NATASHA
— No vuelvo a coger contigo...— me quejo viendo mi cuerpo. No puedo ni moverme, me duele el trasero, los muslos, las piernas, las manos, el cuello. Me duele todo.
— ¿En serio?...— frota mi espalda, recorre mis hombros y agarra uno de mis pezones.
— No...— me aparto. Están muy sensibles.
— ¿Dices que no te ha gustado?...— acaricia mi abdomen y baja lentamente a mi intimidad.
— Pues no...— digo molesta.
— Mentira...— ignora mi intimidad y acaricia mi segunda entrada. Eso me estremece. — Gritabas como una...
— ¿Como una?...— le encaro con el ceño fruncido.
— No quieres saberlo...— sale de la bañera y toma una toalla para enrollarla en su cadera.
— Ya me lo imagino...— me duele incluso ponerme en pie.
Me pasa una toalla y me toma en brazos para sacarme del baño y llevarme a su habitación.
El segundo piso de esta casa. Creí que nunca llegaría aquí, pero estoy, he pasado el día aquí y por como me siento, creo que también pasaré la noche. No siento mi cuerpo.
— ¿Qué quieres cenar? Debes recuperar fuerzas...— me dice el rubio ya vestido.
— No sé, creo que sopa, no quiero moverme, ni siquiera mascar...— me vuelvo a quejar.
— Si sigues así tendré que llevarte de nuevo a esa cuarto, no sabes cuánto me pone tu rostro en este momento.
— Idiota...— le aparto y me arrepiento ya que me duele el brazo.
— Alguien te traerá la comida, yo debo salir, llegaré tarde... No salgas de este piso por nada...— se acerca a besarme. No puedo negarme y le correspondo rápidamente.
Sus besos son lo único que calman mi dolor. Me arrepiento tanto de haber aceptado, esto es jodidamente doloroso.
— Puedes usar todo lo que hay aquí, si necesitas algo, hay unos hombres en esa puerta...— señala la puerta por la que entramos y asiento. — Cuando regrese...
— Dormirás en el sofá...— no pienso coger con él, estoy destrozada.
— Voy a follarte...— me susurra al oído y sale con una sonrisa victoriosa.
Golpeo con fuerza la cama y ahogo un grito de frustración. Es un desgraciado. Pero me gusta.
«Dios, lo dije, me gusta»
— Me gustas, Christpher Wagner... Aunque vas a destruirme...— dejo salir un suspiro y cierro los ojos. A ver si dormir me hace bien.
CHRISTPHER
Voy saliendo del segundo piso cuando reconozco una imagen que me borra la sonrisa de idiota que me provocó Natasha. Bajo los últimos escalones y al pasar a su lado me detengo viéndola fijamente para que me explique la razón de su presencia en este lugar.Meredith me ignora por unos segundos observando las escaleras que dan al siguiente piso, eso me da una idea de lo que está pasando por su mente, por lo que agarro su brazo con fuerza y la obligo a salir al jardín.
— Creí dejarte claro que te largases...—la suelto molesto.
— Christpher, ten un poco de consideración con tu madre, yo te di la vida, te crié, hice de ti el hombre que eres ahora... ¿Cómo puedes tratarme como a una apestada?...
— ¿Qué haces aquí?...— cuestiono sin caer en su intento de manipulación.
— Es mi casa...
— Era tu casa y será lo último que veas como no salgas de aquí...— le advierto y se acaricia el abdomen.
— ¿Qué te ha pasado?...— bajo mi mirada a ese lugar y no siento remordimientos. — Antes darías tu vida por la familia, ahora actúas sin pensar... Te fuiste a Los Ángeles sin pensar en las consecuencias, echaste a perder un gran negocio, me obligaste a delegarle a Christian un trabajo que tú debías hacer, un trabajo por el que ahora me rechazan...
— No te hagas la víctima... Nunca me dijiste que la persona de la deuda era la pareja de Christian...
— ¿Y qué si es su pareja?... ¿Qué importa si se lo folla o no? — grita. — La familia es siempre lo primero...— me señala negando. — Parece que tú lo has olvidado...
— No lo he hecho y por eso sigues respirando...
— Sigo respirando porque te has vuelto blando...— lleva su mirada a la ventana de mi cuarto. — Esa niña estúpida e inmadura te ha vuelto estúpido... ¿Por qué no puedes verlo?...— me mira decepcionada. — Yo crié a un monstruo, no a un niño idiota que se refugia en los brazos de una puta de Los Angeles...
— Meredith...— doy un par de pasos hacia ella, no retrocede, se mantiene firme y confiada. — No colmes mi paciencia...
— ¡Vamos, hijo!, libérate y muéstrame tu verdadero ser... Quiero ver al psicópata que crié, muéstrame tu lado sanguinario... — se ríe como una demente. — No puedes ¿Verdad?... Claro que no puedes, eres un...
Elevo mi mano para golpearla, quiero que se calle, callarla a golpes si es necesario, pero Natasha está arriba y no quiero que vea eso, eso la puede aterrar y obligarla a retroceder. Ella está avanzando ciegamente hacia mí, no debo darle motivos para mirar más allá de mis pocos intentos de no lastimarla.
— Ves, me decepcionas...— retrocede negando con la cabeza. — Eres un fracaso, Christpher... Charlotte...
— ¡CHARLOTTE ESTÁ MUERTA, YO SIGO VIVO Y TÚ VAS A ACOMPAÑAR A TU HIJA COMO NO TE ALEJES DE MÍ, DE CHRISTIAN Y DE MIS ASUNTOS...!
— Tus asuntos te van a llevar a la perdición...
Ella se da la vuelta y sale de la propiedad, tomando su Bentley. Su partida solo me deja con un sentimiento que se resume en un mal presentimiento. Mis ojos regresan a la ventana de la habitación, pienso en Natasha y estúpidamente mi corazón acelera sus latidos.
Tomo mi celular y marco al número más reciente. Responde tras dos pitidos.
— Gusmán, hablaremos mañana...— le comunico a la persona que está al otro lado. No espero respuesta, cuelgo y regreso al interior de la casa.
Natasha ya está dormida, no creo que haya comido, está agotada. Resistió más de lo que esperaba y debo admitir que para ser la primera vez se portó muy bien. Aunque yo también me contuve, no la hice suficiente daño.
«Te has vuelto blando » la voz de Meredith hace eco en mi mente.
Contemplo a Natasha, acaricio su cuello y tengo el impulso de apretar hasta romperlo. Sin embargo, solo es un estúpido impulso porque no puedo hacerlo, creo que nunca podré y por eso ella debe ceder, debe doblegarse ante mí y entregarse por completo, dispuesta a ser destrozada a mi antojo, quebrada y sostenida por el mismo diablo...
— No trates de cambiarme... No debes hacerlo...— susurro acomodándome a su lado. Ella se remueve y se gira para quedar acomodada en mi pecho. — Por tu propio bien...
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...