93. Dyn: en la oscuridad

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MARIO

Otra vez siento ese viento que me dice que no debo, sin embargo, dejo el cajón sobre el armario y tomo la cámara. Es de esas viejas con la pantalla a un lado y un pequeño bloqueo para sujetar. La abro con los nervios a flor de piel y nada más prenderla la risa de Christian invade el lugar.

«¿Puedes ser aún más adorable?...» una voz pregunta desde el punto ciego. El joven Christian sonríe aún más, le mira con amor y niega. «Yo creo que sí...» una mano sostiene su mejilla, lo acerca aún más a la cámara y un tipo de cabello negro aparece en el campo de visión robándole un beso tierno y apasionado.

No puedo creer lo que veo, él no es Christian, estoy seguro. Tal vez tenga un gemelo.

Hay un pequeño salto de tiempo y se ve a Christian a orillas de la playa contemplando un hermoso atardecer, se ve en paz.

« Ojalá el tiempo se detuviera y yo no siguiera creciendo, así nunca tendría que cambiar...» se escucha algo decaído y triste.

« Aunque cambies yo seguiré a tu lado...» de nuevo el pelinegro sosteniendo su mano. Ambos comparten un anillo.

« No me gustaría que siguieras aquí el día en que apriete un gatillo...» su miedo es tan grande.

« Sé que eres incapaz de matar...» sostiene sus mejillas. «Eres un ángel entre demonios...

« Pero los ángeles también se corrompen...»

No puedo creer que la persona que está hablando con tanto miedo y dolor sea el mismo demonio que hoy domina el infierno.

« Tú no lo harás y por eso te amo...»

« Yo te amo más...»

El beso que comparten no tiene nada que ver con los besos fríos y dominantes que compartimos, entre ellos hay amor, cuidado y respeto. No sé porqué eso me provoca una punzada.

« No huyas...» un grito entre risas. Christian corre por un parque de atracciones dejándose llevar por la adrenalina del momento. Tras él va el mismo chico, que estoy seguro que era su novio.

«No seas lento Matt, atrápame y mi vida entera estará en tus manos...» una promesa de amor.

El chico agarra su brazo, lo atrae a él y le besa.

«¿Debes grabarlo?» pregunta el rubio entre risas.

« Quiero atesorar cada momento a tu lado, mi vida...»

Varios momentos parecidos pasan por el video, hasta llegar a un punto de completa oscuridad que tarda varios segundos.

— Tal vez esté estropeada...— susurro resignado y dispuesto a guardarlo. Pues debo aprovechar que todavía no me pillaron.

«¡Ayuda...!» un grito vuelve a dirigir mi mirada a la pantalla, teniendo que cubrir mi boca del horror.

No queda nada de ese niño alegre, su cabello dorado está sucio y lleno de sangre, su rostro desfigurado a golpes, está atado de pies y manos y hay varios hombres a su alrededor.

— ¿Qué es esto?...— mi respiración se entrecorta.

«¡Mira la cámara Christian!»  una voz grave coloniza el lugar. Un golpe seco recae en su rostro y sus lágrimas se desplazan por sus mejillas mezclándose con la sangre.

— Dios...

«¡Este video será un regalo para tus queridos hermanos!» se ríe otro de los hombres sujetando una navaja. Agarra el cuello de su camisa y se la abre comenzando a desnudarlo.

«¡Nooo!...» su grito es desgarrador. Está desesperado, dolido y muerto de miedo.

«¡Cállate la boca! O mejor, que te la calle tu novio»  el pelinegro de antes es enfocado en una esquina. No dice nada, no interviene, solo observa como le desnudan. « está deseoso de follar cada espacio de tu cuerpo...»

No quiero, no puede ser cierto... No es cierto.

«Solo disfruta, Christian... Esto va a durar por mucho tiempo... Tu maldito agujero acabará tan usado que nadie querrá volver a asomarse en él...»

El aliento abandona mis pulmones al ver cómo uno de los tipos comienza a desnudarse y él es arrastrado a una mugrienta cama. Todo a mi alrededor se desvanece, no sé ni en qué momento empecé a llorar, pero siento mis lágrimas arder y quemar mis mejillas.

«No lo hagas, no... Por favor... Por favor...»

— ¿Qué mierda haces viendo mis cosas?...— La voz de Christian me sorprende. Me Jiro y él solo se queda helado viendo la cámara. Sus ojos se llenan de un odio y al mismo tiempo de un miedo inmenso.

Rápidamente me arrebata la cámara y la estampa contra la pared, deteniendo la cinta. Su respiración está alterada, su pecho sube y baja en un intento de tratar de respirar, le tiembla el labio, también las manos. Y juro que en este momento la imagen que veo solo me recuerda al pobre niño de ese horrible video.

— Yo...

— Toma mi auto y lárgate de aquí...— me grita callando cualquier cosa que quiera decir. Mis ojos le miran con pena al imaginar lo que seguía de esa grabación, lo que dolió que fuera su pareja quien lo traicionó y lo mucho que eso lo marcó.

— ¿Qué es esto Christian?...— mis manos tiemblan de solo pensar en lo que iban a ver mis ojos. — ¿Quién te hizo eso?...— siento como mi corazón se rompe haciéndose añicos ante la imagen de él que ahora ven mis ojos. Su piel pálida, sus pupilas dilatadas, el temblor en sus manos y el ¿Miedo? en sus ojos. — Christian, háblame...— suplico.

— Vete a la mierda...— se da la vuelta dispuesto a irse. Agarro su brazo y él se libera bruscamente.

— He dicho que te largues.. — saca su arma y me apunta, pero a diferencia de las otras veces, su mano tiembla, está asustado. — Lárgate...— insiste tratando de aparentar estar bien.

Él quiere fingir y su cuerpo no le ayuda ya que el arma que sostiene cae al suelo debido al fuerte temblor en sus manos. Retrocede agitado y agarra fuertemente sus oídos como en un intento de callar unas voces que solo él escucha.

— ¡Cállense!...— grita retrocediendo hasta golpearse con una pared, se desliza hasta el piso y estampa su puño contra él haciéndose daño.

— ¡Christian...!— me está dando miedo, incluso prefiero su versión narcisista antes que la imagen que me está destrozando

«¿Cuánto dolor te guardas»

— Vete...— su voz sale con dificultad, de ese modo no tarda en perder el dominio sobre su respiración y empieza a hiperventilar. Lágrimas bajan de sus ojos y deseo que sea una ilusión, pero no, él de verdad está llorando. —¡Cállense!...— vuelve a gritar desesperado.

— No hay nadie más aquí, Christian...— sujeto sus mejillas secando sus lágrimas. — Solo estoy yo, estoy aquí... Contigo

Sus ojos me buscan y al encontrarme, no sé si es por un impulso, pero me abraza de la cintura con fuerza hundiendo su rostro húmedo en mi abdomen. Se aferra con tanta fuerza que me asfixia, pero no me importa, en este momento no puedo pensar en nada más que en la batalla que debe tener en su mente.

— Calma...— le susurro acariciando su cabello suavemente, tratando de calmar su respiración, mientras siento que se me va a salir el corazón.

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🥺

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