CHRISTIAN
Me detengo en la calle, hace frío, dentro de unas semanas las calles de Nueva York se vestirán de blanco, desde los rascacielos hasta los parques. Iba a ser nuestra primera nevada juntos, en parte me estaba haciendo ilusión, pero algo he entendido estos días y es que no puedes dar lo que no tienes, no puedo brindarle paz si yo no estoy en paz, no puedo amarle si sigo tan roto. En este momento solo puedo dar amor a medias, protección a medias, calidez a medias y él se merece todo.
— Christian...— su voz me trae de vuelta. Me sonríe desde la puerta y lleva sus manos a su abrigo. Él también tiene frío. — ¿Por qué te quedas aquí fuera?...— pregunta, pero al estar más cerca su sonrisa desaparece. — ¿Qué te ha pasado?...— sus manos agarran mis mejillas, no entiendo como un simple gesto puede llenarme de vida.
¿Es una droga?
— ¿Estuviste llorando?... — bajan a mi cuello. — Estás ardiendo en fiebre...— me revisa meticulosamente. — Debería verte un médico
— Estoy bien...— mi voz no me convence ni a mí mismo, está rota y apagada.
— ¿Le pasó algo a tu hermano?...
— Christopher está bien, ya despertó...— miro la ventana del cuarto de Natasha. — Ahora debe estar con Natasha...
— Entonces ¿Qué pasa?...— insiste. Extrañaré esos ojos, son tan hermosos.
— Pues...— paso mis manos por su cintura y uno nuestros labios. Rápidamente corresponde al beso, me da el permiso de invadir su boca. Mi lengua recorre cada rincón hasta encontrarse con la suya. La corriente que recorre mi cuerpo enciende todos mis sentidos.
Al separarnos me deleito con su rostro que toma un ligero color carmín. Su pecho sube y baja con cada respiración, es un caos que me gusta. Todo en él me gusta. Por eso esto también será difícil.
— ¿Puedes pasar la noche conmigo?...— susurro dejando un beso en su cuello. Eso le estremece.
— Claro, solo déjame volver por un par de cosas y...
— No hace falta...— agarro su mano, entrelazo nuestros dedos y dejo un corto beso en sus nudillos. — Hoy no iremos a mi casa, quiero estar en un lugar tranquilo, solo para los dos...
— Entonces...— me sonríe y todo me dice que valdrá la pena.
— ¿Te gusta el mar?...
— ¿Navegar?...— sus ojos se iluminan.
— Navegar...
El mar está tranquilo, las olas golpean el barco sacudiendo con suavidad. Normalmente esos movimientos me provocan mareos, pero hoy, abrazado a él y recargando mi cabeza en su hombro siento paz.
— ¿Vas a decirme qué pasa?...— me pregunta y le abrazo con más fuerza.
— Hoy el atardecer se ve perfecto, ¿No crees?...— comento ignorando su pregunta. La puesta de Sol desde este punto es tan relajante.
— Es hermoso, nunca lo había visto desde este punto...
— Me alegra saber que hice algo bien...— mi nariz acaricia su nuca.
— Christian...— se voltea a verme. — ¿Qué ocurre?...
Le he estado dando vueltas desde su accidente, pero hoy lo he decidido. Creo que es lo mejor para ambos, aunque me dolerá en lo más profundo. Voy a mantener la esperanza de volver a verlo.
— Hace una semana me dijiste que ibas a esperarme... ¿Es verdad?
— Sí, Christian, voy a esperar hasta que estés listo para compartir tus sentimientos...— responde acariciando mi cabello. Quiero dormirme en su pecho y que me acaricie de esa manera cada día y cada noche.
— ¿Aunque si esperarme signifique quedarte solo?...— susurro con miedo.
— ¿Por qué me quedaría solo?... Te tengo a ti..
Dibujo una sonrisa amarga, agarro su mejilla y le beso. Es tan dulce que piense que me tiene a su lado, aunque debo decepcionarlo.
— Debo irme...— recargo mi frente en la suya.
— ¿Irte?...
¡Esto es tan difícil!
— No quiero ser la persona que conociste...— susurro siento una punzada en el pecho. — No quiero que siempre que me mires recuerdes al tipo que te acosaba, pegaba y abusaba por una enfermiza obsesión...
He sido un mierda con él, no creo ni que le merezca.
— Christian...
— No me gusta lo que soy y por más que creas que tu amor va a cambiarme, no es así...— sus ojos se cristalizan y me duele.
—¿Estás terminando conmigo...? — pregunta dolido.
—No...— niego con la cabeza — Yo te quiero....— dejo salir y sonrío al darme cuenta de eso. — y por eso debo dejar de romperte, debo arreglarme a mí primero para poder amarte...
— No quiero que huyas, Christian...— una lágrima delata su dolor. Rápidamente borro su rastro con mis dedos.
— No estoy huyendo, estoy luchando por nosotros...— agarro sus manos y las beso. — Solo será un año, entraré a rehabilitación, me voy a desintoxicar, tomaré terapia, voy a superar mis traumas y regresaré a ti si es que aún me esperas...
Sus ojos se abren de la sorpresa, las lágrimas los inundan. No quiero lastimarle, solo busco lo mejor para ambos.
— Si no puedes hacerlo...
— Un año se pasa volando.. — se ríe secándose las lágrimas. — ¿Verdad?... Con las clases, el trabajo...
Comparto su sonrisa.
— Salidas con amigos...— añado colocándome entre sus piernas. — Planes...
Sus manos agarran el cuello de mi camisa y jala de él para unir nuestros labios. Lentamente acomoda su espalda en el piso profundizando el beso delicado y lleno de sentimientos que estamos compartiendo. Acaricio sus muslos por encima del pantalón y me cuelo en su camisa tocando su piel.
— Es un trato...— susurra al separarnos. — Un año y vuelves a mí sano y dispuesto a amarme tanto como te amo yo a ti...
— Seré una versión diferente...— agarro el borde de su camisa y se la quito. — Y cuando regrese...— mi lengua recorre su cuello. — Haré que cada día de la espera valga la pena...
— Te quiero...— susurra quitándome la ropa para luego dejar un beso en mi piel.
Mi corazón se acelera al escucharle decirlo, es como el viento fresco que golpea las velas. Prometo dar lo mejor de mí para que sea justo que te quedes a mi lado a pesar de todo lo que he provocado. No voy a decepcionar más a Charlotte, tampoco voy a faltar a mi palabra. Voy a aprovechar cada día en mejorar, en ser más que esto, en ser la persona, aunque no del todo perfecta, que te mereces...
— Te quiero, Mario...
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🥺🥺🥺
¿Alguien más amó a esta pareja más que a la principal?
🥹❤️❤️🔥
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...