CHRISTPHER
— Natasha...— una mujer afroamericana se acerca a ella y la envuelve en sus arrugados brazos. Natasha se remueve incómoda, pero resiste y no la aparta. — Mi niña, tu padre se pondrá feliz al verte...— dice y un chico moreno muy parecido a Natasha se levanta molesto.
— ¿Quieres dejar de tratarla como si mereciera la pena?...— cuestiona alzando la voz.
La mujer le mira molesto mientras Nat inconscientemente aprieta mi mano con fuerza.
— Dominic...
— Estoy diciendo la puta verdad... Papá está aquí por tu culpa, por estar pensando cada segundo en la malcriada de su hija ...
— Ya, Dominic, por favor...— pide una joven pelirroja que no tiene nada en común con la morena. Su parecido se vincula a otros dos personajes que se mantienen callados.
Natasha respira con fuerza, me mira por unos cortos segundos, sus ojos reflejan una tristeza que nunca antes había contemplado. Bueno, una vez en los ojos de Christian, el dolor que se siente al ser rechazado.
— ¿C–como sigue?...— la escucho decir en un hilo de voz.
La mujer la mira apenada y niega con mucho pesar.
— Todavía no sabemos nada...
— Dios...— se voltea y sin poder predecirlo se aferra a mí, hundiendo su rostro en mi pecho, tragándose así el llanto que la carcome por dentro.
Esa acción llama la atención de todos los presentes, quienes me han ignorado hasta este momento. Dominic, su hermano, me mira fijamente. Sus ojos arden en ira y un sentimiento oscuro que no tardo en descifrar.
Envuelvo a Natasha en mis brazos al oír sus primeros sollozos. Me siento incómodo, es extraño estar de esta manera, dar apoyo y reconfortar a otra persona. Yo arrebato vidas, no las arreglo ni las sostengo, yo no soy así, y a pesar de todo estoy aquí con ella.
— Me arrepiento tanto...— lamenta aferrándose aún más fuerte.
— Tranquila, niña... — la mujer trata de calmarla con esas palabras tan vacías. — Tu padre es fuerte, ambos son fuertes, han superado momentos críticos, la enfermedad nunca ha podido con un ustedes... Tú padre saldrá bien.
«La enfermedad»
Mi mente viaja al folder que me entregó Christian, ahí había una página entera del historial médico de Natasha. Por eso no tuve la misma sorpresa al verla desmayarse, no como la primera vez.
Es joven y está limitada, pero aún así ella se salta esos límites para vivir a su manera. Lástima que por vivir a su manera haya acabado llamando mi atención, porque podría considerarme otra enfermedad, una capaz de matarla.
— Como si la importase...— vuelve a hablar ese idiota y juro que no me faltan ganas de romperle la boca. Pero la tengo aferrada a mí y lo que menos necesita es tener a otro familiar en estado crítico.
— Dominic...— insiste la señora.
— No importa...— suspira secándose las lágrimas y volteándose hacia ellos. — Nadie me tiene que recordar la relación con mi padre, al igual que yo no les recuerdo cada una de sus asquerosidades...— comenta y su hermano se tensa.
— Nat, no empieces con eso...
— ¿Yo...?
La tensión entre los hermanos se puede cortar con una tijera, ambos se miran de una manera tan dura que me hace pensar en que tienen un pasado no tan bueno.
— ¿Familiares de Frederick Evans...?
La aparición del doctor calma esa guerra y llega con otra ráfaga de preocupación y miedo. En ningún momento ella se ha separado de mi mano, no sé siquiera si se acuerda de que la estoy sosteniendo. Todos se centran en el hombre, quien tras segundos de intriga sonríe ligeramente.
— Ha sido complicado, pero lo conseguimos...— comunica aliviado. Todos en esa sala comparten ese sentimiento de alivio, resoplan y se abrazan. Todos se muestran más relajados, excepto Natasha.
— ¿Podemos verlo?...— cuestiona separándose de mí para acercarse al doctor.
— Lo lamento, señorita, pero vamos a trasladarlo a cuidados intensivos... Le observaremos esta noche y tal vez mañana puedan pasar a verlo... Por de momento solo puede quedarse una persona, los demás deben irse...
La morena se acaricia el rostro con frustración, voltea a verme y luego a su familia como si sintiera que algo estaba por quebrarse.
— Bien, ya escucharon al médico...— habla por primera vez la mujer parada a un lado de Dominic. Una pelirroja. — Yo me quedaré con mi esposo, ustedes pueden regresar a casa... Les mantendré al tanto...
Nat se muerde el labio al escucharla, aprieta los puños y los suelta suavemente entre bocanadas de aire. Vuelve a compartir miradas con su hermano, quien se separa de la pelirroja y avanza hacia ella de una manera demandante y supuestamente intimidante.
— ¿Y tú dónde piensas dormir?...— pregunta con burla. — ¿Le vas a pedir ayuda a uno de tus amiguitos o te vas a humillar y disculparte con nosotros?...
Ella observa a su familia sin expresión, una lágrima baja por su mejilla, me mira y veo la súplica y desesperación en su rostro.
«Ya hiciste mucho, Christpher » me dice mi lado sensato.
«No deberías siquiera estar aquí », insiste.
«Te estás equivocando»
«Sus pleitos con su familia no son tus asuntos»
«Ella no es nadie »
«Ella...
— Tenemos una suite en el Beverly Hill's...— digo y todos se voltean de nuevo a mirarme.
Me arreglo el traje y camino hacia Natasha, al estar a un costado de ella paso mi mano por su cintura y la pego a mi cuerpo. Ella no se niega, de hecho relaja los hombros y sostiene mi mano con fuerza.
— Si nos disculpan...— le indico a Natasha que avance y ella lo hace sin discutir. — Estamos cansados del viaje...
«Ella me enseñó una lección muy importante y era fácil de captar: en el momento en que te metas en lo personal dejará de ser una obsesión y será mucho más »
Observo a Natasha aferrada a mí, siento la calidez de su cuerpo, su angustia, su miedo y su deseo por alejarse de esas personas. Lo siento y me afecta, nubla mi juicio y me convierte en lo que no debo.
«Una marioneta»
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BÁILAME (+18)
Roman d'amour- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...