CHRISTPHER
La dejo descansar en su cuarto y salgo de nuevo al salón. Camino hacia su hermano, rápidamente estampo mi puño contra su mandíbula, escupe algo de sangre y pateo su nariz con mi rodilla. Su cuerpo cae de espaldas entre gritos que se ahogan en la mordaza que le pusieron.— Escúchame, imbécil...— aplasto su abdomen con mis botas, se retuerce de dolor. Saco el arma de mi chaqueta y la cargo. El simple ruido le atemoriza, mostrándome la mirada que tanto deseo. — Ésta será la última vez que te acerques a Natasha, no vuelvas a llamarla y menos a involucrar a mi chica en tus estúpidas jugadas...
Los hombres que nos observan son secuaces de Xander, un capo italiano que opera también en los Angeles. He tenido negocios con él, pero nunca de este tipo.
— Señor Wagner...— mis guardias entran con cuatro bolsas negras que dejan a los pies de los hombres de Xander. Uno se agacha para revisarlas mientras el otro guarda su arma.
— Está bien...— dice cerrando de nuevo las bolsas.
— Largo...— demando y se apresuran a avatar la orden.
Al quedarme solo con el moreno y mis hombres, le agarro del cuello de su camisa, le saco la mordaza e introduzco mi arma en su boca. Las lágrimas bajan rápidamente sin hacerme absolutamente nada. Suplica entre balbuceos que no les doy importancia y me centro en mi objetivo.
— Tengo ganas de matarte, ¿Sabes?...— le susurro revisando la basura que es. — Pero no lo haré, voy a complacer a Natasha y te dejaré libre...— retiro el arma y me aparto.
— Gracias, señor... Le juro que yo no sabía quien era, de haberlo sabido...
— Lleven a este imbécil a algún lugar y que destrocen ambas piernas...— demando.
— ¡No, por favor!...— se arrastra hacia mi. Mis hombres le detienen y se lo llevan contando con la total discreción y cuidado.
La morena se ha quedado rendida, duerme tranquila, como si hace unos minutos su vida no había estado en peligro. Aunque ahora que sé de los negocios de su hermano puedo entender porque me estuvo dando guerra desde el principio. No quiere a alguien así con ella y la verdad, eso no me importa, yo por de momento quiero estar aquí.
— ¿Christpher?...— se vuelve a mirarme, sus ojos siguen bañados en lágrimas. Toma asiento con dificultad y extiende la mano. Pienso en la sangre y la oculto. — Lo sé...— se acerca y la toma al igual que un pañuelo de la cómoda.
— Debes descansar...— digo deteniendo su intento de limpiarme los nudillos.
— No puedo...— susurra abrazándose a mí. — Túmbate a mi lado...
— Yo...
— Dijiste que era más que sexo, entonces duerme a mi lado — pide con la voz cansada.
Algo en mí me dice que la rechace, ya fue suficiente con dormir a su lado ayer, con sonreír esta mañana, con involucrarme en sus problemas y salvar su vida. ¿Dónde estaba Christpher Wagner? ¿Dónde estaba el hombre que mi hermana formó?... En este momento no era yo y lejos de hacerme enfurecer me asusta, como si le tengo miedo al cambio, a ser más de lo que muestro... A ser humano.
— Bien...— me quito los zapatos y la chaqueta para acomodarme a su lado. No pierde tiempo en abrazarme por la cintura y descansar sobre mi pecho. Sentir su respiración acelera mi corazón, no lo entiendo y me resulta algo incómodo.
— Hubo un momento en el que Dominic y yo nos llevamos bien...— susurra sobre mi piel. — Cuando éramos unos críos... Cuando jugábamos con la nieve y las hojas de otoño... Antes de que él cambiase y que yo comenzara a vivir con un pie en la tumba...
Me está contando su historia... ¿Cuándo llegamos a esto?.
— Hubo un momento en el que pasaba gran parte de mi tiempo en el hospital ¿Sabes?...— leí algo de eso. — haciendo estudios y perdiendo la cabeza en la simple idea de morir sin haber vivido lo suficiente...— la tristeza en su voz implanta un extraño sentimiento en mi pecho. — Todo ese tiempo Dominic se negó a verme y no le culpo, era una lámina huesuda y fea... Pálida — sus lágrimas mojan mi camisa . — Para cuando recibí el alta, Dominic ya tenía nuevas amistades, se metía en peleas y problemas de los que yo debía salvarlo... Mi padre siempre le tuvo en un pedestal, a mí me tenía en otro, pero uno muy frágil... Y es que desde el momento en que me pude largar del hospital decidí vivir sin miedo a morirme, la enfermedad podía hacer de todo, nunca me iba a restringir...— su mano busca la mía y entrelaza nuestros dedos. Su acción es tan cálida. — Ambos fuimos cometiendo error tras error, cada uno más grande que el anterior, hasta que él superó los límites y se acostó con la que sería la esposa de mi padre, eso destruyó mi familia ya que nadie me creyó y pensaron que solo estaba siendo una niña caprichosa y celosa... — alza la mirada para verme y lo que veo en sus ojos me hace sentir impotencia. — No he parado de cometer errores hasta el día de hoy... Pero supongo que algunos errores en el fondo no son tan malos...
— No creas en lo que ves...— le digo sabiendo hacia donde va.
— Creo en lo que me muestras...— susurra acercándose a mis labios, agarra mis mejillas y se sube a mi cuerpo a horcajadas. — Aunque tú seas difícil de leer...— recarga su frente sobre la mía y respira. — Me basta...— dice y me besa. Mis manos agarran su cintura y la pegan a mi cuerpo volviendo a sentir el calor que emana de él.
«Ya tendré tiempo de pensar en Nueva York, por ahora puedo ser esta versión tan absurda...»
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BÁILAME (+18)
Storie d'amore- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...