad no lo hice, solo me quedé en la cama sin poder conciliar el sueño y al día siguiente Dupont, Alaric, la enfermera, Julieta, Alexander y hasta mis propios padres me gritaron preocupados (mis padres por llamada) en la ofinica de Dupont.

-... Necesitamos hacerle algunos exámenes, para cerciorarnos de que no haya lastimado algún nervio que pudiera impedir que toque en un futuro - dijo la enfermera a mis padres.

-hagan lo que necesiten - respondió mi padre.

-¿Hay algún riesgo de que no pueda volver a tocar? - pregunto Julieta fingiendo ser fuerte.

La enfermera, Dupont y Alaric intercambiaron miradas.

-¿y bien? - insistió Julieta.

-... No tenemos datos exactos, las heridas no parecían profundas por eso necesitamos las pruebas, para ver a qué punto hubo daño - respondió pacientemente la enfermera.

Deje de escuchar como lo había hecho mientras gritaban, que más daba si perdía la habilidad de tocar o no.

-...¡Lei! - escuche que me volvieron a gritar, era Julieta- ¡de verdad no dirás nada!

-creo que lo ideal sería, que Lei regrese a China para recibir una atención médica y psicológica en caso de que sean malas noticias los resultados de los exámenes - aconsejo mi madre.

-¿qué? - dije por fin.

-Es lo mejor para...-comenzó a decir Colette.

-¿lo mejor para quien? Pará mí o para ustedes - dije alzando la voz. - ¿de verdad les importo o solo están cuidando sus intereses? Por mi mejor no volver a tocar, si a cambio me libero de todos ustedes.

Dicho eso me levante y salí de la oficina de Dupont azotando la puerta tras de mi. Afuera me encontré con Emmaline que al parecer había estado escuchando a escondidas. No le dije nada y camine sin prestarle atención.

-¿así serán las cosas? - pregunto enfadada - apenas si me miraras, fingiras que no nos conocemos, ¿de verdad?

Me detuve, volvía a sentirme mal.

-ojala no te hubiera conocido -dije, me gire para verla - estaba bien con mi caótica vida, pero tenías que llegar a hacerme creer que por fin lo tenía todo, para al final, quitarme hasta mi única forma de escapar.

-¡ni siquiera me dejaste explicarte! - grito. - ¡me estás crucificando por no querer escuchar lo que tenía que decir!

-¿qué debía escuchar? ¿Debía quedarme a ver como ponías pretextos o como tu acompañante se burlaba de mi? - pregunté subiendo la voz.

-por eso no te había dicho, por que sabía que reaccionarias así - se quejo.

-bueno no lo soportaras por mucho-le dije y me di la media vuelta para marcharme.

-¿qué pasó con los 365 días a tu lado? - pregunto apenas audible.

Me detuve en seco, quise soltarme a llorar de nuevo.

-no se de que me hablas - respondí y seguí caminando.

-¡después de todo si eres un insensible rico más! - me grito, seguí mi camino - ¡no quiero volver a verte, Huaze Lei!

Ojala hubiera sido cierto, pero los días siguientes a ese, me la encontraba al salir de mi habitación, en las comidas ambos éramos tan orgullosos que ninguno se cambiaba de mesa. Los tortolos resintieron lo sucedido y hasta comenzaron a evitarnos.

Julieta me regañaba cada que podía y Alexander simplemente no me hablaba.

-ambos son mis amigos y creo que se están comportando como niños -me dijo un día - ni tu quieres escuchar ni ella hablar.

Eso fue lo único que dijo a los pocos días de mi pelea con Emmaline, y desde entonces no me volvió a dirigir la palabra.

Había tenido que ir al hospital muchas veces el último mes, para que finalmente me dijeran que no había sufrido ningún daño importante y que en medio mes más, podria volver a tocar con normalidad. Ojalá hubieran dado otros resultados.

Mis padres llamaron varias veces, tratando de obligarme a volver pero en cada ocasión me negué, por lo menos hasta que acabará el año escolar. Después de todo era mi último año, había sido la última beca como estudiante que me podrían dar. Terminando volvería a Shangai y vería que haría a continuación.

Eso no fue todo, Liu volvió por órdenes de mis padres, pero me había negado a decirle nada y cada sesión que teníamos.

-Lei, sabes bien que estas sesiones no funcionan si no estas dispuesto a cooperar - me dijo en la más reciente sesión.

-no se porque insiste en decir eso, ya le dije que no quiero hablar -le reproche una vez más.

Siempre era lo mismo y comenzaba a acostumbrarme a ello. Mi nueva meta era ver cuanto duraba la paciencia de la psicóloga y mi pasatiempo era responder lo más sarcástico de lo que era capaz.

El último mes de clases llegó. Alexander ya me hablaba pero solo para decirme lo tonto que era, Julieta me miraba preocupada y Emmaline, ella ya había comenzado a evitarme por completo, así que rara vez la veía. Fue como si nunca la hubiera conocido, como si nada hubiera pasado.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora