42. Florida

2K 122 1
                                    


RUTH

Acabo de realizar el examen y suelto el bolígrafo satisfecha de mis respuestas. Reviso las hojas con mucha cautela y tras asegurarme del todo, recojo mis cosas y entrego la hoja, mostrándole una pequeña sonrisa a la señora Brown, una de las pocas docentes que me agradan, la mayoría se dejan influenciar por sus problemas familiares y emocionales.

Salgo de la clase encontrándome con un Sol que me hace maldecir, estos días hace tanto calor que estoy asistiendo en sin mangas, algo que casi nunca ocurre, ya que no es algo muy formal. A duras penas camino por mi facultad, para buscar a mis amigas. Monse seguro que está refrescándose en algún lugar, y Natasha, bueno, Nat últimamente se pierde en Dios sabrá dónde. Siempre que la busco o está cansada o no la encuentro. Supongo que es la presión del final de las clases.

- ¡Ey!...- me grita Monse moviendo la mano desde lejos sentada en el césped, bajo un gran árbol que genera una sombra hipnotizante.

Me apresuro a llegar a su lado, dejo caer mi mochila y me siento sobre la hierba, simulando estar acariciando las nubes con mi trasero.

- ¡Wow! Hoy muestras más que de costumbre...- se ríe de mí posando sus ojos verdes sobre mi escote marcado.

- No es culpa mía que no tengas qué mostrar...- le digo subiéndome la blusa. Se hace la dolida y acaricia su cabello, desvelando su reciente tatuaje de dos lunas.

- Tengo mucho que mostrar, tengo un cuerpo hermoso y un título universitario en prácticas de sexología...

Su comentario me roba una pequeña risa, niego con la cabeza y me echo hacia atrás para sentir mejor el viento.

- Este verano será muy caluroso...- comento respirando a gusto con este nuevo clima, ese viento perfecto.

- Y tanto... No sé si quiero ir a casa o no, creo que necesito un lugar refrescante...- se sujeta el cabello en una cola y observa a un grupo de chicos que pasan por delante. - Además, aquí ya no hay carne fresca...

- Como no...- ruedo los ojos, viendo como llega la morena.

Nat se ve cansada, camina tan distraída que se golpea con otro chico, ni siquiera se da cuenta, porque ni se disculpa. Ella también viene con ropa casi minúscula, un pantalón corto y una camisa que muestra su plano abdomen. Su cabello está en un moño algo desordenado, dejando caer un par de rizos que se pegan a su rostro.

- Te ves horrible... ¿Sabes?...- se me adelanta Monse. Ella suspira y se sienta a mi lado, sentándose igual que yo, con la cabeza hacia atrás.

- El calor, los trabajos y mi maldita cabeza gritando tonterías...

Esa última frase es poco formulada en su vocabulario, casi siempre la utiliza cuando está iniciando una relación o quiere deshacerse de ella, pues o ya se cansó de coger con su pareja o simplemente la está agobiando. La miro fijamente, pero lejos de lo que espero ver en el brillo de sus ojos, solo veo cansancio e irritación. Lo que significa que no es la primera opción, y obviamente, tampoco es la segunda debido a su soltería.

- Deberíamos irnos a algún lugar...- susurra, pero no convencida, es como si lo dice para sí misma, sin darse cuenta de que somos capaces de oírla.

- Eso, un verano juntas, en una ciudad costera...- le sigue la otra, acomodándose aún más, si es que se puede.

La idea no es tan mala, este curso ha sido algo estresado y todas necesitamos descansar.

- Podemos ir a Florida...- propongo esperando que me ignoren, pero para mi sorpresa ambas me miran sonriendo.

- Playa, arena, bebidas y chicos guapos...- suspira la peli castaño asintiendo. - Suena bien ¿Verdad?...

- Lejos de esta ciudad...- añade Nat, como si salir de esta ciudad es lo único que la importa. Se ve extraña.

- Mi tía tiene un pequeño apartamento en Culmer, está algo desordenado, pero tardaríamos menos de cuatro horas en arreglarlo para ocuparlo todo el verano...- vuelvo a apoyar la idea.

Las tres sonreímos cayendo de espaldas al césped, esa idea es tan tentadora que me emociona. Me alejaría de la uni, de mis padres y de la persona que invade mi mente a cada segundo, sin que pueda siquiera tener la oportunidad de ignorarla.

- Podremos buscar un trabajo en cualquier lugar...- Nat sigue con esa sonrisa tan extraña. - de camareras o algo, no importa...

- ¿Están hablando enserio?...- la voz del mejor amigo de Natasha invade el espacio. Las tres miramos a su lugar y Nat no tarda ni un segundo en pararse y sostener su rostro.

- ¡Oh Dios! ¿Qué te ha pasado?...- pregunta horrorizada. El albino sonríe amargamente como restándole importancia a lo de su rostro, pero ¿Cómo ignorar eso? Tiene el ojo morado, el labio partido y la mejilla tan roja como un tomate recién salido de la huerta.

- Supongo que las calles ya no son tan seguras...- dice apartando las manos de Nat, para luego besarlas y mirarla dulcemente. Quien no les conoce puede creer que tienen una relación de más que amigos, ya que sus muestras de afecto son muy íntimas.

- ¿Te atacaron?...- Monse también se levanta y le mira igual de horrorizada.

- Ya no tiene caso...- dice y por un segundo noto que oculta algo. Sus ojos dorados se encuentran con los míos, no me sostiene la mirada, es algo fugaz, para luego volver a Nat. - ¿Oí algo sobre ir a Culmer?...- cambia de tema rápidamente.

- Se acerca el verano...- responde la pelinegra abrazándolo. - Deberíamos escapar, respirar y vivir lejos de esta presión...

Cuando dice eso parece que habla de la escuela, pero hay algo más, algo más alejado de sus problemas familiares, es perturbador y ella trata de ocultarlo bajo una falsa estabilidad.

- Es buen plan...- se encoge de hombros. Sus ojos vuelven a mí y luego a ellas. - ¿Puedo unirme?...- pregunta ansiando una respuesta positiva.

- ¡Decidido...!- exclama Monse. - Nos vamos a Florida en dos semanas...- determina y nos mira más que emocionada. - Preparen sus bikinis...

«No sé si es buena o mala idea»

BÁILAME (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora