🎶CIENTO CUARENTA Y TRES🎶

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Todos se pusieron de pie cuando la música comenzó a sonar; la primera en aparecer en mi rango de visión fue Emmaline, sosteniendo un pequeño ramo de flores y con un vestido largo color violeta, se veía preciosa, incluso más que siempre. Se detuvo y acomodo del lado derecho del padre a mi altura.

Momentos más tarde, Julieta, caminando del brazo de su padre, apareció, Alexander contuvo el aliento y no pudo expresar una felicidad más grande que la que le permitio su boca al sonreír. Pará cuando llegaron frente a nosotros, Julieta se despidió de su padre, el cual tomó su lugar a un lado de su esposa en primera fila.

La melodia terminó, Julieta le pasó su ramo a Emmaline y ella y yo pasamos a sentarnos a nuestros lugares asignados.

-Estamos hoy reunidos, gracias a la Gracia del Señor Todo poderoso, para celebrar la unión de estos dos jóvenes enamorados... - comenzó a decir el Padre.

-prometi que no lloraría - susurro Emmaline moviendo su mano izquierda para secar las lágrimas que se le acumulaban en los ojos.

Recién comenzaba la boda y ya quería llorar, podía llegar a ser muy sentimental. Me lleve la mano a uno de los bolsillos de mi saco y saqué uno de los pañuelos que llevaba, se lo pasé y ella sonrió divertida. Hacía mucho tiempo desde la última vez que le había dado alguno de mis pañuelos, hacerlo estaba lleno de recuerdos para ambos.

La ceremonia continuó sin cambios durante 30 minutos, sólo fueron palabras del padre con un sermón sobre el matrimonio y lo que decía la biblia.

-¿tienen sus anillos? - pregunto el padre, por fin.

Emmaline y yo nos levantamos y nos pusimos de pie en el lugar que habíamos ocupado minutos antes, les ofrecimos los anillos y los tortolos los tomaron. Una serie de protocolos más le siguieron, un lazo, unas copas, unas obleas (representación de él pan del cuerpo de Cristo)* y otros más.

El padre los hizo repetir sus palabras para decir la primera parte de los votos matrimoniales y después, finalmente llegó el turno de que ellos hablaran con libertad:

-han pasado 4 años desde que nos conocimos, en aquella aburrida clase de historia de la música, lo más irónico es que necesitamos salir de nuestro país para encontrarnos - comenzó a decir Julieta con la voz entre cortada - lo primero que dijiste fue “¿quién en su sano juicio pone a dos mexicanos en un salón? Si uno ya es un desastre, imagínense dos", desde entonces si que fue un caos estar en clase juntos.

>>lo mejor de ello, fue que me recordaste lo que es ser feliz y poder reír a carcajadas - Julieta sonrió con unas cuantas lágrimas cayendole por el rostro- por eso quiero, que el resto de nuestros días juntos sean como aquellas clases, que estén llena risa y diversión, porque cuando estoy a tu lado no hace falta mas. Te amo.

Emmaline se limpiaba tímidamente la cara y yo solo podía sonreír satisfecho. Julieta había crecido emocionalmente y no podía estar mas orgulloso de ello.

-¿cómo superare eso? - se quejo Alexander, ni en su boda podía estar serio- Julieta, había tantas cosas que esperaba decirte hoy, pero al igual que siempre lo únicos que lograrás es hacerme soltar la primera tontería que se me venga a la cabeza. - sus padres soltaron una risilla y hasta el padre no pudo evitar una sonrisa- Y esque para mí, tu eres la única que pude sacar mi lado más torpe, de no ser por ti habría olvidado lo que era seguir divirtiendome cual niño. Yo solo quería sacarle una sonrisa a la chica con mal genio y ahora estoy delante de esa chica malgeniuda jurandole amor eterno.

>> Si eso no es una completa tontería del destino, entonces que podré esperar de nuestro futuro. Quiero seguir a tu lado el resto de mi vida y quiero poder hacerte sonreír incluso en tus peores días - dentro de sus disparates estaba confesando lo que Julieta sentía por el, me recordaba tanto cuando me lo confesó a mi hace 3 años - y solo puedo decir que “me haz hechizado en cuerpo y alma. Te amo, te amo, te amo"

-no podías haber concluido mejor- bromeó Julieta, “orgullo y prejuicio" era su película favorita y ahora había conseguido a su Mr. Darcy de carne y hueso.

-ahora por el poder que me confiere Dios y el Vaticano, yo los declaró marido y mujer - concluyó el padre. - puede besar a la novia.

Pará cuando llegó el beso, todos en la iglesia aplaudieron y gritaron emocionados, la música regresó para acompañar el momento.

Emmaline se acercó a mí y me tomó de la mano.

-al fin pasó, no me lo creo - me dijo casi al oído.

-y pensar que Alexander entró en pánico hace unas horas - dije divertido.

-Julieta igual, casi no entra a la iglesia - confesó Emmaline riendo.

Los tortolos se separaron y recorrieron el pasillo, sus invitados les arrojaron arroz (una tradición para que tuvieran prosperidad y abundancia durante el matrimonio). Ya solo quedaba la fiesta.

Acabada la ceremonia, Emmaline y yo subimos al carro de Alexander en que yo había llegado una hora antes. Conduje por la ciudad hasta la hacienda de la familia Cetina.






*Aclaración: desconozco gran parte de lo que la biblia dice y también de cómo se desarrolla una misa para boda. No pretendo ofender a nadie por tal motivo se omitieron algunos detalles y la descripción fue vaga.

EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora