NATASHAYa ha pasado más de una semana desde que estoy llevando esta doble vida, exactamente, una semana y tres días. En este tiempo no he tenido incidentes, y la desaparición de ese maniático ayuda en eso.
La noche que me escapé le mentí a Verónica sobre mi ausencia, no se molestó, hice un par de pases y regresé antes del amanecer. Gracias al cielo no se dieron cuenta, estaban tan dormidas que incluso tuve tiempo de ducharme y preparar el desayuno. La consecuencia de todo eso, fue volver a quedarme dormida en clases de derecho civil, aunque no sé si fue tan malo, ya que volví a interactuar con Morgan. No fue algo especial, me volvió a llamar la atención, pero ¡Dios!, volver a captar la atención de esos ojos miel, en una mirada intensa fue una subida de presión. Su voz, que por alguna razón, se escuchaba más baja de lo normal, no hizo más que estremecer mi cuerpo y hacerme pecar mentalmente.
«Lo deseo, incluso si es un fruto prohibido »
— ¡Ey!... — la voz de Steff me sorprende nada más entrar al vestuario.
Las chicas sostienen una botella de champán a medio abrir, cada una tiene su vaso preparado y en medio de todo ese bullicio se puede ver un pequeño pastel con unas velas del número veintidós. ¿Están celebrando un cumpleaños?.
— Ten tu copa...— me entrega una copa vacía, mientras me estira para unirnos al conjunto. — Hoy Britney cumple sus veintidós...
Britney es una chica morena de alrededor de los 1'80, ojos café, cuerpo bien proporcionado. Es hermosa y aunque solo hemos intercambiado unas cuantas palabras ella tiene la vibra de Steff, es muy alegre.
— ¿Se acostumbran a celebrar fiestas?...— pregunto mostrando mi sorpresa.
El ruido del champán hace eco por todo el vestidor, la espuma cae al suelo antes de que se pongan a llenar las copas. Gritan, cantan y bailan como si estuvieran en un lugar distinto, la mayoría sigue sin cambiarse, al igual que yo, que recién estoy llegando.
Arman tanto jaleo que seguro que las escuchan desde fuera, aún con la música alta. Steff me estira para bailar con ella, me dejo llevar, después de todo, es una fiesta ¿No?.
— ¿No van a invitarme a la fiesta?...
Todas nos detenemos en seco al ver a Verónica, la albina lleva puesto un traje negro algo ajustado a su cuerpo, su largo cabello se recoge en una cola de caballo, dejando dos mechones sueltos. Sus ojos azules nos inspeccionan con ese vacío tan intenso que pone a cualquiera de los nervios.
— Claro...— responde la cumpleañera. Camina entre todas y le acerca una copa de champán.
Para mi sorpresa, Verónica sonríe al aceptarla. Da un pequeño sorbo y centra toda su atención en la morena.
— Feliz cumpleaños Britney...— saca una pequeña caja de su bolsillo y se lo obsequia.
Todas hacen un pequeño alboroto, mientras ella abre la cajita, sacando un collar para nada barato. ¡Oro!.
— No debió molestarse... Yo...— no le salen ni las palabras de la emoción.
— Lamentablemente...— volvió a cerrarse en nosotras. — Deben salir a bailar...
Y así como si nada se marcha, después de dejar a más de una suspirando por ese bendito collar. Se trata de una joya sencilla pero hermosa.
Soy una de las primeras en salir, esta vez en un trío con la pelirroja y la morena. Las tres nos vestidos de enfermeras, no sé quién es el enfermo a quien le excita ver a enfermeras quitándose las batas, pero da igual.
El club está lleno, tan lleno como casi todos los días de la semana. A veces me pregunto si esos hombres no tienen familia u otras ocupaciones. Luego recuerdo que a ellos eso ni les importa.
Las luces se apagan completamente, para luego prenderse un enorme foco sobre nosotras. De ese modo llamamos la atención de todos, dando inicio a nuestro baile. En los últimos días Steff me ha mostrado algunos trucos sobre la barra, cosas básicas con las que manejarme. Al final sí que llegaron a servir.
Se nota claramente la diferencia entre ellas, que parecen ya ser unas profesionales, y yo, una simple novata. Pero trato de hacerlo lo mejor que puedo, les sigo el ritmo y me muevo como he ido practicando en los últimos días: sensual, atrevida y deseosa de placer, llena de lujuria y tentación.
Hay tantas miradas llenas de deseo que parecen atravesarlo todo y hacer hervir la sangre. Miradas que incomodan y otras que ni se notan. Pero luego está esa que quema la piel, que te acaricia de una manera que te hace suspirar, jadeas sin darte cuenta, tu pecho se infla al retener la respiración, te mueves, pero no para un público sino para unos ojos en específico, unos ojos que se esconden entre la multitud.
La música se detiene y las luces se prenden, todo el lugar se ilumina y ese maldito sentimiento se materializa, porque nuca fue solo un presentimiento, es real. Él está sentado en una esquina privada, tranquilo y al mismo tiempo en guerra. Sus malditos ojos grises están clavados en mí con ese sentimiento que siempre los invade, oscuro y siniestro. Suelta el humo que retiene, y por un segundo su mirada se desvía de mí para observar a una joven pelinegra que lo acompaña, se ven cercanos.
— Vámonos, Jen...— me dice Steff.
La miro y vuelvo a dirigir mi mirada a Christopher, pero él ya no está, ha desaparecido.
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...