71. Trato

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CHRISTOPHER

«¿Viste a Christian?...» su voz haciendo eco en la enorme sala solo transmitió preocupación. Éramos monstruos, pero su sobreprotección hacia ese pequeño era increíble.

«No, creí que estaba dormido...» yo sí quería irme a dormir, después de matar a unos tipos que aguardaban en el almacén.

«No lo está...» sacó su celular y llamó, siendo ignorada. «Maldita sea...» lanzó el aparato contra la pared. Su temperamento era inestable.

« Se habrá ido con ese idiota al que considera su novio...» escupí molesto, no por su orientación, sino por su mala elección con ese tipo, le había investigado y estaba totalmente limpio, eso me olía raro.

« Voy a matar a ese idiota como le haya llevado a algún lugar de ambiente o altamente peligroso...»

Dicen que yo soy malo, ella lo era aún más, e irónicamente no murió por su maldad, sino por su corazón, por tener a Christian en su maldito corazón, a ese niño inocente e ingenuo que esperaba un futuro normal, lejos de todo lo ilegal. Sueños que ya no se encuentran en su memoria, sueños que murieron esa noche.

«¡Nooo!!!!» «¡Charlotte!!!» en ese grito de sintió como toda su humanidad se iba, como ese niño se hacía adulto, como aprendía que nadie era malo ni bueno, todos teníamos la misma mierda.

« ¡Christian!... Vámonos...» un intento estúpido por querer ser amable.

Sus ojos grises se oscurecieron con la imagen de Verónica llena de sangre que no era suya, rompiéndose como nunca, llorando como si no fuera ese monstruo insensible capaz de asesinar a familias enteras, gritando como si estuviera perdiendo la vida, lo había hecho.

« Voy a matarte, Christian... Vas a pagar por esto...» la velocidad con la que agarró el arma, dando el primer disparo.

Muchas balas me habían atravesado, pero era la primera vez que lo hacía mientras protegía a alguien.

«¡Basta!...» el intento inútil por detenerla. Ella no era nada débil, no tardó en apartarme como un maldito muñeco. Estaba muerta de ira, destrozada por dentro, rota como una cristal golpeado con una bala. «Verónica, baja el maldito arma...»

« ¡Voy a enterrarte!» aseguró al menor de tan solo catorce años.

Pocos entenderían su pérdida, no compartían sangre, lo suyo era más fuerte, compartían alma, eran inseparables, sin la una la otra se moría y así fue, ambas murieron esa noche. Todos morimos esa noche.

- Christopher...

Abro los ojos al oír la voz de la peliblanca. Me he quedado dormido sin saberlo. Froto mi rostro con mis manos y despego mi espalda del respaldo del sofá, sintiendo una punzada en la herida.

Ella toma asiento frente a mí, se sirve un poco de agua y refresca su garganta. Sus enormes ojos se clavan en mi aspecto demacrado, seguro por la jodida pesadilla.

- Creí que ya te habías ido...- susurro cansado.

- Iba a hacerlo, pero recordé la reunión...

- ¿Qué reunión?...- arrugo el entrecejo. Sus ojos viajan a su collar y lo recuerdo. No tenía intenciones de ir, pero ahora no puedo faltar.

- Bien...- se remueve en su lugar. - ¿Cuándo piensas largarte?...- pregunta bebiendo de su vaso de agua.

- En un par de días...

- Pero deberías estar ahí mañana...- recalca.

- Debería, sin embargo, por este atentado lo voy a retrasar...- me levanto frustrado, odio cuando ese idiota se mete en problemas. Maté a esa familias, pero tenían amigos. - Necesito organizar correctamente la seguridad de Christian, y vigilar los próximos movimientos de mis socios, tal vez alguno se crea valiente e intente atacarlo en mi ausencia...

- Christian no es un niño...- su tono calmado a veces es molesto. La miro por encima del hombro, prendo un cigarro y pienso de nuevo en si debo o no tener esa confianza en ella. Ya le disparó y apuñaló hace años. Tal vez ese caso no está del todo zanjado.

- Pero tampoco una persona inteligente... - doy una calada. - Sé que Meredith no responderá por él, así que me vas a hacer un favor...

- Yo no hago favores...- responde relajando sus hombros. - Solo tratos...

Supongo que ya sabe que quiero y por eso yo también ya tengo una idea de lo que quiere. Es fácil leernos el pensamiento.

- Bien...- regreso al sofá. - Tu gente se encargará de la seguridad de Christian, sé lo eficientes que son...

- ¿Qué gano yo?...- se acomoda clavando sus ojos en los míos.

- ¿Qué quieres?...- una pequeña sonrisa aparece en sus labios, da otro trago de su agua y suspira.

- Que no vuelvas a poner un solo pie en mi club y dejes en paz a esa chica...

«Es tan predecible »

- ¿Por qué haría eso?...

- Estamos hablando de la vida de tu hermano...- señala. - Abandona tu estupidez y haz como si no la conociste...

- Ella no es importante...

- Vi lo que pasó en el club, conozco esa mirada y no me gusta en lo absoluto... Si vas a sembrar tu infierno hazlo lejos de mis chicas...

- Creí que ya no trabajaba para ti...- me sirvo una copa de vodka.

- No lo hace, pero todavía me sirve y eso es lo que importa...- se levanta arreglando su traje - Es un trato, no un favor... Tómalo o déjalo, estaré encantada de asistir al funeral de Christian...- sonríe y sé que no es broma, ella desea verlo bajo tierra.

«Imbécil»

Es lo único que me ha llamado desde que nos conocemos. Tiene razón en decir eso, pero no de la manera que cree. Soy un imbécil por estar pensando en ella, no por mi carácter ni la forma de tratarla. Debí dejar de prestar atención a lo que hacía, Verónica también era culpable, por ella la vi y ahora por mí quiero retenerla como a todas esas idiotas que se creían con la voluntad de rechazarme. Sin embargo, algo siempre estará por encima de cualquier instinto o deseo que tenga, el único deber que ella me encargó, él.

- Trato...

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