Aviso: este capítulo contiene lenguaje vulgar y escenas sexuales no aptas para todas las edades.NATASHA
Me volteo rápidamente y con la cabeza bien alta camino hacia la puerta dispuesta a salir de este cuarto de baño y de esta casa. Pero mi seguridad se rompe cuando agarra mi brazo y me impide siquiera acariciar el pomo de la puerta. Hace tanta presión que gimo de dolor. Sus ojos arden en ira consumiendo cualquier rastro de esperanza que tengo por salir de aquí viva.
Me arrastra de regreso al interior sin aflojar el agarre en mi brazo, ni siquiera le importa hacerme daño cuando me estampa de cara al lavabo. Mi mano se aferra al mismo mientras trato de evitar verlo a los o siquiera ver su asqueroso reflejo. No sé porqué nada de esto me sorprende.
- Natasha...- me susurra al oído y me remuevo abrumada. Maldigo su voz por ser extremadamente ronca y maldigo mi cuerpo por relajarse ante ella.
- Suéltame...- hago un intento por liberarme y solo consigo que su mano libre agarre con fuerza mi mandíbula. La aprieta y me obliga a mirarme al espejo, viendo de igual manera su reflejo.
- ¿Por qué dejas que otro hombre te bese?...- su reclamo me hace querer gritarle un montón de cosas, pero la situación me frena.
- ¿A ti qué mierda te importa?...- escupo reteniendo el llanto. - Es mi cuerpo y él no es otro hombre...- voy a arrepentirme de esto. - es mi pareja...
Su rostro se tensa aún más, la mano en mi mandíbula se afloja y desciende por mi cuello hasta quedar en el pequeño hueco que hay entre mis senos.
- Creí haberte dejado claro que eres mía, soy el único con derecho a ti...- acaricia el hueco sin rozar esa zona tan delicada.
- Estás loco...- me remuevo y aumenta el agarre. - ¡Ya suéltame!...- grito a todo pulmón, provocando que se ría como el maldito desquiciado que es.
- Como quieras...- se aleja lentamente. Me acaricio el brazo adolorida y le miro con un odio que no soy capaz de manejar.
- ¡Maldito imbécil...!- le lanzo lo primero que pasa por mi mente y no me doy cuenta de lo que es hasta que escucho el ruido que hace el vidrio al romperse.
No le ha tocado, pero estuvo cerca. Su sonrisa desaparece y vuelve a mostrarse como el diablo que es.
- Veo que estos meses no solo han servido para que te veas más hermosa...- vuelve a hablar con calma.
- Y a ti solo te han servido para añadir más personalidades a tu enferma mente...- observo la puerta y le veo negar.
- No, Jen, sigo siendo el mismo de siempre...- trata de acercarse y pongo mi mano en su pecho impidiendo que se me acerque.
- No me llames Jen, no soy esa persona y no quiero que te me acerques...
- ¿Me tienes miedo?...- su mano acaricia la mía y al querer retirarla entrelaza nuestros dedos dejándome totalmente descolocada. - Es bueno que lo tengas...- avanza y yo retrocedo. - Me gusta que me teman...- asegura.
- Pues ve a buscar a otra persona para acorralar...- trato de sostener su mirada, algo claramente imposible. - Yo estoy cansada de lidiar con malditos desgraciados dementes y psicópatas como tú...- mi voz sale con más seguridad.
- Dime, ¿Él sabe lo que necesitas?...- termina de arrinconarme de nuevo en el lavabo. - ¿Sabe dónde tocarte?...- su mano se coloca en mi muslo y lo acaricia hacia arriba. Mi cuerpo se estremece y por unos cortos segundos se me nubla la mente.
- ¿Te crees que eres el único que me ha hecho llegar, Christopher?...- aparto su mano de un manotazo.
- Sí...- rápidamente ataca mi cuello. Empujo su cuerpo tratando de alejarlo pero solo consigue que sus dientes retengan mi piel marcándola como siempre hace. El dolor se apodera de esa zona acompañado desgraciadamente por ese cosquilleo que solo él consigue.
- Hazte esa idea errónea...- le aparto y me preparo para golpear su entrepierna, pero me detiene antes de que mi rodilla estampe contra él . Rodea mi muslo y lo alza hasta que lo deja descansar sobre su cadera. - ¡Déjame!- le empujo y me ignora.
- ¿Por qué te pones nerviosa? No es la primera vez que hacemos esto...- su mano baja por mi abdomen hasta tomar mi intimidad por encima de la tela. Todo mi cuerpo se remueve y suelto un jadeo. - ¿Lo ves?...- remueve la tela y lucho contra mi debilidad para apartarlo. De verdad que quiero apartarlo.
- No...- me estremezco sintiendo como sus dedos acarician mis pliegues. Todo mi cuerpo arde ante su simple roce. Relajo los hombros y siento sus labios sobre los míos.
El beso con Dexter se queda atrás en comparación con el que vivo en este momento. La ternura no tiene cabida entre sus instintos violentos y posesivos. Su lengua invade mi boca en una lucha contra la mía, la cual pierdo rápidamente. Él sabe a tabaco, seguro porque estaba fumando, un sabor que sumado al olor tan embriagador de su perfume hace estallar mi cabeza derrumbando los muros de mi razón.
Siento como sus dedos se abren paso entre mis pliegues y embisten de una sola estocada. Un pequeño gemido se escapa de entre mis labios, echo mi cabeza hacia atrás y observo el techo blanco y dorado. Se mueve con fuerza, son unos simples dedos, pero para mi cuerpo necesitado de placer son más que eso.
- ¿Cuánto llevas sin follar, pequeña?...- su voz sale aún más profunda. Mi cuerpo tiembla y su boca muerde la montaña de mis senos.
- Eso no te importa...- logro decir entre el calor del momento.
- Claro que sí...- sujeta mi otro muslo y me alza hasta descansar en la superficie plana del lavabo. Retira sus dedos de mí y siento un vacío inmenso.
Regresa a mi labios soltando las cintas de mi biquini, el cual deja caer dejándome desnuda y a su merced. Deja besos por mi cuello, clavícula, senos y abdomen hasta llegar a mi intimidad. Me estremezco cuando agarra mis muslos con fuerza y su lengua acaricia mi humedad.
- ¿Siempre estás tan dulce?...- pregunta e introduce su lengua moviéndose en mí. Mi mente se nubla totalmente y por más que trato de retener mis gemidos, estos escapan de mi boca sin ninguna censura.
Succiona de forma dolorosa y placentera. Me hace olvidar mis votos y perderme en ese infierno que él representa. ¿Cómo puede moverse de esa manera y llegar a esos puntos que incitan mi locura?.
Agarro el borde del lavabo con fuerza sintiendo que el aire se hace cada vez más pesado y difícil de respirar. Todo mi cuerpo arde en deseo. Dulce y pecaminoso deseo.
- ¿Natasha?...- la voz de Dexter al otro lado de la puerta me paraliza. Todo mi cuerpo se tensa y trato de recobrar la cordura.
Christopher me sonríe con malicia, se recompone y deja caer sus pantalones liberando su erección.
- No...- susurro aterrada.
- ¿Natasha?...- insiste el pelinegro.
![](https://img.wattpad.com/cover/366931125-288-k831507.jpg)
ESTÁS LEYENDO
BÁILAME (+18)
Romansa- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...