EL SALÓN DE LAS MELODÍAS (Huaze Lei)

🎶NOVENTA Y SIETE🎶

El tiempo pasó demasiado lento los siguientes días.

Ese mismo día Dupont había insistido en que Julieta y Alexander volvieran a México pero ellos se negaron en cada ocasión, "en las buenas y en las malas", era lo que repetían. Conocía demasiado bien a esos dos para saber que, quizá por sus costumbres mexicanas o por su mera forma de ser, no abandonaría a Emmaline, menos en esta situación. Y yo estaba agradecido por ello.

Después de eso, los tortolos se turnaron con Ah Si y Shancai (que después del accidente también decidieron quedarse hasta que Emmaline mejorará) para hacerme compañía durante el día en el hospital. Dupont e Isobel también se turnaban. Y no tuve más remedio que aceptar la presencia irregular de la psicóloga, 2 o 3 veces por la semana hiba a observarme y sacaba muchas notas, sabía que lo hacía por mis padres pero solo lograba alterarme aun más.

Durante 2 semanas, estuve durmiendo casi a diario en el hospital, hiba unas horas a casa con los Wang por las mañanas, solo a cambiarme de ropa y ducharme. Apenas si comía o dormía. Mis crisis no desaparecieron y de hecho se hacían presentes cada que el doctor salía a decirnos que Emmaline había tenido problemas.

Las alarmas del hospital me causaban pánico, pues era un sonido agudo e intermitente, acompañado de una luz parpadeante roja. No necesite mucho tiempo para darme cuenta de que significaba problemas y a todos en la sala de espera nos ponía los pelos de punta.

Isobel no estaba mejor que yo, Colette le rogaba para que fuera a descansar y procuraba llevarle comida. De hecho, de no ser por Colette o Lian, ninguno de los dos hubiera probado bocado alguno desde el accidente. Julieta y Shancai también me habían estado obligando a comer y dormir (aunque apenas cerraba los ojos y la escena del accidente se repetía en mis ojos).

Alaric también había paso a ver como esta un par de veces; siendo honestos incluso el se veía tan cansado como Colette o Julieta o Shancai, pues el había estado llevando y trayendo a Dupont cada que yo tenía alguna crisis. Ni la psicóloga lograba calmarme cuando eso pasaba, no importaba donde estuviera, Alaric siempre tenía que llevar a Colette hasta mi.

Cada día que Emmaline no salía de cuidados intensivos yo empeoraba. Aunque finalmente después de dos semanas de malas noticia llegó una buena.

-familiares de Emmaline Shì - nos llamó el doctor en turno.

Apenas oímos su nombre, Isobel y yo nos levantamos de golpe. Yo estaba esperando a Ah Si para que me llevara a casa e Isobel recién llegaba.

-somos nosotros - dijo Isobel cuando el doctor se acercó.

-de acuerdo, hay varias cosas que debo comentarles - comenzó a decir el doctor mientras revisaba el expediente - primero, la inflamación del cerebro aún no disminuye, así que me temo que dejaremos en coma a Emmaline un poco más. - así que en realidad eso no había cambiado- por otro lado, se ha recuperado muy bien de las costillas rotas y no ha habido problemas recientemente. Por lo tanto, después de hacerle unos estudios más, la trasladaremos a una habitación para que puedan pasar a verla.

No supe como reaccionar, de verdad era una buena noticia. Isobel parecía incluso menos preocupada por antes, o al menos por unos segundos.

-sus probabilidades de mejorar han aumentado, ¿verdad? - pregunto sin titubeos.

-para eso son los exámenes - respondió tranquilamente el doctor- antes de darle una respuesta debemos evaluar esta nueva evolución en su diagnóstico.

Me olvide completamente de volver a casa, tuviera que esperar el tiempo que fuera, yo no me iría a ningún lado. Incluso después de que el doctor se fuera, no podía dejar de pensar que quizá lo peor ya había pasado y todo comenzaría a mejorar.

Ah Si llego con Shancai media hora más tarde y al escuchar las nuevas también se alegraron. No insistieron en llevarme a casa, pero si en quedarse a esperar conmigo. Me recordaba la vez que tuvimos que esperar todo el día y casi toda la noche a que apareciera Ximen solo para que Xiaoyu hablara con el.

Las horas pasaron lentas y a cada minuto otro gramo de paciencia se escapaba de mi cuerpo. Había espiado dos semanas para tener buenas noticias y ahora que las tenía, aún tenía que esperar un poco más.

Finalmente, pasadas las 6 de la tarde, la enfermera se acercó.

-¿familiar de Emmaline Shì? - habló la trabajadora.

-aquí - respondió Isobel poniéndose de pie.

-ya puede pasar a ver a la paciente - le dijo la enfermera, me acerque sin pensar y esta me miró con curiosidad - solo la madre o tutor del paciente puede verla.

-¿qué? - pregunté con la poca calma que me quedaba.

-el también puede venir - se apresuro a decir Isobel, a la vez que me detenía para no dar un paso más - es su prometido, también tiene autorizado verla.

-ah, lo siento no tenía esa información en el expediente -se disculpo la enferma - en todo caso necesitaría la autorización del padre o tutor de la paciente.

-ya te lo estoy dando - respondió un poco fastidiada la madre de Emmaline. - el vendrá conmigo y tendrá acceso a ver a mi hija y su prometida cuando desee, ¿quedo claro?

-si, lo registrare entonces - se apresuró a aceptar la enfermera.

Al igual que Emmaline, Isobel podía llegar a ser escalofriante, no podía esperar menos de la mejor abogada de Londres y ex esposa del magnate Shì Zhi Chao, el cual por cierto, ni se había dignado en llamar para ver cómo estaba su hija. Y el tal Nathaniel también había desaparecido de nuevo, ¿y el me hablaba de lealtad?

Seguimos a la enfermera hasta el elevador y subimos al siguiente piso, el cual no era muy diferente del anterior, salvo que en lugar de tener un espacio para sala de espera, tenía más puertas que daban a otras habitaciones. Continuamos por el pasillo de la izquierda hasta la habitación 326C.

-pueden estar el tiempo que deseen, a partir de ahora mis compañeros estarán monitorieado a la paciente - dijo la enferma antes de irse.

Por fin, la puerta estaba frente a mi, pero ni Isobel ni yo estábamos seguro de querer abrir la puerta. Lo que veríamos al hacerlo seguro nos dolería más de lo que nos duele la ausencia de Emmaline.

Finalmente, luego de pensarlo y repensarlo, Isobel acercó la mano a la perilla y la hizo girar.