CHRISTIAN« Christian ¿Estás bien?...» la viscosidad de su mano acaricia mi pálida mejilla dejando sus largos dedos marcados en ese líquido rojo que tanto me aterra.
« E-está muerto, está muerto...» el miedo se apodera de mí, mi corazón se oprime en mi pecho y siento las lágrimas brotar de mis ojos mientras pierdo la calma y entro en pánico.
« Tranquilo, Christian...» su voz dulce no pudo calmarme, esta vez no.
« E-era un hombre, tenía familia, una esposa e hijos... Él...» las palabras se me atoran en la garganta, el aire va abandonando mis pulmones y siento como todo en mi interior rompe en llanto. ¡Dios! Había dejado a unos niños sin padres y no la importaba en absoluto.
« No espero que lo entiendas...» sus brazos me rodean tratando de calmar mi miedo. « Solo cálmate, sé que Christopher y yo te parecemos unos monstruos, pero la gente a nuestro alrededor es mala...» dice con dureza. Se separa de mí, limpia sus manos en sus pantalones y con un pequeño pañuelo me quita la sangre del rostro. « todo lo que hice es por protegerte...» todo lo que hace siempre lo es. « tú eres especial, Christian...» me sonríe luchando contra su oscuridad. « Eres el único humano entre monstruos...» ahora ya no. « Sé que odias lo que somos...
« No es así...» trato de no hacerla sentir mal.
« Es bueno que nos odies, porque si nos odias nunca querrás ser como nosotros...»
« ¿Es bueno ser diferente?...»
« La luz siempre es buena, Christian...»
Luz, el maldito flash de una cámara me cega de forma irritante. Sangre baja de mi cabeza empapando mi rostro, se mezcla con mis lágrimas y parte del lodo que embarra mi piel. Mi cuerpo tiembla entre los amarres, nada se ve con claridad, nada excepto ellos.
« Sonríe a la cámara, Christian...» sus malditas risas invaden mi cabeza, enfermas y malvadas.
« No, por favor...» mis gritos inútiles tratan de sonar altos buscando pizca de humanidad entre ellos o por lo menos de él, pero no hay nada, están podridos.
« Sonríe como una puta, Christian... Tus hermanos querrán verte en un buen plano...» su voz nunca saldrá de mi cabeza.
Mis hermanos, ¿Dónde están mis hermanos?... Muertos.
« ¡No, no, nooo!!!!» un grito que se pierde en el vacío mientras el río de sangre se forma en su cuello, una vida se apaga y otra nueva nace.
« Chris...» su voz, la última vez que escucho su voz. «Tú no eres así...»
« Ahora sí...» la primera bala, la primera muerte y la primera satisfacción.
Abro los ojos rodeado de unas paredes de color gris, no tengo ni que preguntarme dónde estoy cuando veo a Meredith entrar con un plástico de medicinas, el cual nada más verme me echa como si de basura se trata. El plástico golpea sobre mi pecho y me doy cuenta que está vendado, al igual que mi brazo, seguramente por el accidente.
- No entiendo cómo es que siempre sales ileso de tus acciones...
Va a empezar de nuevo y por un segundo deseo cortarle el maldito cuello. Despego mi espalda de la cama dejando una marca de sudor, suspiro al verla y resistiendo el dolor me bajo de la cama. Visualizo la puerta del baño, necesito una ducha y algo de droga.
- Ayer por tu culpa casi matan a mi hijo...- me dice en seco cuando estoy por tomar la puerta del baño. Mis pies se detienen, mi mano tiembla sobre el pomo y respiro con fuerza tratando de respirar. - Ni te bastó con matar a...
- No lo digas...- demando contra la puerta sintiendo como el sudor en mi espalda se hace más frío.
«¡MALDITO SEAS, CHRISTIAN!» su voz grita en mi cabeza y aprieto los puños «¡Hijo del demonio!»
- Anoche tu estupidez...
- ¡Ya cállate, JODER! - le grito dándome la vuelta para salir de mi antiguo cuarto.
Meredith me mira con esa peculiar oscuridad con la que siempre me ve, me observa por un tiempo y se va en dirección contraria.
El cuarto de Christopher está en el segundo piso, todo el segundo piso es suyo, antes era compartido, ahora solo él reina. Subo las escaleras de dos en dos hasta alcanzar la enorme puerta de metal que esconde su privacidad, sus guardias me observan, pero me ignoran. Nunca llego aquí.
«Christian, ven... Vamos a jugar con un tipo...»
«Déjalo, Christopher, él ni sabe sujetar un arma...» su risa.
Alzo mi mano y toco un par de veces, escucho un grave «No me estorben» y me tenso. Aún con su negativa abro la puerta, está semidesnudo de cintura para arriba, su abdomen se cubre con un vendaje que oculta parte de sus tatuajes. Tiene demasiados. Rápidamente me lanza una mirada que lo dice todo: piérdete, y aún así cierro la puerta a mis espaldas.
- ¿Estás bien?...- le pregunto. Se ríe disimuladamente y niega poniéndose la camisa.
- Gracias a ti tuve que matar a toda una familia...- me responde, está enojado conmigo, pero no hay arrepentimiento en su voz.
- Las cosas se salieron de control...
- Todo lo que haces...- se acaba de abotonar la camisa. - Se sale de control, eres bueno para meterte en problemas y un inútil para salir...
- Christopher...
- ¡Sal de mi cuarto!...- alza la voz, da un paso hacia mí, pero antes de poder acercarse demasiado la puerta se abre con la entrada de la peliblanca.
VERÓNICA
Llevo tiempo huyendo de este lugar y ahora regreso, nunca me sienta bien cruzar esos muros, no importa si es por negocios o por razones personales, cruzarlos significa recordar y los recuerdos no son buenos.
- Verónica...- la voz de Meredith me recibe nada más cruzar el umbral de la puerta. Me tenso con solo sentir su presencia, algo me dice que la ignore y continúe, pero sé que no debo hacer eso.
- Meredith...- la miró evitando forzar una sonrisa. Ambas sabemos que nuestra relación se fue a la mierda con lo que pasó entre sus hijos y yo.
- Llevo tiempo sin verte...
- Estuve ocupada, madre...- le digo por la costumbre más que por el cariño.
- Antes estabas aquí todo el tiempo...
- Antes estaba en la universidad...- respondo sabiendo a dónde quiere llegar.
- Entonces...
- Vine a ver a Christopher...- la corto tomando las escaleras.
- Ustedes siempre han estado tan unidos...- me mira como un bicho raro mientras dice eso y me da la espalda para irse.
Suspiro subiendo las malditas escaleras hasta las puertas metálicas, cruzo a mis guardias y entro encontrando una tensión constante. Christopher se ve molesto, al contrario que Christian que se ve perdido, supongo que eso debió afectarle mentalmente.
- ¿Interrumpo algo?...- pregunto cerrando las puertas.
- No...- me responde el mayor alejándose de su hermano para centrarse en mí. - Christian ya se iba ...
El rubio menor no emite ni un solo sonido, nos da la espalda y se acerca a pasos largos a la puerta.
- Christian...- le detiene. Él le mira sobre el hombro. - La cabeza de tu amigo está en esa nevera...- señala una larga nevera a pocos pasos de la puerta.
El cuerpo de Christian tiembla al escuchar eso, suspira varias veces contra la puerta, aprieta los ojos y con la respiración hecha un caos abre la puerta y se va. Hace mucho que no le veo así, en el fondo sigue batallando con lo que es ahora y lo que dejó atrás.
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Un pasado turbio...
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...