🧶SETENTA Y NUEVE🧶

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Aunque el tema de la amiga o amigo de Alisa no me abandono los dos días siguientes, fue imposible darles importancia cuando tenía que dejar todo listo antes de irme a Rusia.

-¿de verdad no quiere que lo acompañe? - me cuestionó Akiko en mi último día antes de partir cuando pase a la oficina a firmar todo lo que debía antes de irme.

-no, te necesito aquí para que vigiles los dos proyectos del mes, aunque solo me voy por unos días es mejor si nos mantenemos alerta - le explique amablemente por segunda ocasión.

La verdad es que también podría a llegar a necesitar a mi asistente en Rusia, pero era la única persona en la oficina a la que le confiaría la sipervicion de los proyectos. Así pues, le dejé encargado lo que teníamos en curso, ya me las arreglaría yo para sobrevivir en Rusia.

Después de la oficina, fui a terminar de empacar a casa, mientras mi madre me bombardeaba de consejos de viaje y de medidas precautorias que debía considerar, se estaba poniendo sobreprotectora solo por ser mi primer viaje de negocios; por otro lado, mi padre desde el festival estaba desbordando felicidad y aunque quise preguntarle mas de una vez sobre lo que Jing había dicho no había tenido ocasión para hacerlo, así que solo disfrutaba de sí felicidad.

Al día siguiente, desde temprano pedí al chófer que me recogiera y me llevara al aeropuerto; el vuelo fue tan  largo como la primera vez, aproveche para dar los últimos detalles a mi planificador y para descansar, sabia que Alisa iría a recogerme al aeropuerto, así que esperaba 4 días de ajetreo desde el primer minuto.

-¡Meizuo por aquí! - escuche que me gritaban al llagar al área de llegadas del aeropuerto.

Después de recoger mi maleta había ido directamente al área de llegadas y como esperaba, mi chica favorita estaba dando saltitos entre la multitud para llamar mi atención, sonreí apenas al verla. Cuando estuve lo suficientemente cerca, se lanzó corriendo hasta a mi, la recibí con los brazos abiertos y ella brinco hasta ellos.

-te extrañe - dijo en voz baja como si de un secreto se tratara.

-yo igual - le respondí de la misma forma.

Cuando se bajó de mi regazo, caminamos juntos a la salida.

-dado a que aquí si tengo licencia y tu no, me toca manejar -amenazó emocionada mostrando las lleves de un auto.

No me había equivocado al pensar en lo veloz que sería todo desde que llegara. La mire y me reí recordando cuando casi logro hacer que yo condujera en mi país.

-¡andando! - dijo emocionada guiándome por el estacionamiento hasta llegar a un precioso mustang 429, un clásico y emblemático carro.

-eso es... - comencé a decir sorprendido.

-así es, era de mi padre, mi madre me lo dio como regalo de 16 años - explicó Alisa con una sonrisa melancólica, pero enseguida cambió su expresión a una más animada- esta vez yo seré tu chófer particular, así que subiras sin quejas.

-si, señora - acepte divertido.

Subimos al auto y lo primero que hizo fue llevarme al hotel a dejar mis cosas. En el camino le contó todo lo que había hecho el último mes, entre ensayos y fiestas eternas, como ella las llamaba, también había decidido estudiar más el chino (aunque ya era bastante buena). La verdad, había querido olvidar que tan necesaria era Alisa el mi vida, su alegría era contagiosa y a la vez su sonrisa me hacía olvidar todo lo demás.

Una vez en el hotel, reclame mi habitación y subí a dejar mis cosas y a darme un baño rápido para quitarme la pesadez del viaje. Alisa me espero en la sala de estar de mi habitación. Pará cuando salí ella miraba fascinada la vista, había elegido la misma habitación que cuando viaje con mi padre.

-grandiosa, ¿no crees? - le dije caminando hasta ella.

-si... - fue lo único que respondió.

Ella admiraba el paisaje y yo la admiraba a ella. Tardó solo unos minutos más en dejarse hipnotizar por la vista y después se dio media vuelta con una gran sonrisa, la misma que no había borrado desde mi llegada.

-si no estas demasiado cansado, ¿podrías venir conmigo a cenar con mi pequeña familia? - pregunto, no sonaba a una opción pero tampoco me molestaba, tenía curiosidad de ver a Nadenka actuar tranquilamente como una buena tía y seguramente la madre de Alisa quería conocerme, así que no podía negarme, menos cuando mi novia me miraba tiernamente esperando mi aprobación.

-de acuerdo - accedí más animado de lo que creía que estaba.

-bien andando que nos esperan - dijo llevándome consigo.

-¿qué, ahora? - pregunté entrando en pánico.

-si, ahora

-pero, acabo de llegar, darme un poco de tiempo para respirar - me queje haciendo un drama.

-no hablar, tengo 4 días para disfrutarte todo lo que pueda, así que no me molestes - respondió ella sacándome de mi habitación.

Me llevó al elevador arrastrando y una vez en el la mire.

-eres mala - le dije entrecerrando los ojos.

-no, no, no, el malo eres tu por tener el tiempo justo - se quejo Alisa cruzandose de brazos - este solo es el comienzo de mi plan, así que no empieces de una vez a quejarte.

-crei que los planes no eran lo tuyo - la volví a molestar con lo mismo de la llamada.

-no es un plan, de hecho es un sabotage - soltó en un tono macabro.

La observe preocupado y ella me devolvió una cálida mirada de inocencia. Tenía la impresión de que era enserio lo de sabotear mis días de trabajo.

-eh, creí que el trato era no arruinar el trabajo del otro - dije mientras las puertas del elevador se abrían y ambos salíamos.

-no lo voy a arruinar, solo le pondré algo de diversión - dijo sin dar demasiado detalles.

-suena peligroso - pensé en voz alta.

-puede ser, pero haré memorables estos 4 días - dijo soñadora, vaya que se había tomado muy enserio el tener poco tiempo.

Me agradaba, así fuera el más mínimo minuto hacíamos que valiera la pena, porque ambos queríamos esforzarnos, ambos estábamos dando lo mejor del nosotros. Nada malo podría pasar si me dejaba llevar un poco, era Alisa de quien hablaba después de todo. ¿Qué podría salir mal?

Unplanned Love (Feng Meizuo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora