🧶OCHENTA Y TRES🧶

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Como predije, 4 días no fueron suficientes. Al día siguiente de mi llegada me reuní con Ivanov ya de forma profesional para lo que nos ateñia como cliente y organizador, autorizo lo que debía autorizar, firmó lo que debía firmar y terminarmos de preparar lo que debíamos.

Alisa se tomó muy enserio lo de ser mi chófer pues, pese a sus ensayos se las ingenio para llevarme a cada lugar que le pedía para ver los recintos de las presentaciones, conocía toda la ciudad y fue de mucha utilidad porque aprovechamos para tener citas tranquilas en buenos restaurantes, visitar ciertos lugares y aun así seguir con mi trabajo. Pero, aún cuando quise que cada minuto fuera eterno, llegó el día de mi vuelo.

-¿no olvidas nada? - me pregunto Alisa cuando llegábamos al aeropuerto.

-ahora que lo pienso si - le respondí deteniendome en nuestra marcha.

-¿qué cosa? - pregunto confundida.

Espere a que se detuviera también y luego me acerque a besarla.

-por el 14 de febrero - dije contra sus labios.

Eso la hizo reír, un día antes habíamos tenido una cena especial, donde dijimos medio en broma que será nuestro San Valentín improvisado y fuera de fecha. Se había vuelto nuestra pequeña broma personal para enmascarar el hecho de que no estaríamos juntos.

-ya hablando enserio - le dije cuando nos sepramos.

Ella me miró desconfiada, comenzaban a anunciar a los próximos vuelos. Una parte de mi comenzaba a odiar tener responsabilidades, tener que cumplir horarios y planes, solo quería estar un poco más con Alisa. Metí una mano a mi bolsillo de mi chamarra y saque una pequeña caja alargada.

-¿que es eso? - pregunto Alisa curiosa.

-un regalo, llevamos 2 meses y será nuestro primer 14 de febrero como pareja aunque alejados, quise darte algo especial - explique mientras abría la caja.

Dentro había había un collar, cuyo dije era una pequeña bailarina. Ella lo miró emocionada y con una gran sonrisa.

-¡es hermoso!, ¿de verdad es para mí? - pregunto emocionada.

-si, pedi específicamente que fuera tan hermoso como la que lo hiba a usar - le respondí acercándome para ponérselo.

Su sonrisa me recordaba a la de un niño recibiendo un dulce, era adorable y no podía hacerme más feliz. Cuando terminé de ponerselo, me abrazo por los hombros y me beso nuevamente.

-yo no te traje nada - comenzó a decirme - pero la próxima vez que nos veamos te daré algo especial también.

-pero si tu ya me haces feliz - le recordé.

A cada beso se me hacia mas difícil querer irme. Solo la llamada a abordar de mi vuelo, me hizo recordar porque debía volver.

-es hora de que me vaya - comenté de mala gana.

-ojala te quedaras... - respondió ella en voz baja.

-nos veremos pronto, el primero de marzo - le recordé con una sonrisa.

-de acuerdo, no olvides llamar, ¿okay?

-de acuerdo.

Y esa fue nuestra despedida, ella se quedó en la zona de llegadas y salidas y yo seguí hasta la zona de abordaje. Ojalá no tuviera que irme, lo único que me consolaba era la idea de que en menos de un mes podríamos pasar bastante tiempo juntos, pues la próxima vez que volviera a Rusia sería para quedarme 15 días; la siguiente parada serían 15 días en China, 15 días en Corea del Sur, 15 días en Japon, 15 días en Australia, 15 días en EUA, 15 en Canadá, 15 días en México, 15 en Argentina, 15 en Colombia, 15 en Chile, 15 en Brasil, 15 en Londres, 15 en Francia, 15 en Italia, 15 en Alemania  y así por 8 meses en total. Pasaríamos 8 meses juntos, sin que nada más que sus propios ensayos y mi trabajo nos separaran. Pero antes de ello, debía volver y dejar todo listo en China para que nada saliera mal en mi ausencia. Mi padre me apoyaría con las cosas absolutamente necesarias pero la mayor parte del trabajo la haría a través de videoconferencias coordinadas por Akiko y otra asistente que había estado preparando la primera (necesitaríamos a dos secretarías para sobrevivir a los 8 meses), las firmas serían enfiadas por fax y sólo si era necesario tendría que viajar a China, lo cual esperaba no sucediera.

Se venían 2 semanas pesadas y comenzaban en el momento en que aterrizará.

-¡señor Feng! Justo a tiempo - me llamó Akiko con su letrero en la entrada del aeropuerto. A esto me refería. - tengo preparado todo lo que me pidió, los arquitectos ya lo esperan en la oficina y los de marketing ya tienen todo listo para lanzar la propaganda, solo necesitan su aprobación...

-bien, diles que preparen su presentación, quiero ver lo que prepararon antes de lanzarlo - le dije apenas llegue a su lado sin detener nuestra carrera, no había tiempo que perder - ¿los arquitectos están listos para trasladarse cada 15 días?

-si, irá el titular y se encargarán de contratar gente en cada país para reducir gastos y aumentar el trabajo de la región - explicó Akiko.

-perfecto y ¿sobre la fundación? - le pedí información.

-llegando al auto puede firmar el último papeleo, el abogado ya la dio de alta, solo necesita su autorización para hacerlo público - respondió mi asistente.

Había sido muy desagradecido al pensar que mis padres me había obligado a este camino, porque de verdad me gustaba lo que hacía. En el último mes, con la fundación, con el proyecto del ballet, con tanta presión y emociones al límite, había recordado lo impresionante que era hacer todo lo que hacía, tenía que hablar con mucha gente, relacionarme con muchos expertos en distintas áreas, colaborar con muchos países, tenía que sacar mi lado más creativo y además, cada cosa que hacía terminaba ayudando a la gente, con trabajo o compartiendo felicidad como el festival navideño, como podía haberme olvidado de todo ello.

Entre mi carrera del día logre llamar a mis padres y avisarles que ya estaba de nuevo en el país antes de que hubieran un drama como en Rusia. Y los días siguientes, mi padre fue de gran ayuda supervisando algunas cosas mientras yo estaba en juntas. Incluso los chicos me ayudaron en esos días con los detalles que podían como las exportaciones (en el caso de Ximen con el grupo Yan de transportes) o las inversiones y relaciones con las agencias que me contactaba el grupo Daoming. Todos estábamos trabajando duro, tanto que me fue imposible mantener una llamada de más de dos minutos con Alisa, ella también había estado ensayando mucho, tenía muchas coreografías que aprender, pero a pesar de ello, esos 2 minutos valían la pena, valían cada segundo de esfuerzo. No podía esperar a los 8 meses que se acercaban.

Unplanned Love (Feng Meizuo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora