Nota: este capítulo contiene sexo lésbico.RUTH
Sus manos no tardan en agarrar mi cintura y acariciar mi desnudez sin ninguna contención. Trato de seguirle el ritmo acariciando su abdomen, pero detiene mis manos en un agarre algo doloroso, me voltea en dirección a la cama y me obliga a retroceder hasta caer de espaldas en ella.
Mi cabeza golpea con la suavidad del colchón y me veo totalmente expuesta a ella, hay tanta luz que incluso llego a sentir algo de pena pues mi desnudez.
- No te avergüences...- me dice subiéndose a horcajadas, atrapando mi cuerpo bajo el suyo. Me sonríe y vuelve a agarrar mis manos, esta vez por encima de mi cabeza, para después besarme con intensidad. - A partir de hoy seré la única persona que verá y tocará tu hermoso cuerpo...- asegura alejándose de mis labios para luego agarrar unas cadenas que no había visto hasta ahora. Éstas se sujetan de un extremo en la cabecera de la cama y del otro, aprisiona mis manos.
Tiro de las cadenas sorprendida, pero solo consigo hacerme daño. Gimo de dolor, una mueca invade mi rostro y me sonríe.
- Relájate...- ordena, no me lo pide, su voz sale tan dura que me tenso, aunque solo dura unos segundos ya que besa mi cuello y todo vuelve a nublarme.
Sus besos bajan a mi clavícula succionando mi piel con desesperación. Sus manos se pegan a mi cintura y siento aún más ese infierno quemarme la piel cuando su lengua lame mi pecho izquierdo y retiene mi pezón entre sus dientes. Arqueo la espalda sintiendo cómo todo mi cuerpo se remueve con esa acción, arde en deseo y desesperación por rendirse completamente y quedarse a su merced. Que esas fuertes manos me agarren hasta destrozarme, que sus besos me asfixien y que su cuerpo pegado al mío me obligue a fundirnos en uno.
La humedad de su lengua acaricia las letras marcadas en mi piel siguiendo por mi abdomen, donde deja besos y pequeñas mordidas. Me hace cosquillas, se siente extraño y al mismo tiempo placentero. La forma en la que recorre mi abdomen dejando besos fríos hasta llegar a mi intimidad. Espero que a ese punto vuelva a mis labios, pero contra todo pronóstico, sus manos bajan a mis piernas y me obliga a abrirlas un poco más. Sus dedos se clavan en la piel de mis muslos cuando su lengua roza mi zona íntima. Un temblor invade mi cuerpo y me remuevo entre avergonzada y muerta de deseo.
Juega con mi entrada, la lame y succiona llevándome a un límite que ni yo conocía. Los gemidos no tardan en escapar de mi boca y aún peor cuando su lengua me invade completamente.
- ¡Dios!...- gimo sin contención sintiendo como juega en mi interior, calentando mi entrepierna y erizando mi piel de sobremanera.
Remueve su lengua jugando con la poca lucidez que me queda, profundiza y sale succionando mi intimidad, la cual palpita como nunca. Mis piernas tiemblan con su juego y dolidas por ese fuerte agarre que seguramente me deje unas marcas que me hagan recordar esto por varios días.
- ¡No...!- gimo en voz alta suplicando porque se detenga un rato, todo mi cuerpo se está alterando. Siento la misma corriente que coloniza mi cuerpo cada vez que estoy al borde y no voy a soportar mucho.
- Tienes prohibido correrte...- gruñe volviendo a invadierme con su lengua. Arqueo la espalda, quiero sostener algo entre mis manos, agarrarme para tratar de desviar esas ganas que tengo de llegar, pero no puedo, esas esposas no solo me lastiman, también me limitan. - Si lo haces...- me mira con una sonrisa perversa en su rostro. Su voz es tan profunda - Te daré un castigo...- asegura y más que miedo, me invade el deseo de saber si es cierto.
- No lo puedo soportar...- replico volviendo a sentirla, esta vez con más intensidad.
Me ignora totalmente. Siento como todo mi interior se contrae, quiero dejarme llevar por ese punto de deseo que está colonizando todo mi cuerpo. Quiero venirme, lo necesito y eso a ella no le gusta ya que me lo impide, abandonando mi entrada en el momento en que estoy por llegar.
- Te he dicho que no lo hagas...- sale sobre mí y se arrastra hasta bajarse de la cama. Agarra sus pantalones y se los quita, mostrando el complemento de su encaje negro, unos pantis de Calvin Klein. - ¿De verdad quieres que te castigue?...- camina hasta uno de los tantos armarios que cubren las paredes de la habitación. Lo abre y mi mirada se pierde en la cantidad de artilugios que ahí aparecen. Tarda un tiempo ahí torturandome con este maldito calor que me quema por dentro. - Es tu primera vez, seré buena...- susurra acercándose con algo parecido a unas pinzas. Se cuela entre mis piernas, mi intimidad roza con la suya con la interrupción de la tela, agarra mi pecho izquierdo y sin darme tiempo a nada agarra mi pezón con unas pinzas. Hace lo mismo con el otro y siento que voy a morirme del dolor.
- Duele...- gimo esperando que los libere. Me sonríe con esa perversidad y retira el derecho, el dolor se incrementa obligándome a ahogar un grito.
- ¿De verdad?...- retira el segundo y se me corta la respiración. - Yo creo que no...- besa mi cuello.
Unas pequeñas lágrimas brotan de mis ojos, pero lejos de desagradarme se siente excitante, solo que el dolor se mire por donde se mire sigue siendo dolor.
Agarra mi cintura, me atrae a ella, sus mano derecha baja a mi intimidad y abruptamente me embiste con dos dedos. Vuelvo a gemir sin contención, mis mejillas arden y con ese dolor en mis pezones siento que voy a desvanecer en sus brazos. Sus dedos llegan tan profundo que me roban fuertes gemidos de placer y un poco de dolor. Todo lo que me hace conlleva dolor.
«Por más loco que suene, me gusta el dolor que me causa»
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En ellas si tengo fé 🤍🥰🤭
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...