RUTHSi le cuento a alguien lo que acabo de vivir me dirá que estoy drogada. Nunca antes habíamos tenido situaciones iguales, nunca trataron de robar en la cafetería, ni ese robo acabó con ambos ladrones inconscientes. Lo que me lleva a la peliblanca, parece una mujer tan calmada, su voz, su forma de actuar; sin embargo, toda esa calma se quebró dejando salir una personalidad que no sé si me asusta por lo que le hizo a esos tipos o me agrada porque de algún modo ha evitado que esos hombres nos hicieran daño.
«¿Eres una heroína o una mala persona?...» me pregunto mientras le limpio la herida del brazo. No es grave, es solo una pequeña herida provocada por la navaja del tipo.
Se ha quitado la camisa quedándose en una bailarina deportiva negra, contrastando con su traje blanco. Su mano ya no está bañada en ese líquido rojo, pero sí tiene un par de heridas en los nudillos.
Verla así de cerca es una tortura. La sala de descanso es tan pequeña y los asientos son tan pegados que incluso nuestras piernas se rozan. Ojalá solo fueran esos roces y no toda su anatomía, desde ese cabello blanco, ese rostro angelical, esos ojos que me atraviesan el alma, sus brazos algo ejercitados y para mi sorpresa, tatuados. Y es que ella está llena de tatuajes, sus brazos solo tienen unos cuantos, pero su abdomen marcado y ejercitado, y su espalda perfecta... ¡Joder! Hay lugares en los que ni se ve su piel.
Mis ojos bajan por su costado viendo ese laberinto de tinta negra que viaja hasta rozar su cintura, donde recientemente guardaba dos armas.
- ¿Eres agente de la policía?...- pregunto tratando de salir de dudas. Me arrepiento de inmediato al sentir su mirada intimidante sobre mí, una pequeña sonrisa se asoma en su rostro y niega con la cabeza.
Esos ojos me roban un fuerte suspiro, me vuelvo a centrar en limpiar la herida y ponerle una tirita.
- No, pequeña...- responde tras varios segundos. Su voz eriza mi piel, remueve mi estómago y acelera mi corazón. Alzo la mirada y me está viendo fijamente, hay una pizca de oscuridad en ese lago azulado, pero soy incapaz de hacerle caso.
Trago grueso acercándome aún más para limpiar la herida de su mejilla. Acariciar su rostro es como un sueño, tocar la delicadeza de su pálida piel, sentir como las yemas de mis dedos invaden su espacio y cumplen parte de una oscura fantasía. Le ruego a mi mente ignorar el atractivo que tiene esta mujer y centrarse en la herida. Esa misión es tan difícil que con solo ver sus labios siento como el calor se apodera de mi cuerpo, el cual trato de calmar reteniendo mi labio inferior.
«Me siento tan extraña ».
- ¿Entonces si no eres policía, qué eres?...- pregunto volviendo a la conversación, pues el silencio es más tentador.
- No te gustaría saberlo...- me susurra. Su aliento acaricia la piel de mi cuello y retengo un jadeo. Ella me mira atentamente, sus ojos vuelven a mí con intensidad y me muerdo el labio inferior estando al borde de la locura.
Eso es como una amenaza, a eso suena y estúpidamente no me asusta, me asusta más nuestra cercanía.
Acabo con su mejilla y trato de alejarme, pero cometo el error de perderme de nuevo en su mirada, observándola fijamente y a centímetros de esa boca con la que he soñado varias veces.
- Yo...- trato de decir algo y mis palabras se cortan al sentir su mano en mi rostro. Sus dedos están tan fríos que me hacen temblar. Suspiro agitada mientras acaricia mi mejilla viajando hasta mi nuca, que agarra con un poco de presión.
- A veces es mejor no saber...- me susurra y estampa sus labios contra los míos. Mi mente se nubla de la sorpresa, pero reacciona de inmediato ante el dulce sabor de sus labios, que se mueven con dominación, obligándome a seguir un ritmo marcado por ella.
De la nada me veo en un intenso beso con una total desconocida, que me hace vivir mil historias en sus labios. Muerde suavemente mi labio inferior, abro la boca y su lengua invade hasta el último rincón, encuentra la mía y al unirse todo mi cuerpo se estremece. El aire me comienza a faltar, pero el beso es tan adictivo que me niego a alejarme y romper esta tensión.
Siento sus manos en mi cintura, se vuelan por debajo de mi ropa y acarician mi espalda y abdomen empeorando mi condición mental. Mi cabeza estalla en mil ideas mientras mi corazón estalla en emociones que lo hacen latir a mil por hora. Su caricia es suave, aunque se intensifica con un agarre que no entiendo hasta quedar a horcajadas sobre su regazo y con sus manos en mi trasero. Me acerca a ella cerrando cualquier espacio entre ambas, mis pechos golpean contra los suyos y siento una corriente eléctrica viajar por todo mi cuerpo, es como un chute de adrenalina.
Baja a mi cuello y me muerde, no tan fuerte, pero me hace gritar, lo que le roba una hermosa sonrisa. Sus manos bajan a mis muslos, los acaricia hasta llegar al borde de mis pantalones cortos y sus dedos se cuelan entre ellos. No sé que está pasando por mi mente, pero estoy perdida, caí en su embrujo y...
Una llamada telefónica interrumpe el momento, el sonido del celular me trae a la realidad y me separo de ella sin ser capaz de explicar que estoy haciendo. Sus manos siguen sobre mi muslo, haciéndome estremecer, sus ojos me miran con una lujuria palpable, ambas respiraciones son un caos, ya siento que mi corazón se me va a salir de la boca.
- Yo...- miro el teléfono que sigue sonando sobre la mesa y trago grueso. - Creo que...- me levanto sintiendo mis pies como la gelatina. - Debo cerrar y... No sé...- ¿Qué estoy diciendo?.
Ella se levanta haciéndome retroceder por su figura imponente. Me mira con esos hermosos ojos y vuelve a nublarme la mente.
- Será lo mejor...- asiente tomando sus ropas del piso y apagando su celular. - Después de lo que pasó...- otra vez vuelve su calma y es rarísimo, es como si no está afectada por nuestra reciente cercanía.
- S-Sí...- suspiro y trato de sonreí, pero se nota que es una sonrisa forzada.
- ¿Necesitas que te acerque?...- me pregunta en un tono tan amable que parece irreal.
- N-No hace falta, gracias...- imposible estar en un auto a solas.
- Insisto, las calles son peligrosas...
«¿Tan peligrosas como tú?»
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Dyn🔥 Otra parejita
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...