Jay Wheeler — EaZtNATASHA
Mis ojos se humedecen al mirar la prueba en mis manos, mi pecho se aprieta y creo sentir como se me va el aire mientras es imposible creer lo que estoy viendo. Llevo mi mano a mi boca y la cubro por unos segundos, una lágrima cae salpicando el pequeño cristal y dejando algo borrosa la línea.
— Dios...— susurro. Mi corazón bombardea a mil por hora. Si no fuese que ya hace mucho tiempo que no me medico, creería que estoy sufriendo un ataque. — Dios...— acaricio mi cabello mandando los mechones rebeldes hacia atrás.
— ¿Natasha?...— la voz de Christopher me sobresalta.
Miro como mueve el pomo de la puerta, pero está bloqueada.
— ¿Natasha?...— insiste. — ¿Qué pasa?...
— Na–nada...— respondo levantándome del piso, he echado a perder mi vestido y mi maquillaje.
— Abre la puerta, Nat...— pide preocupado.
Dudo en si hacerlo, pero respiro tres veces buscando la calma y lucidez que necesito para esta conversación. No es un desconocido, no debo estar nerviosa, llevamos cuatro años viviendo juntos. Solo debo calmarme.
— Natasha, por favor, abre la...
Salgo interrumpiendo su petición. Nada más verme sostiene mis mejillas, notando la humedad en mi rostro. Esos ojos grises buscan los míos y al encontrarlos se ven llenos de preocupación.
— ¿Qué pasa?...— me revisa con la mirada y escondo mi mano derecha en la espalda. — Nat... ¿Por qué estás llorando? Saliste de la cocina hace mucho rato...— no puedo resistir y caen más lágrimas. — Oye...— las limpia con cuidado, toma mi cintura y me guía hasta la cama. — ¿Te duele el pecho?...— pregunta tocando mi cuello, niego con la cabeza. — ¿La cabeza?...
— No...— susurro apretando el objeto en mi mano.
Vamos Natasha.
— ¿Entonces?...
— Christopher tengo que decirte algo, no te lo estaba ocultando ni nada de eso, solo quería estar segura y...— se me va el aire. Respiro con fuerza y él besa mi frente.
— Sabes que entre nosotros no hay secretos, puedes decirme cualquier cosa...— la comprensión y el cuidado en su voz me debilitan. Lentamente retiro mi mano de su escondite, la llevo a la suya y deposito la prueba en ella.
— Qué...— se detiene al ver lo que sostiene. Sus ojos se abren de la sorpresa, tengo tanto miedo a su reacción que miro a otro lado.
Nunca hablamos de esto y por como reacciona a todo lo relacionado tengo la sensación de que esa opción no está en sus planes.
— Natasha...— le miro de reojo y no aparta la mirada de la prueba. — ¿De cuánto tiempo estás embarazada?...
— Bueno, yo...— no sé dónde se ha ido mi voz, mi respiración no hace más que empeorar.
— Tranquila...— me abraza. — no te alteres, respira y trata de relajarte...
— No sé de cuánto tiempo, no me bajó la regla así que compré la prueba... No te lo dije porque creí que daría negativa y...
— ¡Estás embarazada...!— dice sonriendo. Le miro confundida y aún más cuando su mano baja a mi vientre y me acaricia en círculos. — No se nota...— me mira fijamente y no puedo evitar reírme.
— Pues claro que no se nota, será de un par de semanas o de un mes, no puede notarse...— explico recargando mi cabeza en su hombro.
— Deberíamos ir al médico y hacerte más pruebas para asegurarnos de que todo está bien...— comenta y le miro con incredulidad.
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...