134. Dyn: elección

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NATASHA

Ya se cumplen dos semanas desde aquel encuentro con Christpher. Los primeros días fueron muy molestos: el cansancio, el problema para levantarme de la cama, las constantes idas y venidas del rubio, y mi pesimismo existencial.

En este tiempo Mario me contó lo que pasó con Christian, quien al parecer recibió una iluminación para pasar de ser un hijo de puta, al novio medio perfecto.

Por dos semanas me he visto obligada a recuperar todo lo perdido en la uni, Mario igual, en sí nos hicimos compañía en nuestros intentos sobrehumanos para lograr la perfección de nuestros expedientes.

— Entonces, ¿Qué son?...— me pregunta el albino acariciando mi cabello.

Una sonrisa estúpida escapa de mis labios, me los muerdo y en silencio me llevo una patata a la boca.

— Natasha...— roba de mi bolsa.

— ¡Ey!...— se lo lleva a la boca. — Ladrón...

— Lo sé...— repite su acción y le doy un manotazo. — Entonces...— vuelve al tema inicial.

Suelto un largo suspiro, me recompongo y miro a mi amigo sin saber que decir.

— No lo sé, por ahora estamos bien, solo eso...

— Estamos en las mismas...— suspira igual de cansado.

— Creí que tú y Christian...— formo un corazón con mis dedos y me golpea con una almohada.

— Nos llevamos bien, de ahí a ser pareja nos falta mucho...— se lleva una patata a la boca y regresa a la película.

Estamos recuperando viejas costumbres, aunque quitando la parte del romanticismo. Odiamos las películas románticas.

— ¿Y tus padres cómo lo llevan?...

— Mi mamá es mi mamá...— se encoge de hombros. — A mi padre le cuesta, pero lo aceptará... Después de lo que me pasó no quiero perder las oportunidades que me da la vida...

— Espero que su cambio sea sincero...— De verdad.

Regreso para prestarle atención a la película, va sobre días difíciles en Halloween, persecuciones, muertes y todas esas cosas.

— Estas películas son más estúpidas que las románticas...— se queja. Voy a justificar pero tocan a puerta y me levanto para abrir.

Salgo del sofá y camino descalza hasta la entrada. Al abrir me encuentro con mi casi cuñado vestido de manera informal, serio y con su cabello hecho un desastre. Siempre me mira con los mismos ojos indiferentes y no me importa, con un Wagner ya tengo suficiente.

— ¿Está Mario?...— su voz es tan siniestra.

— ¡Buenas noches a ti también, Christian! — le sonrío falsamente y volteo la cabeza hacia mi amigo. — Mario, amor, te buscan...— digo con dulzura.

Mario ya me contó que le enoja nuestro acercamiento y disfruto siendo empalagosa con mi amigo.

— Creí que no vendrías...— comenta el albino saliendo de mi piso.

— Estaba ocupado...— por la forma que lo dice ya me imagino en qué.

— Bien...— deja un beso en mi frente. — Nos vemos mañana...— se despide.

— Claro amor...— beso su mejilla y le lanzo una mirada divertida a Christian. El rubio no es capaz de esconderme su reacción.

Me quedo en la puerta viendo como se van y solo cierro la misma cuando desaparecen. La soledad ahora me resulta tan pesada, después de haber compartido noches con Christpher, dormir sola se siente molesto.

BÁILAME (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora