NATASHACon mis dedos entrelazados en el suave cabello de mi albino, suelto un gran suspiro, tratando de prestarle atención a la película que se está proyectando por la tv, es una comedia, pues ahora mismo el romance no es nuestro fuerte. Su ojo se ve menos morado con la pomada que le apliqué, pero con lo blanca que es su piel, igual sigue viéndose y me duele. ¿Por qué alguien le haría daño a una persona como él? No sé metía en problemas, era un amor de persona y además, se centraba en su bien, alejándose de todo lo malo que azota nuestras calles. Él no es como yo, no va metiendo la pata a cada segundo.
- Ahora me apetece un helado...- me dice haciendo referencia al comentario de uno de los personajes. Sus ojos dorados me miran, se ven hermosos, a pesar de ese maldito moretón. Eleva la mano para acariciar mi mejilla y me acomodo a ella con ternura. Es tan cálido.
Su cabeza descansa en mi regazo, de manera que su cabello acaricia la piel que no cubre mis pantalones cortos. De esta manera, cualquier persona diría que somos una hermosa pareja y en algún momento pudo ser cierto, pero ambos tenemos gustos distintos. Tan distintos como que a él le gustan los hombres y a mí, bueno, yo aprendí a verlo como un hermano. Es la persona más cercana que tengo en este momento.
- ¿Vainilla o chocolate?...- pregunto con una sonrisa.
- Chocolate es para la depresión...- me dice fingiendo estar cabizbajo.
- ¿Y tú estás deprimido?...- bajo a su rostro y acaricio suavemente su mejilla, teniendo mucho cuidado de no hacerle daño.
- No, pero me apetece...- responde levantándose. Eso me deja algo vacía, pues llevo con esta sensación desde lo que pasó con Christopher. - ¿Tú quieres algo de la cocina?...- me pregunta estirando sus fuertes brazos. Lleva una capucha, a pesar del calor que hace. Tengo calefacción, pero también es extraño.
- Más patatas...- sacudo la bolsa casi vacía. - Te las has comido todas...
- Eso es mentira...- se ríe caminando hacia la cocina.
Suelto un largo suspiro viendo una escena que en este momento me resulta desagradable. Es como si el universo se estuviera burlando de mí, pues de la nada hemos pasado de la comedia a una escena similar a la que viví con ese maldito demonio ayer, pues una de las parejas está cogiendo en unas condiciones algo cuestionables. Sacudo la cabeza tratando de no recordar lo que ocurrió y aparto la mirada. En ese momento una luz algo irritante ilumina el sofá, seguida por un tono de llamada.
Agarro el celular para ver de quién se trata y el nombre de Christian aparece en la pantalla, sin emoticonos. Mario sale de la cocina con las patatas y su helado, viéndome fijamente con su teléfono en la mano.
- ¿Quién es Christian?...- pregunto y por poco se le cae la copa de helado. Se apresura a alcanzar el sofá, deja la comida y con cuidado me quita su teléfono. Está muy raro y se ha puesto pálido.
- Nadie...- cuelga y antes de poder añadir algo más el teléfono vuelve a sonar.
- No lo parece...- le digo esperando que me lo explique.
- No es nadie...- apaga el teléfono definitivamente y lo deja de mala gana sobre la mesa. Está entre molesto y frustrado. - solo un compañero pesado...- añade para más aclaración. Pero sé que oculta algo.
- ¿Es quien te ha dejado así?...- pregunto y se tensa. Parpadea un par de veces, agarra su helado y sacude la cabeza en negativa.
- No podría...- sonríe como si lo dicho le da gracia. - Es un flacucho que se asemeja a una hoja de papel...
- No sabía que eras tan detallista...- agarro mis patatas.
- No, solo voy a mirar a detalle la película...
- La película...- repito volviendo mi atención a ella, que para mi desgracia todavía no acabó con las escenas sexuales. Una rubia se está dejando coger contra la pared de un pequeño cuarto, estando su esposo abajo.
- ¿Así gritas tú?...- me pregunta y me sonrojo. ¡Dios, Mario! ¿Siempre debes ser tan crudo?
¿Gemir de esa manera? A veces, dependiendo de cómo de bien sea el sexo con mi acompañante. Pero coger con alguien que me haga temblar, gemir y jadear con solo sus manos nunca. Siempre he perdido la cabeza en el verdadero sexo, conmigo arriba o en poses divertidas, pero no como ayer. Fue como si estuviera drogada, dejarme desvanecer de esa manera entre sus brazos, que su boca dominarse la mía, que me llevase a mil por hora sin siquiera haber empezado...
¿Gritaría como esa rubia si me acostase con Christopher? Sí y peor que ella ...
Eso último me lleva a nuestro encuentro en la carretera, a como después de darme ese susto, hacerme temblar, y dejar en claro que era suya y que me encontraría, se fue como si nada, como si no me iba a provocar pesadillas y ansiedad, mucha ansiedad. Ni siquiera mis pastillas pudieron calmar del todo el ardor en mis pulmones.
- Creo que ya tengo mi respuesta...- su voz me aparta de mis pensamientos y niego. Él sonríe con picardía, se lame el labio inferior y vuelve a la película.
- Depende...- respondo en calma. - ¿Así lo haces tú o eres más callado?...- le cuestiono en el mismo tono pícaro y se vuelve a tensar.
- Sin comentarios...- se mete una cuchara de helado, cierra los ojos y disfruta del sabor.
- Ya tengo mi respuesta...- me río sintiendo como cada músculo de mi cuerpo se relaja, estoy en paz, él en este momento es mi paz.
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Dyn🤍Yo quiero un amigo así, pero los míos se pasan de transparentes🥲🥲

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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...