88. Dyn: Su infierno (+21)

2.5K 135 13
                                    


AVISO: este capítulo, ya etiquetado como +21, contiene escenas sexuales explícitas, lenguaje vulgar, pensamientos poco morales y no es apto para cualquier edad. En el caso de que te vaya a desagradar o no estés en la "edad" de leer el capítulo, puedes saltarlo, ya que resumidamente se trata de sexo.


NATASHA

- Tenemos visita...- susurra agarrando mis muslos para acercarme a su masculinidad.

El roce de nuestras intimidades provoca un maldito caos en mí. Quiero detenerlo, apartarlo, salir e ir con Dexter. Lamentablemente, mi voluntad no es tan fuerte ante esa mirada lasciva que tengo delante.

Su mano acaricia mi abdomen, viaja a mis senos y también se deshace de la prenda que los cubre. Cuando ésta cae al piso, ataca esa zona tan sensible. Solo basta con sentir la humedad de su boca acariciarme de esta manera para terminar rendida a sus pies. Ignorando por completo la presencia de quien está al otro lado de la puerta.

Acaricia mi entrada con su masculinidad, matándome de deseo y haciendo que mi piel arda de una manera muy desesperante. Se abre paso entre mis pliegues hasta posicionar la punta y jugar con ella sin ninguna prisa por entrar.

Ya no sé ni dónde perderme, si en el juego que realiza con mis pezones o la tortura en que se convierte su ausencia en mi interior.

- Natasha...- cierro los ojos al sentir su aliento cerca mi oído, caliente y expulsado en una respiración caótica. Los poros de mi piel se muestran como en un juego de fichas de dominó. - ¿Por qué debes ser así?...- se queja y siento como empieza a penetrarme, lento. Parezco una puta desesperada esperando a que entre de una vez. - Dime...- sus labios rozan mi cuello. - ¿Podrás retener los gemidos?...

- Yo ...- hago el esfuerzo de mirarlo. Una sonrisa del demonio se dibuja en sus labios, de nuevo esa malicia, la oscuridad y mi maldita sentencia. - N...

La palabra no logra salir de mi boca antes de que me penetre de una sola estocada. Un grito de dolor escapa de mis labios al mismo tiempo que las lágrimas colonizan mi rostro producidas por la sensación de estar rompiéndome por dentro. Había olvidado como se sentía estar con él, como de rota y adolorida.

Arqueo la espalda presa del ardor mientras dirijo mis manos a mi boca y la cubro en un vago intento de ahogar mi voz. Su risa resuena en mi oído, aún no se mueve, pero sé que no voy a resistir que lo haga.

- ¿Por qué te tapas?...- agarra mis muñecas y aparta mis manos. La presión que hace en ellas es tan dolorosa que hago un esfuerzo por retener un gemido de dolor. - Quiero que oiga como mientras él recibe besos y cree que le perteneces, tú eres completamente mía...- su tono es aterrador y al mismo tiempo excitante. ¿Cómo puede ser tan contradictorio?.

Sus labios vuelven a mí en un beso apasionado e intenso. Lentamente libera mis manos y sin esperarlo entra y sale de mí en un segundo, removiendo todo mi cuerpo a su antojo. Otro gemido sale de mi boca y rezo porque Dexter se haya ido, no podré mirarle a los ojos después de esto.

- Eso es, pequeña...- hunde sus manos en mis muslos, los aprieta y me acomoda aún más sobre ese lavabo.

Rápidamente sus embestidas se aceleran, obligando a mi intimidad a adaptarse a él entre dolor, lágrimas y un oscuro placer que se vuelve adictivo. El espacio se ahoga entre mis gemidos, sus gruñidos y el ruido que hacen nuestros cuerpos al unirse. Él llega a donde ningún otro llegó, me arrastra a su infierno y por más que quiera decir que no tiene nada de especial, sería mentira, Christopher parece el maldito dueño de mi cuerpo.

- ¿A quién te has fallado en estas vacaciones?...- su voz sale con dureza y entra en mí con una fuerza que provoca el temblor de mis piernas. Veo ira en sus ojos y aún más cuando se escucha la voz de Dexter fuera, no golpeando la puerta, sino hablando con otra persona. - Te hice una pregunta...- amasa mis senos hundiendo sus dedos en ellos, duele y me excita de la forma más extraña posible.

Guardo silencio incapaz de responder a eso. Me sonríe falsamente y sin esperarlo, sus manos me alzan obligándome a abrazarlo con las piernas y rodear su cuello con mis brazos, y se aleja del lavabo sin detener las embestidas. Con cada movimiento que hace mis senos se remueven dolorosamente y no caigo en cuenta de qué está haciendo hasta que mi espalda golpea contra la puerta haciendo un ruido algo alarmante.

- ¿Estás seguro?...- vuelvo a escuchar la voz de Dexter y el terror se apodera de mí.

- ¿Qué estás haciendo?...- logro pronunciar antes de que entre y salga de mí en una estocada malditamente dolorosa. - ¡Dios...!- trato de cubrir mi boca y me lo impide. Libera una de sus manos y con ella retiene las mías por encima de la cabeza.

- Respóndeme...- repite la acción.

- ¡Mierda!...- no puedo seguir así, siento como me destroza con cada embestida.

- ¿Quieres que abra la puerta?...- me susurra al oído y un sudor frío baja por mi espalda. Quiero creer que es un farol pero el clic del seguro se siente como un disparo de bala.

- No, por favor...- suplico con la voz entrecortada.

- ¿No quieres que tu novio te vea?...- acaricia el pomo.

- No nos hemos acostado...- respondo desesperada. Todavía se escuchan voces fuera y eso es una tortura. Remueve la cabeza en negativa. - Digo la verdad...- insisto.

Vuelve a ponerle el seguro a la puerta, suelta mis muñecas para agarrar mi mandíbula y besarme con ese dominio que lo caracteriza. Su lengua y la mía luchan intensificando el momento y parece que voy a fallecer ahogada en sus besos.

Estoy sudando, él también. Su cabello se ve tan húmedo que dan ganas de acariciarlo. Me atrevo aún con mi negativa, gruñe a mi tacto, pero no me aparta. Invado esa cabellera dorada por la nuca, removiendo unos mechones de pelo que destapan el tatuaje de un angel ardiendo en lo que parecen llamas oscuras. Besa mi cuello marcándolo como si todas las marcas de antes no fueran suficientes.

Su ritmo se vuelve inestable, entra con más fuerza y profundidad, pero sin un ritmo acordado. Para este momento mi líquido cubre su miembro dándole mejor cabida y libertad para destrozarme.

- ¡Natasha!...- jadea desesperado, mi nombre en su boca se escucha glorioso. Ya está llegando. Y yo voy por el segundo.

- Christopher...- gimo ya sin ninguna contención. Sonríe satisfecho de oír su nombre salir de mi boca envuelto en el pecado y el deseo.

- No saldrás de aquí...- determina y antes de poder reaccionar lo siento. Ese líquido invade mi interior llenándome por completo. La sensación es tan eufórica que vuelvo a gemir contra sus labios antes de que nos una en otro beso, esta vez a un ritmo lento que me enloquece aún más. - Eres hermosa...- susurra y mi corazón arde en un sentimiento intenso y peligroso.

BÁILAME (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora