113. Dyn: Tiempo

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MARIO

He llamado a Christian mil veces en toda la noche y todavía no recibo respuesta. Sé que ir directamente a su casa sería peligroso, no sé en qué condiciones se encuentre y por más arrepentido que esté no quiero correr el riesgo de encontrarme con esa versión de él capaz de matar a sangre fría.

Las primeras llamadas me llevaban al contestador, las siguientes fueron directamente rechazadas y poco después su teléfono se apagó. Eso me basta saber que no querrá ni verme la cara y en parte le entiendo, pero él debió explicarse o no decirme simplemente «no es asunto tuyo». Debería aprender a expresarse.

Cada que pienso en él mi mente me lleva a ese momento tan especial que vivimos, sé que fue real y me lo demostró en la mañana. No estaba fingiendo, él podía ser una persona tierna, aunque solo por pequeños momentos. Sus ojos viendo mi desnudez como lo más bello del mundo fueron un total contraste con todas las veces que me miró como alguien insignificante.

Christian escondía sus emociones, sentimientos, miedos, dudas y tristezas. Se guardaba todo por dentro creando una bomba de relojería que fácilmente estallaba convirtiendo todo en ira... Eso era la único que era capaz de expresar.

— Mierda...— me froto la cara frustrado, dejo mis libros a un lado y observo a mi hermana jugar con un bolígrafo.

Está sumergida en sus pensamientos, sus golpes se esconden bajo maquillaje y me duele, realmente me enoja que no quiera dar parte a la policía. Pero es su decisión, de todos modos, Ander regresará al hospital nada más salir.

— ¿Puedes dejar de observarme?...— clava su mirada en mí y niego con la cabeza. — Estoy bien, no quiero pensar en eso, por favor...— dice levantándose del sofá para acercarse a mí y abrazarme por la espalda.   — Mejor dime ¿Quién te tiene tan frustrado?...— le lanzo una pequeña mirada y suspiro.

— Nadie...— vuelvo a mi libro.

— Llevas observando tu celular toda la mañana...— lo agarra y desbloquea rápidamente. Trato de impedir que lo revise, pero se aleja entre risas. Verla sonreír es una perfecta distracción.

— Christian...— susurra viéndome con una sonrisa pícara. — ¿Quién es Christian?...— pregunta juguetona.

— Nadie, Channel, dame el teléfono...— pido y niega.

— Le has llamado como unas veinte veces, si eso no es acoso, dime tú...

— Es un amigo...— me acerco y se aleja.

La veo manejar el celular, no sé que está haciendo, pero de un momento a otro se queda boquiabierta, alza la mirada y sus ojos brillan en travesía.

— Madre del amor hermoso...— susurra y me apresuro a agarrar el teléfono. Ya en mi mano puedo ver que es lo que la dejó así y lo apago rápidamente. La vergüenza hace arder mis mejillas.

Christian tiene la manía de jugar y a veces entre sus juegos está el hecho de sacarnos fotos privadas que solo tenemos ambos, aunque yo nunca las di importancia, supongo que debí borrarlas. La imagen que vio mi hermana era muy comprometedora y vergonzosa. En ella estoy con una de esas correas en el cuello, las manos amarradas a la espalda, semidesnudo y para colmo con Christian a un costado diseñando su perfecto cuerpo tatuado y su enorme paquete.

— ¡Wow!...— sigue con la boca abierta.

— Guarda silencio...— pido avergonzado.

— Entonces... ¿Él es tu novio?...— vuelve a sentarse en el sofá, abraza un cojín y golpea un sitio a su lado. — Es muy guapo...

— No... Un amigo... — arquea las cejas. — Uno muy especial...— me tumbo a su lado y la envuelvo entre mis brazos.

— Entonces, ¿Se pelearon?...

Seguramente no le reconoce porque en ese momento debió estar muy asustada o es porque en la imagen su cabello oculta su rostro.

— Es una costumbre diaria...— confieso cansado.

— Pero tú lo quieres arreglar...

— Porque cometí un error, aunque él también mete la pata a cada maldito segundo y me canso... Me cansa su actitud, su distancia y su frialdad...— por fin lo digo y es extraño que sea con mi hermanita adolescente.

— Todas las personas no son iguales, hermano...— descansa sobre mi pecho. — En mi grupo de amigas hay una chica, Karla que parece una hija de puta cuando no la ves, pero al conocerla me di cuenta de que solo era su forma de ser, que no sabía ser de otra manera... — suspira. — La actitud de las personas es algo que necesita de tiempo, tú eres muy paciente,  si de verdad sientes algo por ese chico  ¿Por qué no lo intentas?... Trata de ver más allá de su actitud y céntrate en lo que te hace sentir cuando es diferente... Hay personas que necesitan tiempo para ser comprendidas, al igual que hay otras que son fáciles de leer...

Sus palabras me dejan con más dudas. ¿A qué se supone que estoy jugando con el rubio?... Quiero disculparme ¿Y después que haremos? ¿Volveremos a esa “no relación ” que solo me lastima? ¿Seremos los de aquella mañana o los de siempre?... ¿Qué tanto tenemos para ofrecer cuando ninguno define lo que siente? ¿Cuando no sé siquiera si hay algo en su corazón?.

— Channel...— acaricio su cabello suavemente. — ¿Te he dicho que eres la más inteligente entre esos idiotas?...

— No, pero gracias...— se acomoda mejor cerrando los ojos. No hemos dormido nada en la noche y me he saltado las clases para quedarme con ella en casa.

— Tú, Natasha y mamá son las mujeres de mi vida...— la aprieto aún más. — Haría cualquier cosa por ustedes, las amo...

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Hermanos❤️🥹

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