50. Maldita noche.

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VERÓNICA

Entro al cuarto indicado con mil escenas en mi cabeza. Tal vez ella haya sido tan tonta de dejar que Christopher se acercase y él se desencadenó, la pegó hasta casi matarla o la mató. Al empujar la puerta me la encuentro tumbada de espaldas sobre un largo sofá, su cuerpo semi desnudo no muestra ningún tipo de marca o lesión. Me acerco con cautela, toco su brazo, está frío y eso me lleva a mi otra teoría, tal vez la ahorcó. La obligo a verme, no hay marcas en su cuello y para mi sorpresa está despierta, pero delirando.

- Natasha...- susurro golpeando ligeramente su mejilla. No me responde, parece perdida en un limbo. Tal vez se haya drogado, queriendo o por error, no importa, la sentó mal.

Detesto cuando pasa algo igual, es difícil pensar en qué hacer, llevarla a su casa, a un hospital o esperar a que se reincorpore. No sé que le pasó, pero sí sé que será mejor que la saqué de aquí antes de ir a peor. Me agacho a su altura y la tomo en brazos, se siente como una pluma o algo ligero. Se abraza a mi cuello y descansa pegada a mi cuerpo. Esa cercanía me incomoda, se siente extraño sentir otro cuerpo frío, más que extraño es molesto, ya que solo remueve viejas historias.

Salgo de la habitación ignorando la maldita voz que grita en mi cabeza. Me cruzo con Zac y le ordeno que me traiga sus pertenencias, él cumple la orden mientras salimos por la puerta trasera. Siento su pesada respiración en mi cuello y me pone la piel de gallina, me estremece y molesta al mismo tiempo.

Christopher ya se ha ido, su auto ya no se encuentra aparcado a un lado del mío, seguramente él también tuvo esa extraña sensación que yo estoy teniendo en este momento. La acomodo en la parte trasera, donde se tumba sin ser capaz de sostener su propio cuerpo. Cierro la puerta y me acerco a mi lugar.

- Llama a Thomás, dile que le quiero en mi casa en cinco minutos...- demando enterando al auto y arrancando de inmediato.

Thomás es mi médico de confianza, a él acudo en situaciones que deben ser tratadas con discreción. No sé que la pasa, no sé si Christopher tiene algo que ver, pero sé que no debe saberlo nadie y menos la policía. La llevaría a un hospital normal, pero si está drogada me iba a meter en un grave problema, no por el interrogatorio, sino porque la policía tendría noción de nuestro nuevo producto.

Mi apartamento no está tan alejado de mi club, se encuentra en un edificio no tan lujoso de ocho plantas, perfecto para no llamar tanto la atención. Entro al garage donde guardo mi colección de autos, aparcando mi 4×4 al lado de un Ferrari negro. Suspiro al salir del auto, esta noche está siendo una completa mierda, lo único bueno que puedo sacar de ella es que por fin me he acercado a Ruth, después de tanto tiempo viéndola de lejos he logrado acariciar su hermoso cuerpo, sin importar la existencia de la ropa.

- Verónica...- para mi sorpresa, Thomás ya se encuentra aquí, siempre pendiente de mis exigencias.

- Está medio inconscientemente...- le informo mientras tomamos el ascensor. Él observa a Natasha, toca una de sus manos y hace una mueca al sentir lo frías que están.

- ¿Tiene problemas respiratorios?...- pregunta, pero no sé que decirle, no tuve tiempo de investigarla, no quería que Christopher descubriera su información.

- No lo sé...

Entramos y la llevo al cuarto de invitados, acomodándola en la enorme cama que se encuentra en el centro de una de las paredes. El viejo avanza a mis espaldas y rápidamente se acerca a ella para revisarla. Salgo del cuarto mientras lo hace, recojo su bolsa, que minutos antes tiré sobre el sofá, la abro y de ella solo salen las lleves de su casa, una lista de lo que parecen ser libros de derecho y su celular bloqueado. No hay ni rastro de drogas ni nada parecido.

- Que mierda de noche...- me echo a un lado del bolso y suspiro con fuerza, calmando mi ser en ese perfecto silencio, el cual no tarda en interrumpirse por una llamada entrante. El teléfono suena al alcance de mis manos, con pesadez y por la insistencia me acerco a tomarlo. Lo estiro y observo la pantalla, sintiendo una punzada al ver de quién se trata.

«Ruth». Y tras el nombre está una imagen borrosa de ambas chicas besándose lejos de la amistad.

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