RUTH
He tomado tanto alcohol que empiezo a ver alucinaciones, como que Natasha está siendo sacada del local inconsciente. Eso me causa gracia, pues es una locura.
— ¿Siempre eres así?...— la voz de la chica que lleva tiempo ligando conmigo me regresa a la realidad. Miro esos ojos verdes y doy otro trago.
— No...— acaricio mi cabello con frustración.
— ¿Mal de amores?...— acorta la distancia, su mano acaricia mi cuello y me acerca a su rostro. — Déjame curarlos...
Sin esperar respuesta ataca mis labios, los suyos saben a vodka, son suaves y esponjosos. Su lengua invade mi boca y la recorre hasta juntarse con la mía. Rápidamente nos levantamos y me obliga a retroceder, guiando mis pasos hasta una zona no muy transitiva y algo oscura.
— Una chica tan hermosa no debería llorar por nada...— me susurra. Mi espalda golpea con una pared y baja sus besos a mi cuello, tomando posesión de él con una fuerza que me estremece.
No tardo en sentir sus manos en mis muslos, avanzando así por debajo de mi vestido. Su toque me enloquece, me prende y me ayuda a olvidarme de Verónica.
— Tienes una piel tan suave, no tienes idea de lo que haremos esta noche, pequeña...— me susurra. Su voz está tan ronca que cierro los ojos para sentir su profundidad. — Serás mía...— muerde mi labio y abro los ojos sonriendo. Aunque mi sonrisa desaparece al ver a la persona que nos observa a un paso de distancia.
— Joder...— suelto con los latidos a mil.
La mujer se da la vuelta viendo a Verónica, quién solo enfurece aún más al estar de frente.
Su cabello está suelto y se ve hermoso, combinando con su traje blanco, su adorable color blanco. Uno de esos que la hacen ver más masculina y de los que la he quitado en muchas ocasiones.
— ¿Interrumpo?...— pregunta mirando su reloj y luego a mí.
— Sí...— me atrevo a decir agarrando la mano de Celia, así se llama la mujer. — Como puedes ver estábamos por tener sexo...
— Yo creo que no...— da un paso hacia mí y de un tirón brusco me aparta de la otra. — ¡Lárgate!...— demanda sacando esa parte de ella tan aterradora.
Celia no tarda en abandonarme en ese lugar, dejándome en manos de Verónica.
«Puta desgraciada»
— Te he llamado mil veces...
— ¿No se te ha ocurrido pensar que no quiero hablar contigo?...— trato de soltarme y hace más fuerza. — Me haces daño...— me quejo adolorida.
— Trato de ser distinta contigo, de no mostrarte mis demonios y tú me dejas como si nada...— me arrincona contra la pared.
— Suéltame...— suplico sintiendo que me va a destrozar el brazo.
— ¿Tienes idea de lo difícil que resulta controlarse?...— esos ojos azules que siempre mantenían la calma ahora me transmiten un miedo intenso.
— Verónica...
— He tratado de no hacerte daño, no quiero hacerte daño...— susurra viendo su agarre y segundos después me suelta. — Cuando te dije que no quería una relación no era por ti ¿Vale?...— trata de acariciarme y me aparto. — Lo siento, de verdad... Hay muchas cosas de mí que no sabes, y que si llegas a saber me odiarás de por vida. He tratado de cambiar en estos últimos años...— suspira frustrada. — Pero es difícil, no importa lo que haga siempre voy a acabar en el mismo punto... La perdición
— ¿Eso justifica tu violencia?...— le grito viendo la marca de sus dedos en mi piel.
— No lo hace, nada lo justifica...— agacha la cabeza y me da la espalda. — De hecho, no sé que estoy haciendo...
— Yo sí, mandarlo todo a la mierda...— no puedo evitar que se escapen mis malditas lágrimas.
— ¿Qué esperas que tengamos?...— vuelve a mirarme. — ¿Una relación?... ¿Que nos amemos?...— se ríe negando con la cabeza. — Yo por puedo amarte...
Esa última frase me destroza el corazón, no hay dudas, lo dice tan segura de sí misma que se siente como otro golpe bajo.
— No es por ti...— añade.
— No me vengas con esa mierda...— la corto y me enderezo para largarme de este lugar.
Me voy alejando cuando vuelve a hablar, su voz me detiene y me siento una estúpida.
— Amé una vez...— confiesa lastimando lo que queda de mi corazón. — y acabó en un baño de sangre...
«¿Baño de sangre?» me volteo viendo como sus ojos están perdidos en en vacío.
— No me pidas que te ame...— extiende su mano para que la sostenga, pero no puedo. — todavía no quiero perderte... Amarte sería tener que renunciar a ti y a todo lo bueno que creas en mí...
— Tú misma te contradices...
— Yo solo trato de hacerte entender que por más buena que sea contigo, eso no quita mis crímenes, mi lado sangriento y el monstruo que trato de esconderte...
— Deja de esconderte...— reclamo. — Déjame a mí decidir...
— No, porque cuando alguien te mate yo cargaré con el peso de tu muerte...— asegura dolida.
— ¿En qué estás metida?...— doy un paso hacia ella.
— En un pozo sin salida...— se frota el rostro. — No puedo controlar lo que pase ahí...
— No puedes alejarme por miedo a perderme, porque ya me estás perdiendo...
— No quiero perderte...
— Entonces...— agarro su mano y se aferra a mí. — Dime a quién tengo delante, sé transparente...
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BÁILAME (+18)
Romance- Es lo que llevas deseando...- besa mi nuca e introduce dos dedos a mi interior. Gimo de inmediato contra la puerta, mis piernas tiemblan y siento que si no sostiene mi cintura acabaré desplomándome en el piso. Me embiste con sus dedos provocándome...