Capitulo 601

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+ Traicionaste nuestra confianza, Alba.

A: Os prometo que yo no...

El nudo en la garganta no le permite acabar de hablar. Un puchero se le forma en la cara, que se cubre rápidamente con las manos para protegerse de esa sensación de vulnerabilidad que tan bien conozco.

+ Sabemos que no estás colocada.

Remarca lo evidente. No es algo que podría ocultar y la chica está en sus cabales.

- Pero te dijimos mil veces que no nos gustaban aquellos chicos, y lejos de mencionar esto, les defendías.

Sorbe la nariz. Puedo ver en sus ojos como se hace pequeñita.

A: Yo no lo sabía.

Asegura. Aunque con timidez.

A: Es la primera vez que lo hacen conmigo.

Solloza.

A: Antes sólo habían fumado unos porros.

Nos cuenta.

A: Me ofrecían y yo no aceptaba.

Arrastra un par de lágrimas que se le escapan con el filo de su mano.

A: Me la pasaba bien con ellos, pero yo no sabía que estaban metidos en nada de esto.

Promete rota.

A: Igual hice mal porque les subí a un pedestal.

Confiesa.

A: Y me negué a escucharos.

Admite su error.

A: Porque hace mucho tiempo no me la pasaba tan bien con nadie.

Nos cuenta llena de tristeza.

- Pero ahora siento que soy ya la que me caí de lo más alto, no ellos.

Vuelve a llorar. Abro mis brazos para darle consuelo. Se lanza a en busca del refugio que le brindo como si de una niña pequeña se tratase.

A: Cuando me decías que no te gustaban, yo no creí que fuesen capaces de meterme en un lío.

Murmura entre lágrimas.

A: Nunca me imagine que os iba a llamar la policía porque me tenían con ellos, ni menos que se los iban a llevar detenidos. A dos de ellos les estaban buscando hace tiempo.

Se avergüenza, alejándose un poco de mi, para intercalar su mirada entre la de Gaby y la mía.

A: Perdonadme.

Implora cohibida. La barbilla aún le tiembla y sus ojitos buscan nuestra aprobación.

Gaby se acerca, ofreciéndole esta vez el, refugiarse en un abrazo que le dé calma.

+ A nosotros siempre vas a tenernos, Alba.

Promete.

+ No importa lo que hagas.

Asegura.

A: Os quiero mucho.

+ Nosotros te queremos a ti.

Le recuerda.

+ Pero tendrás un castigo.

A: Lo sé.

Acepta sin poner pegas. Sabe que es merecido y que no seremos demasiado duros.

+ Ahora sube a la cama, que es tarde y todos necesitamos descansar.

A: ¿Te quedas un rato conmigo?

Musita llena de timidez.

A: No me apetece dormir sola.

Sonrío enternecida. Gaby también lo hace. Ambos sabemos que aún nos falta nuestra charla y que lejos de regañarla, voy a arroparla entregándole la seguridad que solo una madre puede dar.

Solo el amor nos salvará (cuarta parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora