🧶CUARENTA Y NUEVE🧶

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Por la ventana vi como Mi-suk entro a su edificio, pero tarde un poco más en decidir que hacer a continuación. No había sido la platica que esperaba, aunque tenía razón, ella había entendido todo desde el inicio, no había nada que explicar, pero tal vez si a Alisa.

Termine mi bebida y salí de la cafetería, subí a mi auto y conduje a la galería, si tenia suerte Alisa estaría ahí. Ya era tarde, por lo que el tráfico ya era demasiado, lo que me hizo llegar una hora después a la galería, cuando se supone que estaba a 30 minutos.

Cuando por fin llegue, todo estaba en silencio como debía estarlo, a las 6 de la tarde volvería a reinar el caos cuando llegara la hora de la función de ballet de hoy, no habría más ensayos, pero seguro que Alisa si estaría aquí. Corrí hasta el auditorio, estaba vacío y ni rastro de ella. La única opción además del auditorio, era mi oficina y sino quizá estaría en casa, evitandome como lo hizo anoche.

Con menos ánimo, camine a mi oficina y subí las escaleras nuevamente; una vez en la muerta, introduje la llave y abrí. La puerta se abrió de par en par y al llegar a su límite hizo que la habitación se llenará del sonido de una bocina.

-¡Maldita море!* - grito alguien mientras se golpeaba con mi escritorio.

Sin duda era Alisa, algo estaba trabado de hacer con mi silla pero la bocina que puso en la puerta la termino asustando a ella. No pude evitar reírme al verla salir de debajo del escritorio.

-¡no te rías! - se quejo pasando su mano en círculos por su cabeza.

Aún riendo, aleje la puerta de la bocina y el ruido cesó.

-el bromista cayó en su propia bdoma- dije entre risas desactivando su juguete ruidoso.

-no es gracioso, se me salieron las ideas del golpe - se quejo cruzandose de brazos.

Se había quedado de pie junto a mi silla, la mire detalladamente divertido: vestia unos jeans ajustados, una blusa holgada de manga larga y una botas estilo militar, la vestimenta perfecta para estar comada mientras haces bromas. Se veía hermosa, sobre todo con su cabello alborotado y suelto.

Me acerque a ella y puse mi mano sobre su cabeza alborotando aún más su cabello.

-¿estas segura de que tenías ideas? - me burle.

-muy gracioso Meizuo - se qujeo alejándose y dejándose caer en MI silla.

-¿qué pasó con joven anciano? - pregunté, sabía la respuesta.

-¿no deberías estar en casa descansado o con tu novia? -ataco intentando cambiar el tema.

-“ex" novia - corregí y me adelante a hablar antes de que dijera algo al respecto - no respondiste mi pregunta.

-no tengo ánimos de llamarte así, además no quería causar problemas con tu novia - explicó con recelo - aunque si ahora es tu ex, solo puedo pensar en que es mi culpa, necesito pedirle perdón.

-¿por qué?

-¿cómo que porque? Quién debió recibir esas flores fue ella, no yo - respondió frunciendo el ceño.

Quizá de su boca salían palabras maduras y bien pensadas, pero su expresión la delataba, esta haciendo un berrinche.

-no fue tu culpa - le dije.

Comencé a moverme, solo para darle la vuelta al escritorio y sentarme en una de las sillas que suelen usar los clientes o Akiko.

-fue mía por ilusionarla, por mentirme a mi mismo y por no haberte dicho de ella desde un principio - continúe diciendo, seguía sin ser la forma en que lo tenía planeado pero ya había comenzado a hablar - ¿quieres escuchar la historia?

-¿si digo que si, me dejaras terminar de poner mi broma y después actuará como si realmente fuera sorpresa? - pregunto curiosa y con un destello de diversión en su mirada.

-no, ya no cuenta.

-entonces si digo que no, igual la contaras, ¿verdad? -insistio resignada.

-exactamente.

-ufff, pues no tengo de otra, adelante - acepto de mala gana.

Tenía una idea de clmo debía comenzar a contarle todo, pero al final, terminé por hablarle desde lo mío con Caina, el como terminamos y como conocí a Mi-suk, nuestras citas y el impacto que tuvo ella, al grado de terminar enamoradome de ella en lugar de Mi-suk. Alisa escucho con atención y no interrumpió y para cuando termine, lo único que dijo fue:

-3 chicas distintas, una te bateo, tu bateaste a la otra y la última soy yo, el detonador que mato tu relación con la doctora pero que no fue la causa en si de la muerte - recapitulo rápidamente.

Si lo debía de ese modo, parecía que yo había querido hacerle lo mismo, que Caina me hizo, a Mi-suk, sona mal en más de una forma.

-no se si sentirme alagada o estate molesta - añadió pensativa.

-molesta ya estabas, me estabas maldiciendo cuando entre - le recordé.

-no te estaba maldiciendo a ti - me corrigió.

-¿entonces?

-estaba maldiciendo a tu oficina, a ti, a mi, a esa estúpida sonrisa que tienes, a mi por aceptar el reto de las bromas, a ti por conseguir el proyecto de mi academia, a ti por ir a Rusia y a ti... - puso una sonrisa inocente.

Lo bueno es que no estaba molesta.

-¿y se puede saber porque? - pregunté, al parecer hoy solo me dedicaría a hacer preguntas obvias.

-por no haberme dicho que tenías novia, hay muchas cosas que debes decir cuando recién conoces a alguien, como tu nombre, donde trabajas, si eres un acosador...

-¿quién confesara que es un acosador en la primera cita? - me queje.

-ese no es el tema - refunfuño y siguió enumerando - tu familia, tu país y si tienes novia... ¿Cómo pudiste no decirlo? Y eso no habría sido completamente el problema si...

Se detuvo, si algo estaba claro es que esta conversacion hiba mejor que la de Mi-suk y de hecho, esta me gustaba más.

-si... - dije impaciente por ver que estaba por decir.

-¿dijiste primera cita? Jamás tuvimos una - me cambió el tema.

-podríamos tener una - le dije impulsivamente, no había sido una cita nuestro encuentro del fin de semana pasado, pero se sintió igual - podríamos tener una si no cambiaras el tema.

-no lo cambie...-se quejo e hizo una pausa- Estaba por decir que...



*¡Maldita море!: ¡Maldita sea!

Unplanned Love (Feng Meizuo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora