NATASHAEl agua de la ducha aparta la sensación de sus manos sobre mi piel, el recuerdo de sus besos, la forma tan fría en la que sus labios me acariciaron, el dolor en cada rincón que agarraron sus dientes... Todo se va con el agua y lo agradezco, aunque hay cosas más difíciles de borrar, como el sabor de sus labios al unirse a los míos, la sensación de sus dedos en mi interior, las huellas que dejó en mi cuerpo y nuestra unión, cada que cierro los ojos o los mantengo abiertos eso llega a mi mente, como le sentí en mí, embistiendo con fuerza, haciéndome gritar como nunca, morir entre una tormenta de dolor y placer, una ráfaga de deseo, la satisfacción de ser tomada de ese modo, la lujuria en sus ojos, el pecado en los míos...
«Sal de aquí ».
No tenía nada de sentido que me tratase así, no había hecho nada para merecerlo. Ambos éramos desconocidos, ambos nos dejamos llevar, nos fundimos. No por eso debió llamarme puta, ¿Por qué yo si lo era? ¿Por qué él también no se reconocía también de ese modo si hicimos lo mismo?. Porque es un maldito desgraciado.
- Cerremos ese maldito capítulo...- me digo poniéndome el pijama.
Al acabar de vestirme me agacho y saco de un hueco de la pared la caja en la que eché el dinero que ahorré. Debo admitir que eso ha sido lo único bueno de esto, conseguir dinero más que suficiente para gastos adicionales, desde la renta, que pienso adelantar un año, mis revisiones médicas que adelanté a mañana, medicinas, mi matrícula del siguiente año y otros gastos. Si fuera un trabajo que no me trajo tantos problemas, tal vez, en otro plano, lo seguiría haciendo, después de todo me va a ayudar.
«Te hice un hueco a las nueve», leo el mensaje de mi médico. Una sonrisa amarga me invade ya que voy a tener tiempo de entregar todos mis trabajos de la uni y cerrar el capítulo de este semestre. No tengo materias pendientes, por lo que ya puedo respirar, bueno, voy a respirar en Florida, en mis vacaciones de verano.
Me voy a la cama con la imagen de Christopher en mi mente, su rostro, sus fríos y oscuros ojos, su voz al humillarme. Soy incapaz de descansar de esa manera.
CHRISTOPHER
«Ella, ella y ella...»
Solo ella invade mi mente con su rostro lleno de placer, sus ojos cristalizados y esa piel. No logro concentrarme con la imagen de su maldito cuerpo desnudo tendido sobre ese escritorio a mi completa merced, con el recuerdo de sus piernas abiertas, mis palmas golpeando sus nalgas mientras grita.
«Christopher»
Su voz destroza mi cabeza, sus gemidos invaden mis oídos y siento un intenso deseo por volver a oírlos, todo mi cuerpo necesita oírlo de nuevo, no solo recordarlo.
Aprieto los puños cansado, abro los ojos y la veo, creo que se llama Claudia. Una chica alta de piel morena, cabello y ojos negros, cuerpo jodidamente sexy con un pequeño tatuaje en el abdomen. Me atrae, quiero que se abra para mí, pero también quiero que sea ella, necesito que sea ella.
- Acércate...- le indico. Ella se acerca con cautela, se para a un paso y evita mirarme directamente a los ojos.
Jen siempre lo hace, me molesta, y excita al mismo tiempo su peculiaridad para desafiarme con la mirada.
- Mi dueño...- me dice y la miro sin expresión. Vuelvo a observarla notando todas sus diferencias, mi ira crece al no poderla sacar de la cabeza y sentir que estoy enloqueciendo.
Fue una cogida más, tal vez fue muy corta y por eso sigo deseando tenerla.
- De rodillas...- ordeno y no tarda en obedecer.
De ese modo puedo ver mejor el escote que marca esa lencería color rojo pasión. Sus senos son medianos, aunque mis manos no encajarían a la perfección. Suspiro frustrado, tomo las esposas se mi derecha y me levanto en dirección a ella. Me agacho a ponérselas por la espalda. Las aprieto lo suficiente y ella gime de dolor.
- No me decepciones...- le susurro mientras cubro sus ojos con un antifaz, no quiero verlos.
- No, amo...- responde. Acaricio su mejilla moviéndome hasta quedar de frente. Se muerde los labios, los rozo con la yema de mis dedos y ella se atreve a participar de forma independiente abriendo su boca.
Mi mano golpea su mejilla volteando su rostro, una línea de sangre aparece en la comisura de sus labios y siento ese cosquilleo. Avanzo hacia la barra de selección y opto por uno simple pero perfecto.
Su cuerpo se remueve cuando siente el látigo acariciar su piel, esa reacción es perfecta, pero hay otra mucho mejor. Lanzo el primer golpe y ella grita al instante.
- Odio tu voz...- le digo y lanzo el segundo y el tercero consecutivamente. Se muerde el labio para no gritar mientras unas líneas de sangre brotan de su espalda. Las acaricio, el placer recorre mi cuerpo y suspiro. - La noche será larga...- golpeo de nuevo y vuelve a gritar.
«Quiero tenerte así...»
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BÁILAME (+18)
Roman d'amour- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...