🎶DIECISIETE🎶

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-"si las disculpas bastarán, ¿para que necesitaríamos policías?" - recordé lo que siempre decía Ah Si, en voz alta.

-los necesitaríamos para asegurarnos de que las disculpas se pidieran y fueran honestas - respondió Emmaline para mí sorpresa.

Había escuchando cientos de veces a Ah Si decir aquella frase pero nadie tenía una respuesta, nadie excepto Emmaline.

-sólo habla con ella, si lo haces te concedere el orgullo de esperar a que ella sea la que se acerque primero, pero prometeme que la perdonarás - me pidió poniéndose frente a mi con las palmas de las manos juntas como si rezara.

-¿por qué están tan segura de que haré lo que me pides? Bien podría solo decirte que lo prometo y no cumplir mi palabra - le pregunté curioso.

-para empezar, no pareces ser alguien que rompa una promesa, un caballero nunca falta a su palabra o algo así leí por ahí - comenzó a enumerar con los dedos--segundo Alexander te trato de hablar de lo mismo hace un rato pero solo a mi me permitiste hablar.

>>lo que me lleva a mi punto 3 que en realidad es parte del 2: y esque después de todo si te importan los demás - hizo una pausa, la mire directamente y ella sonreía - tu fachada de desinterés y de desprecio se cayó en el momento en que me defendíste de esas chicas. - estaba por abrir la boca para interrumpirla pero me detuvo - justo ahora haz confirmado que de hecho te agrado y ayer me demostraste que eres más que un "insensible rico", te preocupaste por mi y no me dejaste hasta que estuve mejor. - ella sonrió mas ampliamente - digas lo que digas, me parece que ya haz revelado al verdadero Huaze Lei y debo decir que me gusta mas que el Lei que finge ser siempre.

Quería decirle que estaba desvariando o que no tenía sentido pero no podía.

-podrás seguir fingiendo con todo el mundo, pero ahora yo se quien eres en verdad. - me dijo aun con su sonrisa y un tono confidencial - también sabes quien soy, bueno quien es mi familia, así que, ¿que te parece si dejamos de fingir frente al otro?

Me ofreció su mano para estrecharla, de algún modo sus palabras me hicieron sentir en un deja vu. Tras pensarlo un momento, tomé su mano y la estreche.

-¿significa que dejaras los insultos de lado? - le pregunté antes de aceptar completamente.

-mm bueno, quizá no tanto así pero seré más amable contigo - confesó.

-con eso basta - acepte.

-interrumpimos - dijo alguien desde la puerta.

Emmaline y yo dimos un paso atrás sorprendidos y nos soltamos de las manos, el recién llegado era Alexander.

-creo que si - se respondió a sí mismo.

-¿que sucede? - pregunté recobrandome del susto.

-mmm bueno - comenzó a decir y se hizo un lado.

Julieta apareció con una caja en las manos y una sonrisa tímida en el rostro. Mire a Emmaline con cara de "este no era el trato".

-¿sorpresa? - dijo sonriendo inocentemente y encogiendose de hombros.

Suspiré pesadamente y me acerque a Julieta.

-es una ofrenda de paz - me dijo nerviosa - o una disculpa.

-les dije que no había problema - me limite a responder.

-si lo hay, - comenzo a decir Julieta un tanto ofendida- no debí decirte esas horribles cosas ayer y ni siquiera debí desquitarme contigo, no tenias la culpa de nada, por eso por favor perdoname.

Mire a Emmaline y ella tras analizarlo un poco entendió que hice. Ella había cambiado el momento de orgullo que me permitió pero de todas formas lo hice.

-aceptaré las "disculpas" - dije después de hacer una pausa dramatica - solo por que es pan al vapor.

Julieta sonrió ampliamente y aún sabíendo que no doy abrazos, me dio uno y no me soltó hasta que Alexander la separó.

-estos irían bien con un café - comentó Alexander.

De algún modo el y Julieta se las habían arreglado para meter una cafetera a su habitación, por lo que dejamos la sala de prácticas y fuimos al dormitorio de Julieta.

-eso fue trampa - me dijo Emmaline cuando hibamos de camino.

-tu me engañaste primero - le dije sonriendo de lado.

-bueno, arreglaron las cosas, ¿no? - cambio el tema.

Me detuve, Julieta y Alexander hiban varios pasos delante. Me gire para verla.

-no creías que seguiría enfadado con ellos - le dije sin dejar de sonreír. Y después confesé - solo esperaba que Julieta se calmara, da demasiado miedo enojada.

Alexander por eso no había insistido por la mañana, por eso les dije donde estaría, sabía que en el momento en que Julieta dejara su enfado vendrían a buscarme. Es un poco orgulloso pensar aquello, pero en los años que llevaba conociendo a Julieta sabía que era mejor darle su espacio cuando estaba molesta.

Emmaline abrió la boca para hablar pero se detuvo al no tener más que decir al respecto, en su lugar me miró con enfado.

Estuvimos en la habitación de Julieta hasta la hora de comida y después nos vimos obligados a participar en las prácticas de música. Primero viendo a los demás improvisar y después improvisando nosotros.

Era en ocasiones así cuando no odiaba totalmente a los estudiantes, al final solo estábamos todos entorno a la música, disfrutándola y compartiendola. Y pese a todas las veces que hice lo mismo, esta vez era diferente.

Mientras improvisada en el violin, junto a mis amigos, no pude evitar mirarla. Era la primera vez que la veía tocar frente a un público, sonriente y concentrada, tenía razón, me agradaba. Me agradaba bastante.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora