🧶VEINTINUEVE🧶

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-eso no, lo recuerdo claramente, aquel día de práctica... - siguió diciendo Alisa, ¿ya podía salir corriendo? - aquel día de práctica, el espionaje, si él fue...

-¿el fue quien? - pregunto impaciente la directora.

Era mi fin, esto empeoraba, mi reputación estaba en las manos de esa chica que ni conocía. Ya podía irme despidiendo de todo y todos. ¡Adiós, mundo cruel!

-el fue a quien asuste esta mañana también, respetuosamente le dije que era el mismísimo fantasma de la opera - explicó Alisa, esa si que era una sorpresa, esperaba que le dijera a Ivanov lo que había hecho, pero no pasó ¡estaba salvado!- y bueno lo hice, porque el me asusto primero, salió de su oficina como un Zombie.

-¡Alisa! - la reprendió la directora.

-¡ah, esta bien! Lo lamento, “señor Feng" - se disculpo Alisa, poniendo mucho sarcasmo al nombrarme.

De nuevo, me arrepentí de haber dicho demasiado pronto que no habría problemas.

-no hay problema - dije con una sonrisa fingida. Mire mi reloj como si recordará algo y añadi- bueno, si me disculpan tengo una reunión en 5 minutos, suerte en su ensayo.

Ivanov me agradeció por la reunión y Alisa me miró desconfiada. Salí lo más rápido que pude del auditorio y de camino a la salida Akiko me interceptó.

-¿todo bien, señor Feng? - pregunto al ver mi cara de pánico.

-si, em... ¿Los de la Federación confirmaron la reunión? - le pregunté tratando de volver a la normalidad.

-si, llegan en 2 horas, mientras tanto su comida ha llegado - me respondió mi asitente- la deje en su oficina y despeje su horario para que coma con calma.

-gracias, también ve a comer algo-le ordene y me encamine a mi oficina.

Ciertamente, no comí tranquilo, tenía la sensación de que si aquella chica había guardado el secreto no sería gratis. Entre ideas descabelladas y un poco de cordura comí lo más rápido que pude y después me puse a trabajar. Faltaba tanto por hacer.

Al poco rato volvió Akiko, tuve la llamada que había programado y seguí trabajando sin descanso hasta poco antes de media noche cuando obligue a mi asistente a irse a descansar. Yo aún me debatía entre irme a casa o no.

Opte por dejarme caer en la silla de mi oficina y cerrar un momento los ojos, estaba muerto de cansancio, pero si hiba a casa perdería tiempo. Aunque si no hiba a casa, mi madre se volvería loca esta vez.

-¿qué no tiene casa? - pregunto alguien.

La oficina estaba iluminada pero con el susto me costó identificar de dónde venía la pregunta, no era de la puerta... Maldije al ponerme de pie de un salto y tras terminar de sufrir un infarto, busque a mi causa de muerte.

-¿cómo entraste aquí? - pregunté alterado.

¿De verdad, de todo lo que pude decir, lo primero que dije fue eso?

-atravieso paredes - confesó tratando de no reír.

-señorita Romanov, no creo que le hayan dado la llave para... - comencé a decir en tono serio, no tenía ánimos para esto, ni para morir de un susto en realidad.

-A-li-sa, dígame Alisa - me interrumpió la chica, Alisa. - la formalidad no es tan divertida.

-señorita Alisa, no creo que... - continue ignorando el hecho de que me había pedido que la tuteara.

-¡Остановитесь сейчас же!* - me dijo en ruso, no entendí nada pero igual me detuve, supongo que hace se refería - me cambia el tema joven anciano.

-¿joven anciano? - pregunté confundido.

-le pregunté si no tenía casa, parecía muy cómodo dormido en esa silla - siguió ignorando mi pregunta por completo.

-y yo le pregunté qué cómo había entrado - le dije cruzandome de brazos.

Ella hizo una mueca divertida, camino al escritorio y se acomodo en mi silla. Era una silla giratoria, así que lo primero que hizo antes de responder fue dar vueltas en ella; sería muy deshonesto de mi parte si no confesara que hacía lo mismo de vez en cuando.

-usted autorizo que me dieran una llave, al parecer es una llave maestra -explicó Alisa sin dejar de dar vueltas, comenzaba a marearme - debería cambiar la cerradura de su puerta de emergencia, no es muy seguro dar llaves a desconocidos que pueden abrir hasta su oficina

Sonaba sería pero su rostro reflejaba lo divertida que estaba jugando con la silla. Suspiré, así que lo había descubierto. Había intentado eso de oculto a plena vista, como nadie se imaginaria que prestaría la llave de mi oficina con tal facilidad, era la manera más segura de tener todo a salvo, pero ella lo había descubierto.

-van 2 - soltó, deteniendo su giro y mirándome directamente.

-¿dos? - dije sin entender, porque seguía hablando con ella, simplemente podría quitarle la llave e irme a casa.

-2 secretos, tu espionaje y la llave de tu oficina - explicó con tono de obvio.

-así que a eso ha venido, realmente esperaba que se lo contará a su profesora - dije divertido por el hecho de haber descubierto lo obvio.

-no vi porque hacerlo, eso complicaría sus negocios y yo ya no podría divertirme como lo haré - explico encogiendose de hombros.

Comenzaba a creer que Alisa no era el fantasma amigable de la mañana y en su lugar era como Poltergeist, juguetón y violento. Todo esto me daba escalofríos.

-Tengo varias preguntas - comente comenzando a recoger mis cosas- ¿que hace aquí en realidad? ¿Por qué molestarse en venir a esta hora? ¿Por qué joven anciano? ¿Por qué no parece ser alguien normal? Y lo más importante, ¿qué hago para que deje de darme sustos de muerte?

Esto era peor que extraño, tenía esa sensación de irrealidad y en el aire se podía sentir el suspenso. Seguro estaba soñando, es la única razón lógica para todo esto.

-vine a descubrir porque usted nos espiaba en nuestro ensayo, vine ahora porque tenía otras cosas que hacer y sería sospechoso que le hablara cuando es lógico que nuestra relación se basa en un simple negocio en el cual solo soy una pieza de ajedrez en realidad - comenzó a explicar, su tono de voz era cada vez más tétrico, odiaba las películas de terror, ¿cómo había terminado en una? - ya debería saber porque joven anciano, la normalidad es aburrida y me temo, que no se librará de esto tan fácil...




*Остановитесь сейчас же: ¡para ya!

Unplanned Love (Feng Meizuo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora