26. Solo por hoy, salgamos

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NATASHA

Hoy, por más sueño que tenga, no aparto mi mirada de él, aunque pesen mis párpados y quiera caer a los brazos de Morfeo no puedo. Me intriga el hecho de estar viendo a distancia a la persona a la que le estuve bailando en la noche. Hoy luce menos formal, volviendo a sus camisas blancas y pantalones negros, el cabello no tan desordenado, con unas ligeras sombras, seguro por trasnochar o beber, aunque no se ve con resaca. Sus ojos se centran en la pizarra mientras nos explica artículos fundamentales , luego viaja a los alumnos argumentando su explicación. En ningún momento me mira directamente, y si lo hace no se siente igual a como en la noche, es más profesional.

Suspiro cuando pasa por mi lado, mi corazón se altera al sentir su cercanía. Ni siquiera se detiene aquí, continúa caminando por la clase, pero tener tan cerca esas manos que me extendieron una copa ayer y ese cuerpo en el que me restregué, es un despliegue de adrenalina.

- Con esto damos por terminada la clase de hoy...- dice guardando sus libros.

Las personas a mi alrededor se van levantado, y ahí caigo en que ni siquiera había preparado mi mochila. Me sacudo la cabeza para bajar de mi nube y empezar a empacar, pues aunque no tengo otra clase debo reunirme con mis amigas.

- No olviden realizar el trabajo, recuerden prestar detalle al contenido con el que vayan a argumentar...

Acabo de recoger mis libros, me pongo la mochila y trato de tomar mi último, el cuál no entrará a la mochila. Es tan grande mi estupidez, que en vez de cogerlo se cae de la mesa al suelo, justamente a los pies de mi profesor, no sé ni cuando se acercó.

- Lo Lamento...- me agacho a recogerlo. Alzo la mirada desde el suelo y Morgan me observa diferente.

Me levanto algo nerviosa, abro la mochila y decido meter el cuaderno.

- ¿Te encuentras bien?...- su voz es tan calmada.

- Yo...- observo a mi alrededor, ya no queda nadie más en a clase, estamos solos. No sé, pero esa situación me provoca un repentino calor. - Sí...- respondo con una pequeña sonrisa.

- Eso es bueno...- con su mano derecha se acaricia con el cabello, su brazo se tensa, sus dedos se heredan en su cabello y me dan una imagen angelical que me corta la respiración. - Veo que ahora estás más centrada...

«En usted» me digo.

- Me alegra que una de mis mejores alumnas vuelva a estar presente en mis clases...- no sé si estoy soñando, pero él dice eso en un tono que parece normal e inofensivo, pero en el fondo es estremecedor y algo siniestro.

Por unos segundos esos ojos miel brillan con la misma intensidad de ayer, cuando estuvimos a centímetros de robarnos un beso. Sonríe e inevitablemente mis mejillas se sonrojan, mis pies tiemblan y tengo ganas de huir.

Parpadeo un par de veces, sigue viéndome del mismo modo.

¿Lo sabrá?, me pregunto asustada. Respiro tratando de mantener la calma y sacudo esas ideas de mi cabeza.

- Debo... Irme...- susurro pasando a su lado. Mi hombro golpea su brazo y una chispa surge en mi interior.

- Que tenga un buen día Natasha...- susurra de vuelta mientras me alejo. Su voz enloquece y para no dejar a la vista mi locura, me apresuro a salir.

No vuelvo a respirar hasta llegar a la pequeña plaza donde siempre nos reunimos. Ahí dejo salir el aire que he estado conteniendo y dejo que el color carmesí colonice mi rostro, pues ya no está mi profesor para verlo, ya no necesito esconderlo.

- ¿Tienes alergias?...- Mario toma asiento a pocos pasos de mí. Le miro sonriendo y me siento a su lado, tratando de ocultar mi condición.

- No, solo estoy muerta por el calor...

- Tienes razón...- Ruth llega con una fila de libros que deja descansar en otro banco para luego tirarse a mi lado. - Creo que me sudan hasta los ojos...

- ¿No será que estás llorando de tanto leer?...- pregunta mi amigo observando el cielo. Hoy también trae sus respectivas gafas de Sol.

- También...- observa sus libros y suspira.

Todos parecemos tener una crisis existencial, cada quien por su propio motivo, ya sea Ruth con sus exámenes, yo con mi doble vida y Mario, es extraño verlo así, como si está cansado, él es tan de soportarlo todo y ahora parece una imagen en blanco y negro.

- ¡Por fin viernes!...- rectifico lo dicho, todos estamos de bajón, excepto Monse, quien llega radiante y gritando a todo pulmón por la llegada del fin de semana.

- Grita más alto, que aún no te escucharon en la facultad de ingeniería...- dice Ruth con sarcasmo.

La peli castaño la ignora y se sienta en el banco de los libros, nos mira con esos ojos verdes y suspira, como si está cansada de nosotros.

- Es viernes y ustedes con esas caras...- agarra su bolsa y rebusca en ella con la emoción en los ojos.

- Será un fin de semana muy largo, tengo mucho que estudiar, mi jefa me quiere este fin de semana ayudándola con el itinerario... - se queja Ruth.

- Yo tengo trabajos que entregar...- me excuso.

- Mis plantas...- suspira Mario. No sé, pero su voz nos hace reír.

- Por eso debemos relajarnos hoy...- saca cuatro pases platinos de a saber qué, siempre está metida en algo.

- ¿Un concierto?... Paso - se niega la pelinegra. Tiene razón, demasiado bullicio.

- No...- sacude los pases. - Hoy es la inauguración de un nuevo club en la zona rica de la ciudad...- nadie comparte su emoción.

- ¿Y?...- pregunto cansada, ahora sí quiero dormir.

- Que como buena amiga que soy...- se levanta y los reparte. - conseguí pases para todos...

Miro la tarjeta color platino que me entrega, unas letras en dorado brillan en el centro.

- "Golden City"...- leo secamente.

- Tuve que aceptar una cita con un chico rico para obtenerlas, no saben lo pesado que se puso con que quería salir conmigo, tener una relación estable, incluso que me compraría un piso para dejar de vivir en el campus...- se sienta cruzando sus largas piernas.

- Y tú no aceptaste más que las entradas...- la miro sabiendo que eso solo era la punta del iceberg.

- Las entradas, que costaron una pasta, un nuevo ordenador, que el mío ya estaba viejo, y un día de espa en un hotel cinco estrellas que le pertenece a su familia...

- Pobre chico...- suspira Ruth.

- Si tanta pena le tienen, acepten y no desperdicien su dinero.

No puedo, debo ir al club, y sería imposible escaparme de nuevo, ahí si me lo impedirían.

- Hace mucho que no salimos juntos, lo echo de menos, pronto nos iremos de vacaciones... Mario se irá a alguna plantación en texas, Ruth seguro irá a visitar a sus abuelos maternos a Irlanda...- la pelinegra se ríe. - Natasha... Bueno no sé que hará, pero también se irá...- eso duele. - Y ya no saldremos por los próximos meses...- solloza y maldigo por su excelente interpretación.

Te vas a arrepentir, me digo, pero lo ignoro.

- Está bien, vayamos a "Golden City "

BÁILAME (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora