117. Dyn: cansado

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CHRISTPHER

Antes de llegar a la mansión Wagner decido pasar por el edificio de Christian, pues Mac me ha informado que lleva fuera de control desde ayer. Ya no sé qué más hacer con él, creí que ya se había calmado con su supuesta relación, pero era demasiado para ser real.

Nada más cruzar la puerta me encuentro con un desastre: muebles destrozados, vidrios rotos, agujeros de bala y varios kilos de droga tirados en el piso, los cuales forman un camino hacia su habitación. Aprieto los puños enojado y abro la puerta de su cuarto de una patada, él está tirado en la cama durmiendo como un maldito ángel.

— ¡Christian!...— le grito y me ignora. — ¡Despierta, maldito imbécil!...— pateo su pierna con mis botas. No emite ni un solo sonido.

Mi hermano no tiene un sueño profundo por lo que relajo los puños y rodeo la cama para verlo de frente. Su piel está pálida, restos de cocaína manchan la sabana y su rostro, también a un lado de su mano izquierda se encuentran varios botes de pastillas. La mayoría son para su ansiedad... ¿Qué mierda?.

— Christian...— agarro su muñeca y la suelto de inmediato. Está fría, tan fría como si estuviera muerto. — ¡Mierda, Christian!...— me apresuro a arrastrarlo a la orilla de la cama. — ¿Qué has hecho, joder?...

Está tan frío que no puedo evitar tener un mal presentimiento. Palmeo sus mejillas y reviso sus ojos, no responde.

— ¡No, joder!...— busco su pulso con mis dedos, el tiempo pesa sobre mis hombros. La idea de quedarme solo invade mi cabeza y siento algo que llevo tiempo sin sentir: miedo. — ¿Qué has hecho?...— le cargo en brazos, su cuerpo inconsciente pesa un carajo, pero aún así le saco de la habitación.

Tiene el puso muy débil, casi es como si ya no está, como si solo se ha dejado vencer y ya.

Cuando le saco de la casa sus guardias me miran sorprendidos, no tengo tiempo que perder con ellos, pero van a pagar muy caro este descuido.  No importa si Christian tiene veintidós años, él es un niño que aparenta ser grande, una persona que no sabe dónde ubicarse porque cree que ya perdió su lugar en este mundo. Conozco a mi hermano, no estaré siempre ahí ni entenderé del todo su mente, pero sé que batalla cada día y que se esconde bajo esa actitud de mierda para simular que es uno de nosotros.

«Christian nunca debió ser uno de los nuestros...»


CHRISTIAN

«¿Alguna vez te has enamorado?...»

«No...»

«¿Por qué?...»

« Porque amar significa arriesgarlo todo por una persona que jamás te entenderá...» ella tenía tanta razón. « Poner tu mundo a los pies de otro, darle la libertad de pisotearlo a su antojo... De joderlo por completo...» sus ojos brillan con la calidez de aquel día de verano. Ambos dormimos sobre el pasto, mientras Christpher a lo lejos practica con su navaja. « Además, no puedo arrastrar a alguien a mi infierno... Cuando eres como yo debes entender que cualquier cosa que hagas siempre traerá consecuencias negativas, y si amas a alguien esa persona acabará en la mayoría de los casos con un tiro en la cabeza...

Yo sabía que era amar, pero eso era antes. Ahora entiendo sus palabras y me condeno a mí mismo porque por más que no quise sentir nada por él, lo hice, lo hago y él va a morir por ello. Esa orden que dio mi madre no fue al azar, sabía que era él, que eso me iba a afectar y serviría como una prueba de que no cambié. Se equivoca, cambié y me odio por eso. Pasé de ser un animal a quedarme en un punto intermedio al que él me arrastró.

No pude matarlo.

«Hazlo, Christian...»

No pude matarme...

«Quiero que se acabe...»

No pude ser fuerte y enterrar mi humanidad. No puedo dejar de ser humano.

«Me gustas...»

Yo no sé que tengo por dentro, pero no es amor, estoy roto, destrozado y cargando con las sombras de un pasado que me limita. No siento amor por nadie, todo a mi alrededor me genera odio y repulsión. Él no es mi maldita excepción y aún así no quiero que se vaya. Estoy cansado de sentirme solo y abandonado.

¿Es mucho pedir que alguien me entienda? ¿Que trate de buscar algo bueno?... Algo bueno debe seguir en mí, necesito que exista porque creo que esta maldad ya me está terminando de consumir, constantemente solo pienso en acabar con mi vida... Necesito algo a lo que sujetarme para no seguir cayendo al vacío.

«¡Ayuda!»

Siento como mi mano es apretada con fuerza, me quejo y lentamente abro los ojos. Las luces parpadeantes de un cuarto de hospital me lastiman la vista. Suspiro cansado observando los monitores que están a un lado de la cama.

Maldigo al entender que fracasé por segunda vez.

— Por fin despierta...— entra una enfermera con una sonrisa en su rostro. — Su hermano ha estado muy preocupado...— señala a mi otro costado y es cuando noto la presencia de Christpher.

El rubio descansa a mi lado sujetando mi mano con fuerza, por eso la siento adolorida. Tiene los ojos cerrados, aunque no tarda mucho en abrirlos y observarme.

— Christian...— se levanta agitado. Su mirada me dice todo lo que de su boca es incapaz de salir.

Vuelvo a ver el dolor en sus ojos, el miedo y la preocupación. No hay rencores, su rostro tampoco expresa enojo, está pálido y no quiero ni pensar en qué pasó por su mente en todo este tiempo.

Agacho la mirada como un perro herido y apenado. Christpher no es una persona a la que se pueda perturbar fácilmente, pero solo una cosa podía hacer que muestre sus dos facetas: su familia. Era un demonio cuando debía defendernos y una persona capaz de derrumbarse si uno de nosotros acaba herido.

— ¿Estás bien?...— pregunta recuperando la calma.

— No fue intencional...— miento y por la expresión que hace sé que no me cree. Tiene sus motivos.

— Me importa una mierda...— aprieta la mandíbula, me mira y se frota la cara. — Se acabó, Christian... Irás a reabilitación ...— dice y se me detiene el corazón.

Mi mirada viaja rápidamente hacia la suya y sacudo la cabeza en negativa.

—Dije que fue un error...

— Un error que pudo costarte la vida...— me encara.

— ¿Dónde está mi vida?...— susurro cabizbajo. — A estas alturas ya nada me importa...

«Nunca te voy a perdonar »

— Nada, ni nadie.. Estoy cansado de todo, así que dejemos que cada cosa siga su curso...

«Él por su camino y yo por el mío »


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Dyn:

Le juzgaron sin conocer las sombras que le consumían,
El día que las mostró todos vieron que se moría.

😞🥺

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