135. Dyn: no va a durar

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CHRISTOPHER

— ¿Qué tienen?...— me pregunta Verónica fumando un cigarro. La miro con indiferencia llevándome el teléfono al bolsillo. — ¿Están en una relación?...— insiste dando otra calada.

— ¿Relación?...— bebo de mi vaso. — No tenemos una relación, solo cogemos...— respondo calmado.

— No lo creo...— su calma resulta una molestia en este momento.

Trato de ignorar su comentario y reviso mi reloj, Christian se está tardando y ya quiero irme. No estoy impaciente por verla sino por follar.

—¿ Realmente te estás planteando tener algo con esa chica o solo la estás utilizando?...— vuelve a hablar.

— ¿Tú que crees?...— juego con mis manos sobre el respaldo de la silla, vuelvo a mirar el reloj y de nuevo maldigo la ausencia de Christian.

— Que solo estás jugando...— me responde dejando su vaso y cruzándose de brazos para poner toda su atención en mí. — Y la vas a lastimar...— añade clavando sus ojos azules en los míos, no me transmiten calma. — ¿Sabes que es el amor?...

— ¿La estupidez que te tiene así de sensible?....

— No, Christopher...— suspira cansada. — Y entiendo que no lo sepas, sé que nunca fue fácil para ti y que tuviste que arriesgar mucho para estar hoy aquí...

— ¿Estás drogada?...

— Tratas de evadirme, tienes esa costumbre... Es porque no quieres hurgar en tu interior y ver que hay algo distinto esta vez...

— ¿Crees que la quiero?...— me río de su observación.

— No...— responde en frío. — Tú no quieres a nadie, Christopher...— mi mandíbula se tensa. — No sabes que es dar ni recibir amor, tú solo sirves para matar cada pizca de afecto que alguien te muestre...

— Puedes parar...— estoy cansado de escucharla.

— Nunca has querido a nadie, por eso eres incapaz de ver que vas a lastimar a Natasha. Ella no es como nosotros...

«Claro que no lo es»

— Es pura e ingenua, y si está contigo no es porque se sienta obligada sino porque siente algo por ti, tiene esperanzas en este monstruo que solo la va a hacer daño...

— No puedes asegurar eso...

— Dime, Christopher... ¿Qué sientes por Natasha?...

— Definitivamente hoy no es tu noche...— me levanto. Ya fue suficiente.

— Yo responderé por ti...— sigue mis pasos. — Obsesión, no la quieres solo quieres tenerla...

«¿Y qué si es así?...

— Y esto no va a acabar bien...— se detiene a mi costado y descansa su mano sobre mi hombro. — Eres incapaz de sentir amor, ni siquiera lo sientes por tu familia...

«No es necesario sentirlo»

— No quieres a Christian, solo lo proteges... No querías a Charlotte solo sentías admiración, siempre viste a tu padre como un estorbo y a Meredith quisiste matarla desde que tenías uso de razón...— da unos pequeños golpes sobre mi hombro. — Nunca te has molestado en intentarlo por tu cuenta...

— Verónica, ¿No tienes nada mejor que hacer?...— retiro su mano en un movimiento brusco.

— ¿De verdad no estás cansado de vivir a la sombra de nuestro pasado? ¿De ser lo que ellos quisieron? ¿Los monstruos que crearon?...— eleva la voz. Mi mirada se clava en la suya y odio la sensación que eso me provoca, es extraña y molesta.

— No vivo bajo la sombra de nadie...

— Sigues siendo su hijo, su molde perfecto...— sonríe con amargura. — Todavía tienes esas cadenas que te atan a ella, no importa que hayas crecido, sigues siendo el monstruo que ella creó...

— Las personas no cambian...— me defiendo.

— Te equivocas...— sonríe viendo hacia el ascensor. — Mira a Christian...— miro a su dirección viéndole llegar en compañía del albino. — Pasó de ser un demente sin límites a practicar su autocontrol, todo por ese chico, porque le quiere, aunque no lo diga... La gente cambia por los que quieren...

— ¿Y por qué ella no podría cambiar a mi favor?...— pregunto mientras el rubio se va acercando.

— Porque la diferencia entre ambos es que ella si sabe lo que quiere y tú solo te estás divirtiendo... ¿Cuánto crees que dura una relación así?...— me mira divertida. — Tarde o temprano se cansará y se irá...

— Nunca lo hará, es mía, me pertenece...— susurro molesto.

—¿ Lo ves?... Eres incapaz de decir «la quiero a mi lado»...

No digo nada más, Christian llega a donde estamos y toma asiento en su sofá, haciendo espacio para su acompañante. Es raro verle tomando a alguien de la mano, pero no la suelta.

— ¿De qué hablaban tan animados?...— pregunta sonriendo. No es esa sonrisa falsa y burlesca sino una real.

«¿Ese es el cambio?»

— De cuánto va a durar la relación de Christopher y Natasha...— responde Verónica captando la atención del albino, quien parece incomodarse.

— Yo les doy dos semanas más, ella abrirá los ojos y se irá...— comenta mi hermano mientras rechaza su propia bebida. — Busca algo que no tenga alcohol para él...— le indica a la camarera. — Yo no quiero nada...

«¿De verdad?»

— No deberías apostar por una relación ajena...— le susurró el albino. — Aunque no vas descarrilado...— me mira y puedo ver el rencor en sus ojos. — Nat es afectuosa, da y recibe cariño por igual... No creo que seas el tipo de persona que ella busca...

«Idiota» maldigo por dentro.

— ¿De verdad?...— me trago mi ira. — ¿Entonces qué hace conmigo?...

— Perderse, aunque no por mucho tiempo...— asegura sin vacilar ni un segundo.

Christian me observa expectante, Verónica solo bebe tranquilamente, los dos están en el mismo punto.

— Christian, ¿ Le mataste?...— pregunto haciendo el momento más incómodo.

Él me fulmina con la mirada y luego observa al albino, quien mira hacia otro lado, evadiendo esa conversación.

— Está muerto e incinerado...— responde molesto. Agarra con fuerza la mano de su compañero y entran a su despacho, lejos del ruido y de nosotros.

— Eres imbécil ¿Lo sabías?...— me reclama Verónica.

— ¿Tú también le mientes a tu chica?...

— No, porque cuando confías en alguien se lo cuentas todo... Sé que no sabes que es la confianza, te entiendo.






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